La nueva plaza Deán Mazas no termina de convencer

Así como pasa con algunos cambios de “look” desafortunados, el de la plaza Deán Mazas no ha levantado pasiones entre muchos jiennenses. Desde la polémica tala de los antiguos árboles al suelo de granito liso y “sin chiste”, los primeros resultados de las obras ya están abiertos y a la vista de todos, y la controversia en las opiniones protagoniza las conversaciones de muchos vecinos, entre los que predomina el veredicto negativo.

Así lo detalla Antonio Lozano, presidente de la Asociación de Vecinos Arco del Consuelo, quien explica que los comentarios que le llegaron expresan opiniones diversas, pero sobresale la cantidad de gente que “no ve bien lo que se está haciendo en la plaza Deán Mazas. La mayoría opina que, aunque sí se tenía que retocar, se está realizando de manera devastadora”. Además del resultado “mal recibido”, Lozano subraya la tardanza de las obras y dice: “Si hubieran llevado un ritmo adecuado, a estas alturas estarían terminadas. Creo que falta coordinación por parte de la empresa constructora o del Ayuntamiento, y ya estamos hartos. Tenemos que ser más serios en los planteamientos y si hay un problema gordo se corta, se dialoga y se busca una solución”.

La plataforma Iniciativas, Andamios para las Ideas también se manifestó al respecto de la reforma en la zona a través de su cuenta de Faceboo, donde exponen que las prisas del Ayuntamiento ponen de manifiesto cuál fue el principal propósito de las obras de la plaza Deán Mazas: “Un pastiche mucho más horrible de lo imaginado, donde el mobiliario urbano son las mesas de los veladores de los bares”. Y concluyen: “Se han cubierto de gloria señor alcalde y concejal de Urbanismo”.

Pero no es solo la opinión pública la que no ve con buenos ojos el progreso de las reformas. Los negocios de la zona tampoco están satisfechos con su desarrollo. Gregorio Martínez, de la junta directiva de la Asociación de restaurantes, cafeterías y bares de la provincia de Jaén (Asotel), apunta que las obras aún están al 50% y que la opinión general de los comerciantes de la zona “es muy negativa”. Así, señala que el deseo de todos es que se termine cuanto antes la obra, que debería haber concluido el 20 de septiembre. “Nos están haciendo sufrir. Porque ya no solo son pérdidas económicas. Psicológicamente estamos abatidos. La ciudadanía se nos ha echado encima porque cree que la plaza nos las vamos a quedar los bares y ni mucho menos”, declara Martínez, quien acalra que perdieron casi un tercio de las mesas que tenían y que, en estos cuatro meses, las ventas bajaron un 20%. De los cambios, Gregorio Martínez sostiene que algunos sí están siendo del gusto de los comerciantes, pequeños detalles como las farolas. Pero la tardanza de las obras empieza a calar en la paciencia de los negocios y la ciudadanía, y, para más inri, Martínez manifiesta que los hosteleros comienzan a pensar que no terminarán hasta Navidad.