Agricultura para el cambio

La autora del texto, presidenta de la delegación diocesana de Manos Unidas, habla de los proyectos solidarios desarrollados por la ONG en Camboya, que conoció recientemente “in situ”

04 nov 2018 / 11:18 H.

Un grupo de delegados provinciales de Manos Unidas viajó, recientemente, a Camboya para conocer el desarrollo de diferentes proyectos de la ONG, “una experiencia muy dura pero también muy gratificante”, expresa Lola González, que aprovecha para agradecer a los jiennenses su contribución con la entidad para hacer realidad, allí, lo que aquí comienza como un sueño. La presidenta de la delegación diocesana de Manos Unidas detalla, uno a uno, el resultado de los programas emprendidos en tierras camboyanas.

Proyecto 72227-Capacitación de comunidades rurales vulnerables para alcanzar su autosostenibilidad. Nos encontramos con una comunidad que ha surgido de las entrañas del bosque para defender su hogar, el de sus ancestros y su forma de vida. La salvaje e indiscriminada deforestación provocada por la tala ilegal de árboles y las concesiones económicas de tierras a China para la construcción de grandes presas han hecho que los grupos locales se unieran y comenzaran un largo camino de 8 años que ha concluido con el éxito de obtener casi 5.000 hectáreas de bosque para su conservación. La necesidad de sobrevivir y el ataque impune a su hábitat les han dado tanta fuerza que no han sido presas de la resignación ni de la desesperanza. El hecho de enfrentarse a todo un sistema y a las políticas de sobreexplotación del gobierno camboyano, ha supuesto la asimilación de un compromiso colectivo capaz de cuidar el bosque con mimo. Al frente de estas comunidades se encuentran un grupo de mujeres, demostrando, una vez más, que son ellas las capacitadas no solamente para sacar adelante a sus familias sino también para liderar la lucha de cualquier propósito que sea beneficioso para ellas y su entorno, en este caso, la recuperación del bosque. Un bosque que las ha visto nacer y les ha proporcionado los recursos necesarios para sobrevivir. Su agradecimiento ha sido su lucha por preservarlo. Pero no han estado ni están solas. Conscientes de la necesidad de contar con ayuda, han obtenido el apoyo de la ONG local DPA, con la que llevamos trabajando en Camboya desde hace años con un alto índice de satisfacción. A través de facilitadores comunitarios se les ha dotado de formación y aprendizaje para organizarse y seguir los cauces correctos que les han llevado al éxito de esta lucha. Un éxito que continúa con la explotación sostenible de productos no madereros como la resina, la miel y las setas; al mismo tiempo que obtienen madera de forma controlada para construir casas y las vallas que cercan a los animales. Estas personas nos han dado una lección de vida al mostrarnos un fuerte sentimiento de colectividad, de lucha por aquello que beneficia a todos, frente al individualismo tan inmisericorde que está arraigando en nuestras sociedades desarrolladas. Hemos visto nuestra ‘pobreza’ frente a su ‘riqueza’ en valores.

Proyecto 72992-Mejora de las infraestructuras de riego comunitarias y adaptación al cambio climático. La agricultura es la principal fuente de subsistencia de la población camboyana. Y el arroz, el cultivo por excelencia. Manos Unidas ha ayudado a la reconstrucción de un canal de 3 kms y a la construcción de uno nuevo que ha permitido distribuir el agua de lluvia en época de sequía, cada vez más frecuente por el cambio climático. El proyecto beneficia a 21 pueblos perteneciente a 4 comunas. Los agricultores han establecido un comité de agua que se encarga de recaudar dinero a nivel comunitario y así contar con fondos que les permitan el mantenimiento y las reparaciones del canal. El acceso al agua durante todo el año les ha ocasionado una mayor producción de arroz y que las familias no solo no pasen hambre sino que también puedan venderlo. Gracias a la labor de DPA, los agricultores han recibido además formación para elaborar abono orgánico, aplicar el sistema de intensificación de arroz, criar pollos, etc. Fue muy gratificante ver cómo la construcción de este canal ha cambiado sus vidas y ser partícipes de lo que significa para ellos. Según sus propias palabras, “es la vena que nos da la sangre para vivir”. Por la tarde fuimos recibidas por una familia de campesinos que nos ‘abrieron’ sus tierras como si estuviéramos en el salón de su casa. El hombre es un gran ejemplo de superación y de dedicación al trabajo para sacar adelante a su familia. Una mina le dejó sin pierna y sin futuro como soldado, pero su discapacidad tampoco le ha impedido trabajar la tierra para, junto a su mujer, cultivar no solamente arroz sino también productos agrícolas como yuca, anacardos y judías verdes. Valoramos su gran esfuerzo por presentarnos cómo ha conseguido sacar provecho de 6 hectáreas de tierra. Su mujer, le informa diligente y casi con un susurro de lo que muestra la pizarra que han preparado para seguir la explicación del proceso, lo que nos indica que es analfabeto. Pero esta circunstancia, añadida al duro trabajo en el campo, no ha sido un obstáculo para que dos de sus cuatro hijos se encuentren estudiando, uno de ellos en la universidad, mostrando así una mentalidad abierta, un gran espíritu de sacrificio y una enorme capacidad de superación de alguien que ha partido de la nada. DPA ha sido también la contraparte que les ha ayudado a formarse y a ponerse en contacto con otros campesinos para aumentar su capacidad de producción de arroz y la calidad del mismo, de manera que no solamente cubra las necesidades alimenticias de su familia sino que pueda vender fuera. Pero los beneficios no vienen solamente de la agricultura, también de la ganadería. DPA ha ayudado a constituir un banco de vacas que facilita a las familias necesitadas la posesión de uno de estos animales para su posterior crianza y cuidado. Reciben formación que les ayude a conocer y prevenir enfermedades. Una forma más de vida como resultado de la reproducción y venta de terneros.

Proyecto 72869-Productividad agrícola y resiliencia frente al cambio climático. Las entidades bancarias dan la espalda a los más pobres, así que son éstos los que tienen que organizarse para conseguir microcréditos y formas de ahorro que les ayuden a asegurarse un futuro y cubrir sus necesidades. La iniciativa de una campesina ha originado hace tan sólo siete meses la creación de un grupo de ahorro del que ahora es la presidenta. Formado por 16 mujeres y un solo hombre, tiene su propia junta directiva elegida por unanimidad. El ciclo de ahorro es de un año, es decir, recuperan el dinero que han ido ahorrando a lo largo de ese año más el 2% de interés. La depositaria que más lleva en su haber ha alcanzado los 20$ aportando cada semana, que es la frecuencia con la que se reúnen, entre 0,5 y 2$. Otra posibilidad es pedir préstamos, cosa que han hecho cinco de ellas. Obtener 25$ les ha permitido llevar a sus hijos al colegio, entre otras cosas. Los hombres que, en muchas de estas ocasiones ven la vida desde la barrera mientras ellas cogen el toro por los cuernos, parece que han recibido de forma positiva esta iniciativa porque están viendo los buenos resultados. La vida de estas personas se desarrolla entre la crianza de pollos y el cultivo de vegetales y de arroz, la base principal de la alimentación del país. PADEK (Partnership for development in Kampuchea) les da apoyo para todo ello y aprovecha este tipo de reuniones, que a ellas les sirven como terapia, para darles charlas sobre higiene, prevención de enfermedades, etc.

Grupo de producción de vegetales: Este grupo está formado por 12 miembros, 7 de ellos son mujeres. Uno de sus principales cultivos son los pepinos que, después de 5 semanas, los venden en el mercado. Recogen entre 50 y 60 kilos por semana, que venden a 25 centavos de $. Su peculiaridad es que emplean abono orgánico, lo que hace que tengan muchos clientes. Además, producen judías verdes y chiles rojos y verdes. Nos cuentan que lo que más valoran es el intercambio de experiencias con otros agricultores porque así aprenden los unos de los otros.

Grupo del arroz. Este grupo está formado por 16 personas, 6 de ellas mujeres, que se dedican al cultivo de arroz en una extensión de 10 hectáreas. Gracias a la formación de PADEK han comenzado a aplicar el sistema de intensificación de arroz (las semillas se siembran en plantones a una distancia de 20 cm con lo cual se ahorra porque no se desperdician como pasaba con la técnica tradicional), por lo que han duplicado las cosechas. De esta forma, tienen suficiente para alimentarse y para vender. PADEK lleva a cabo el seguimiento para asegurarse de que el sistema se pone en marcha de forma correcta y se mejora la producción. Un problema que nos trasladan es que no tienen acceso a un canal para el regadío y dependen totalmente del agua de lluvia. —Campos de arroz de Tahen: En este caso hablamos de un total de 16 hectáreas en las que también se están aplicando las nuevas técnicas de intensificación de arroz para que los agricultores vean cómo se puede multiplicar la producción y se animen a hacer lo mismo. Manos Unidas ayuda en la producción de este arroz.

La Prefectura de Battambang, con la ONG Sauce a la cabeza, cuenta con residencias de niños (Arrupe tiene 120 niños) y escuelas tanto en el centro como en algunos pueblos. Además, tienen talleres de formación profesional y telares de producción de kromah para que las mujeres obtengan ingresos.Grupo de cría de pollos: La comunidad está formada por 20 personas con VIH, 15 de ellas mujeres. Reciben dinero para construir el corral y tener las herramientas necesarias para su crianza. Los pollos están divididos según el tiempo que tengan para así evitar el contagio de enfermedades. Ellos mismos elaboran el pienso de los pollos, mientras que compran las medicinas y aprenden a buscar hierbas medicinales. La formación que les ha dado PADEK en este sentido ha provocado que haya decrecido considerablemente la muerte de estos animales. Venderlos a 4 y 5 dólares por kilo supone unos ingresos nada desdeñables para cualquier familia. Por ello, no los crían para comerlos ni tampoco sus huevos, que prefieren conservar hasta que de ellos nazcan las crías. La mujer que nos explica cómo ha levantado este pequeño negocio nos muestra orgullosa su modesta granja. Y no es para menos porque hasta ahora sólo poseía la denominada tarjeta amarilla, una tarjeta que tan solo le servía para identificarla como pobre entre los pobres y no le da ningún derecho a nada. Las mujeres aprovechan para indicarnos que les vendría bien la financiación de los uniformes y el material escolar para los 60 niños del pueblo. Embalse: Llegamos a un embalse de grandes dimensiones (16x14 metros y 3 metros de profundidad) que sirve para la recogida del agua de lluvia, cuya finalidad es darle de beber al ganado en ápoca de sequía y para el regadío.

Educación. Proyecto 73593-Protección de la infancia vulnerable y lucha contra la trata. El objetivo general del proyecto es el de garantizar la atención a 1.300 menores en situación de riesgo para que tengan una educación y una vida digna. Para ello existen seis líneas de trabajo. —Centro de Día: Los trabajadores sociales de ‘Gota de agua’ –la ONG local- salen a la calle para buscar a los niños, la mayoría de ellos con problemas de drogas, y facilitarles distintas actividades deportivas como fútbol y natación para que tengan ratos de ocio. Además, tienen acceso a una biblioteca que les abre al mundo de la lectura. Dentro del centro de día se encuentra el taller de sensibilización, que reúnen cada 15 días a la comunidad para tratar temas como derechos de la infancia, violencia sobre los niños, malos tratos, etc. Estos temas son siempre a petición de la misma porque es realmente la que ve las necesidades. Existen también 94 agentes para que si presencian cualquier signo de maltrato llamen al centro o entregan una tarjeta con el número de teléfono. Otro taller que se imparte va dirigido a jóvenes, para que sean ellos mismos los que eduquen a otros jóvenes, además del taller enfocado al mundo de la noche, gracias al cual se dirigen a burdeles y casinos en busca de niños que deberían estar en su casa. —Educación no formal para los niños de la calle: Intentan que vayan cuatro horas a la escuela para estudiar Primaria. Si no es posible, les convencen de que sea al menos una hora. —Dispensario: El centro cuenta con un dispensario y una doctora. Existe un programa dirigido al basurero, donde viven familias enteras, cuyo fin es evitar enfermedades. Además, realizan charlas de higiene, vacunas y desnutrición. —Centro de acogida: - Repatriados: niños capturados por la policía tailandesa que pasan hasta seis meses en los centros especiales para migrantes ilegales. Luego los trasladan a Camboya. - Deportados (devolución en caliente): los devuelven en camiones nada más ser detenidos. Lo primero que hacen es intentar localizar a su familia. Si no se localiza continúan en el centro durante un año o año y medio para recibir terapia y educación. —Centro de transición: Una vez cumplidos los 16 años están en pisos compartidos, donde conviven entre ellos y llegan así a ser independientes. Algunos salen fuera como aprendices de diferentes oficios. —Oficina de búsqueda de empleo: trabajan con padres e hijos para que accedan a un puesto de trabajo. Les enseñan a gestionar los ingresos, a realizar curriculums, etc. Hemos dado cuenta de una asociación muy bien organizada y profesional con un alto conocimiento de la situación de la infancia, que está ayudando a que los niños recuperen su dignidad. Ha sido muy gratificante ver cómo decenas de pequeños que han venido de la nada tienen ahora el acceso a la educación, a la sanidad, al mundo laboral y, en definitiva, a un porvenir. -Slam: visitamos el slam donde van a por los niños y el punto de recogida de la frontera.

Integración laboral de discpacitados y personas en riesgo de exclusión social. Proyecto 68692. Este proyecto comenzó en el año 2000 para apoyar a siete comunidades con el fin de que tuvieran un desarrollo más sostenible. El 4% de la población está mutilada por encontrarse en la zona más minada del país. Todas las familias tienen al menos un miembro discapacitado y la mayoría de ellos se dedican a la agricultura. Una de las familias que visitamos recibió un préstamo inicial que le ha permitido mejorar la producción de distintos vegetales y venderla en el mercado, además de poder alimentar a su familia. Ha recibido también una potabilizadora para el agua. Otra de las familias que hemos visitado era la de la maestra de la comunidad, que tenía tres hijas y 30 alumnos en clase. El hecho de tener allí una escuela se debe a que es una zona bastante inaccesible por la época de lluvias y se encuentra alejada de otras. La maestra comentó que cuando sus hijas sean mayores tendrán la madurez suficiente para elegir lo que ellas quieran ser.

Proyecto 71795-Residencia para trabajadores discapacitados durante su periodo de formación. La fábrica de los sueños es una realidad desde 2014. Produce prendas de punto y una vida digna para sus trabajadores, la mayoría de ellos discapacitados físicos. Se trata de un edificio nuevo proporcionado con los fondos de MMUU y una residencia para los obreros, que en un principio reciben formación y cuentan con una guardería, incentivos por productividad, etc. Después de visitar la fábrica y conocer todo el proceso de producción, fuimos partícipes de una fiesta de bienvenida cargada de emociones, alegría y celebración. Nos pusieron collares como agradecimiento por el apoyo de Manos Unidas y nos invitaron a merendar, una merienda que terminó con alegres bailes. Además, nos regalaron jerseys de una marca propia con la que acaban de comenzar y también unas preciosas camisetas. Atención sanitaria a colectivos en situación vulnerable. Proyecto 73501 Mejora de la salud y calidad de vida de personas seropositivas y en dependencia. Asistimos a la reunión de una de las 59 asociaciones de personas mayores que aglutinan a más de 5.000 miembros. Comenzaron en 2006 con el fin de ayudarse y dejar de estar desamparados, ya que el Estado no les proporciona ninguna ayuda. El papel de estos mayores es fundamental porque crían a sus nietos, dado que los padres han emigrado a Tailandia. Subsisten gracias al dinero que les envían los hijos y a sus ahorros. La finalidad de estas asociaciones es recaudar fondos (pagan una tasa de 2,5$ al año) para cubrir las necesidades que puedan surgir en caso de urgencia o de forma general. Con este fondo se dan microcréditos que les permiten pagar el entierro, el hospital, etc. Las 59 asociaciones han llegado a recaudar más de 30.000$. Se reúnen una vez al mes y reciben apoyo de Dhammayetra –la ONG local- para llevar a cabo la contabilidad, redactar informes, echar solicitudes... Dhammayetra está formada por 14 personas, de las que 12 se dedican al trabajo directo con los mayores: vigilan si tienen comida, si no están enfermos, si lo están que tengan su medicación, etc. Grupo de ahorro de personas seropositivas: Son 23 grupos de 207 miembros. Pagan una cuota de 2,5$ al año y su objetivo es que lleguen a ser autosuficientes con pequeños negocios como la elaboración de jabón. Su enfermedad no les permite realizar trabajos duros como el cultivo de arroz, al que se dedicaban anteriormente, o también a la construcción. La única ayuda que reciben del Gobierno es la de las medicins. Es importante que ellos también sean productivos para así ayudar a sus familias y que no tengan que emigrar a Tailandia (el gran problema de todo: fuente de infección de SIDA, que los abuelos tengan que cuidar a los nietos, que los niños caigan en las mafias y mendiguen, etc). Gracias a las charlas de Dhammayetra los niños que nacen de padres seropositivos no tienen el virus. Las madres enfermas reciben leche maternizada gracias al proyecto. También dan apoyo a personas con otras enfermedades en situación terminal. También dan apoyo a personas con otras enfermedades en situación terminal.