Muere la palmera más antigua de Jaén

El picudo rojo afecta al ejemplar centenario, situado en la calle Rey Alhamar

14 abr 2019 / 11:16 H.

No hay salvación. El picudo rojo sigue imparable en la capital y, en esta ocasión, se ha ensañado con la palmera más antigua de la ciudad, situada en la calle Rey Alhamar. Los vecinos amanecieron en la jornada de ayer con varios técnicos del Ayuntamiento trabajando sobre la palmera, la cual fue saneada y recortada, aunque finalmente no va a poder salvarse y, según cuentan varios de los residentes, los técnicos les afirmaron que volverán en las próximas semanas para cortarla definitivamente, puesto que el temido picudo rojo ha provocado gran daño en la planta hasta tal punto de que es irrecuperable. “Hace unos meses pusimos en conocimiento del Ayuntamiento el estado en el que se encontraba la palmera”, aseguró Pilar Fernández, una de las vecinas del residencial, que afirma que los profesionales hace años que no limpian el lugar y que son ellos mismos los que corren con el mantenimiento de las zonas verdes.

La nieta de Inocente Fe, el que fuera alcalde de la capital y propietario de un chalet de la zona en el momento del cultivo de la palmera, también mostró su pesar por lo sucedido: “Mi abuela plantó la palmera a principios del siglo XX y se respetó su ubicación en la posterior edificación de los domicilios, por lo que siento un tremendo pesar por lo que está sucediendo ahora”. De hecho, para proteger a tal ejemplar la empresa constructora tuvo que modificar su proyecto con el fin de mantener intacta la palmera atacada ahora por el picudo y a la que podrían quedarle muy pocos días de vida. Diario JAÉN se ha puesto en contacto con una ingeniera agrónoma que ha realizado un estudio sobre el picudo rojo en la capital, María Gloria Hernández. “Para que los tratamientos sean efectivos es necesario actuar en las palmeras antes de que hayan sido atacadas, ya que en muchos casos se realiza el tratamiento tarde, cuando la planta está muy afectada”, asegura esta profesional. Asimismo, se muestra tajante: “La palmera que no se trate morirá inexorablemente”. Una afirmación que ya es una realidad en la capital, que se ha saldado con la muerte de su palmera más histórica.