“Gracias, tita Lola, por tu constante sonrisa”

09 jul 2018 / 08:00 H.

Resulta muy duro decir adiós a una mujer que, cómo la definiría yo, fue buena en todos sus roles: como esposa, como hija, como madre, como hermana, como tía abuela, como amiga o como vecina. Fue, sin duda, una mujer fuerte, luchadora, humilde y, sobre todo, una persona maravillosa. Yo admiro muchísimo la fuerza y la pasta de la que estamos hechos los Perálvarez, y eso que yo no llevo el apellido, aunque he de decir que sí lo tengo tanto en el corazón como en la sangre.

Gracias, tita Lola, por tener siempre una sonrisa en la boca y palabras de aliento y ánimo para todos, en especial para mí. Nunca se me olvidará lo bien que nos tratabas a todos y, en particular a mí. Eras una persona muy atenta con todos los que te rodeaban, que hoy te recuerdan como alguien especial y lleno de bondad. Siempre me decías personalmente, por teléfono, casi a diario, cuando te pasaba con mi abuela, ya también fallecida y que igualmente marcó mi vida. Tú me decías, con palabras en las que se notaba el cariño que te caracterizaba y que te hacía tan especial y extraordinaria: “Sigue así, que llegaras muy lejos, hijo”. Hace solamente unas semanas que dejaste este mundo. Después de una larga vida de sacrificio, lucha y trabajo, hoy ya estás descansando junto con los tuyos, quienes te precedieron. Por ello, tía Lola, te pido, de todo corazón, que repartas besos y abrazos allí arriba y sigas iluminándonos nuestro camino mientras nosotros siempre os recordaremos. Desde aquí te veremos siempre como un ejemplo de buena persona y de trato hacia los demás, algo que reconocen todos aquellos a quienes trataste a lo largo de tu vida. Por tantos buenos momentos vividos juntos nunca os olvidaremos. Te quiere ahora y siempre tu sobrino nieto Lázaro.