“En memoria del gran jurista Rafael Siles Trigo”

27 ene 2019 / 08:00 H.

Querido Rafa: Hace ya algunos meses que evito escribirte estas líneas. Probablemente, mi “yo” interior no quiere asumir todavía que ya no estás aquí con nosotros y que no te voy a encontrar —por las calles o en algún guiso—, en algunas de las visitas que hago a Alcalá. Que no nos vamos a ver para hablar de lo que te apasiona y de lo que nos unía, de derecho, de ese profundo sentimiento de justicia que impregnaba todo lo que hacías.

Recuerdo que la noticia de tu fallecimiento me llegó un día de septiembre cuando estaba por tierras uruguayas, en la ciudad de Montevideo, participando en un curso de formación para jueces iberoamericanos. Ese Whatsapp en un grupo de amigos nos comunicaba la noticia y no me dejó indiferente, me quebró, apenas pude aguantar en el curso. No podía dar crédito a lo que leía, apenas unos meses antes, en una cena en Barcelona con un buen amigo común, me había enterado que te había alcanzado la enfermedad, tan prematuramente y de forma tan sorpresiva. Esa enfermedad tan agresiva como inesperada. No lo podía asumir, no lo entendía, estabas en auténtica plenitud vital la última vez que nos encontramos en la Feria. Feliz con tu querida Rosario, con tus hijos, Ana Luz y Migue, y con los proyectos que ellos tenían por delante. Estabas a tope de trabajo, pero siempre con esa sonrisa y ese optimismo, y con tus bromas tan características. Recuerdo que te comentaba que tenías que tener ayuda para llevar tanto trabajo y tener tiempo para disfrutar con tu familia, y tú me comentabas lo difícil que era encontrar a alguien que pudiera llevar tu ritmo y la pasión que tenías por tu trabajo.

Compartimos cuatro años inolvidables de trabajo en el partido judicial. Tú defendiendo las causas de muchos de nuestros conciudadanos y yo ejerciendo la función jurisdiccional para garantizar los derechos de todos. Fui testigo de todos esos litigios y “batallas” jurídicas en las que tuviste parte, siempre con pasión, con honestidad, con un sentimiento profundo de justicia y con mucho trabajo en cada uno de tus casos. Te desempeñaste como un excelente abogado, de esos de los que pelean hasta el final con fe y con confianza en el ejercicio de sus derechos, respetando siempre el sistema judicial. Quizás no mucha gente conozca que tu primera inclinación profesional fue por la carrera judicial, pero que las circunstancias familiares te llevaron a colgar esa toga cuando apenas comenzabas a prepararte. Siempre pensé que terminarías incorporándote a la carrera judicial. Disfrutamos compartiendo distintos pareceres jurídicos y no recuerdo ningún conflicto que no tuviera una sólida posición jurídica detrás. Tenías vocación de juez y la vida te llevó al maravilloso ejercicio de la abogacía, donde fuiste un abogado brillante, formado con tu trabajo y esfuerzo diario. Y sé, que allá donde estés, continuarás disfrutando tratando de resolver conflictos jurídicos y prestando asistencia jurídica y defensa técnica a aquél que la necesite, como hiciste día tras día en el ejercicio de tu profesión.

Los juzgados del partido judicial de Alcalá la Real se honraron con tu presencia en esos estrados, con magníficos alegatos de defensa, y nosotros con tu amistad y todos los momentos que compartimos. Allá donde estés cuentas con nuestra venia para continuar defendiendo causas, y en especial las de aquellos que tuvimos la suerte de compartir tantos momentos contigo querido amigo.