Carta a un amigo motero

14 ene 2019 / 08:00 H.

Hola Manolo, soy Nacho. Te escribo desde lo más profundo de mi corazón, y estoy seguro que hay tantos corazones como el mío que lloran en tu recuerdo.

Querido amigo Manolo, jamás pensé escribir esta carta, y menos en unas circunstancias como las que estamos viviendo, que son sin duda de las más tristes de mi vida. Sé que tú no quieres que escriba una carta triste, y no lo voy a hacer porque tú y yo hemos vivido momentos de tanta alegría y compartido tantas vivencias llenas de ilusión y buenos ratos que sin duda hablar contigo siempre ha sido apasionante y encantador. Los recuerdos que vienen a mi mente de tantos viajes y rutas que he hecho a tu lado ahora se arremolinan como una tormenta, una violenta tormenta que descarga sentimientos muy difíciles de expresar en palabras, pero que todos llegan a concluir en algo tan humano como es el cariño a una persona inolvidable.

Llega el momento de decir que nos volveremos a ver, que seguiremos hablando de lo difícil que es explicar la pasión que sentimos al montar en moto, pero sí que hay algo que ya no va a ser igual sin ti y es precisamente eso, montar en moto. Aunque lo seguiré haciendo, en cada ruta, cada viaje y cada cerveza junto a los compañeros el brindis será por ti, querido amigo Manolo.

Bien, voy a ser fiel a mis formas en lo que a la palabra se refiere, y aunque no va a ser una despedida, quiero decirte aquello que siempre te resultó agradable y que tanta alegría y risas te producía cuando te lo decía: “Querido amigo, reciba vuestra merced mi más respetuosa, cariñosa y emotiva reverencia, y allende los cielos cabalgue en su ternera leguas de infinito horizonte hasta que nos encontremos, y prestos y dispuestos seguiremos su estela”.