Turquía rebaja la escalada de tensión con Estados Unidos

Un tribunal condena al pastor Brunson por colaborar con el golpe de estado de 2016, pero deja vía libre para su salida del país

13 oct 2018 / 11:27 H.

La liberación del pastor norteamericano Andrew Brunson, acusado por Turquía de colaborar con los instigadores del fallido golpe de Estado de 2016, supone un avance en la resolución de la crisis diplomática abierta entre ambos países y que llegó a su máxima expresión con el ataque económico lanzado por EE UU contra la moneda turca. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que trabajó “muy duro” para conseguir la liberación de Brunson, detenido hace dos años por sus presuntos vínculos terroristas y que ayer consiguió un fallo favorable. “Trabajando muy duro por el pastor Brunson!”, escribió Trump en Twitter. “Mis pensamientos y oraciones están con el pastor Brunson”, ha añadido. Poco después ha publicado otro tuit en el que anunció que el religioso estadounidense “acaba de ser liberado”: “`Estará en casa pronto!”.

Un tribunal turco lo condenó a tres años y un mes de cárcel por cooperar con una organización terrorista, pero al mismo tiempo ordenó su puesta en libertad hasta que el fallo sea firme, para lo cual deberán agotarse las vías de recurso. La sede jurisdiccional no dictó medidas de control sobre Brunson, ni siquiera una prohibición de viaje, por lo que el religioso norteamericano abandonará Turquía, algo por lo que su defensa lleva peleando todos estos años, según informa el diario local Hurriyet. A esta sentencia han contribuido las declaraciones de los testigos en esta última vista, que dieron marcha atrás en su relato inicial, y la petición de la Fiscalía, que se ha limitado a diez años, de los 35 posibles, y ha solicitado al tribunal retirar las medidas cautelares contra Brunson.

En este giro de los acontecimientos, una testigo ha dicho que nunca había escuchado que los milicianos del PKK fueran tratados en un hospital regentado por un amigo de Brunson para después ser enviados a Siria, mientras que otro dijo que nunca ha visto a colaboradores del clérigo exiliado Fetulá Gulen en la casa del predicador evangélico. Brunson, por su parte, ha aprovechado su alegato final para reivindicar su inocencia. El ya condenado estuvo en la cárcel hasta el pasado 25 de julio, cuando fue puesto bajo arresto domiciliario por razones humanitarias. Sus abogados habían presentado varios recursos para que recuperara la libertad, aunque sin éxito. Ahora se prevé que el Ejército estadounidense traslade al religioso lo más pronto posible de vuelta a Estados Unidos con escala en Alemania, a la espera de que se diluciden las condiciones de su liberación. Sus únicas declaraciones tuvieron lugar nada más conocer el dictamen. “Soy inocente. Amo a Jesús y amo a Turquía”, hizo saber, entre lágrimas, en referencia al país donde llevaba viviendo 20 años.

De momento, la Judicatura turca ha asegurado que la liberación del religioso no ha obedecido a la presión norteamericana y es, en realidad, fruto de la independencia de la que goza el sistema judicial, en palabras del jefe de prensa de la Presidencia turca, Fahrettin Altun. “No recibimos presiones de nadie, de ningún organismo, autoridad, oficina o persona. Escribimos nuestras propias reglas y tomamos las decisiones por libre voluntad”, ha explicado.