“In memoriam de un abogado honrado y leal”

15 nov 2018 / 08:00 H.

Alcalá La Real ha perdido un abogado honrado y leal, Rafael Siles Trigo.

Compañero excelente, en ejercicio desde 1993, con una trayectoria profesional impecable y ejemplar vocación de servicio a la Justicia. Lo conocí hace ya algunos años en Córdoba, en una reunión multitudinaria donde fuimos exponiendo cada cual nuestras opiniones. Desde el primer momento, cuando le tocó el turno y empezó a hablar, supe con toda seguridad que era abogado y de Jaén. Lo mismo me dijo él cuando acabamos y nos buscamos por los pasillos. No nos dimos las oportunas explicaciones y no supimos el motivo de la coincidente deducción. Pero hoy, recordando la magia de aquel primer encuentro, no tengo más remedio que pensar que alguna extraña impronta debemos esta recibiendo de nuestros antecesores en el ejercicio de esta profesión. Debe ser una escuela que, sin darnos cuenta, pervive entre juicio y juicio en los pasillos de los juzgados de Jaén. Una clase que se profesa entre conversaciones banales, meras opiniones y sus réplicas, un extraño estilo de sensaciones y sentimientos que sólo te atreves a transmitir al compañero, por el mero hecho de serlo. Debe ser la connivencia inconsciente que padecemos quienes estamos aparentemente enfrentados y, sin embargo, desnudamos nuestras inquietudes sin reparo al enemigo virtual, al compañero que mejor te entiende y que hace pronto suyas tus incertidumbres. Surge entonces la sinceridad, el consejo del más experto que simplemente escuchas y no digieres en el acto, pero se queda en ti y, sin querer, te va formando del mismo modo que se formó él. Me empeño en buscar la fuente de esa lealtad y no encuentro otra ubicación que la del ejercicio diario, los pasillos, los nervios y esa magia que se nos infiltra fuera de la sala de vistas. Desgraciadamente, no ha sido mucho el tiempo de que hemos dispuesto para cultivar esa nobleza y fidelidad, ese compañerismo extraordinario con Rafael. Pero él siempre estuvo ahí, mostrándose como compañero ejemplar a quien se le podía confiar todo, porque también todo lo suyo te lo transmitía y regalaba absolutamente desde el primer momento. Falleció el pasado 14 de septiembre, a la edad de 51 años. Sus compañeros de Alcalá La Real y del Colegio de Abogados de Jaén lo recordarán siempre. Descanse en Paz.

Por José María Ortega Rodríguez, secretario del Colegio de Abogados de Jaén