Ahora eres...

10 abr 2019 / 08:00 H.

Ahora eres una estrella en el cielo, un rumor en el viento, algo dulce en mi boca, esa luz que nos toca, eso eres. Te has vuelto canción y tu memoria, un poema. Ahora eres este nombre que escribo, silencios de lágrimas porque el tiempo, impaciente, te vino a buscar...”

El pasado viernes 22 de marzo, el concierto de nuestra admirada Luz Casal nos esperaba. Sin embargo, el destino, tu destino, no quiso que nos acompañaras. Tal vez, con más rabia aún, me he apoderado de la bellísima letra de una de sus canciones, Lucas, que la cantante compuso en su último disco para todas esas personas que nos han dejado muy pronto porque el tiempo, impaciente y airado, las vino a buscar.

Poco más se puede decir de ti que no se haya dicho ya, pero necesitamos seguir convirtiéndote en palabra, en línea, en texto. Y es que desde el último fin de semana que estuvimos todos juntos, desde aquel ocho de marzo, no paramos de recrearte, un verbo que, constantemente, lo hemos hecho nuestro. Y hablo en plural porque creo que, aunque sea yo quien plasme estos sentimientos en el papel, somos todos tus amigos de Huelma los que no paramos de recrearte, de volverte a crear en el sentido literal de la palabra. Te recreamos en aquel último viernes en el que nos reunimos para “celebrar la vida” sin poder imaginarnos lo que ésta aguardaba unas horas después; te recreamos en las charlas mantenidas contigo alrededor de una mesa, en los libros con los que siempre nos sorprendías, en las conversaciones que mantenías con todos, impregnadas de la vitalidad que desbordabas a raudales; recreamos tu profesionalidad en las entrevistas publicadas y en las que estaban a punto de ver la luz, con todas las anécdotas que éstas conllevaban, en las teclas de aquel piano que grandes y pequeños tocaron para ti esa noche, en aquellos dos nuevos botellines de Alcázar que querías compartir a tu vuelta a Madrid haciendo de embajadora, una vez más, de tu tierra; te recreamos en el vermú y en los Miguelitos que agradeciste como tú siempre sabías hacer: agradecer y celebrar siempre las pequeñas cosas que te asaltaban en tu día a día con esa sonrisa que nunca perdías y que, sin duda alguna, seguimos recreando y recreando con los ojos cerrados. Te recreamos en nuestra última fotografía, ésta que, ahora, como las palabras, nos reconforta mitigando el dolor como aquellos abrazos “apretaos” que nos dabas.

Por eso y por muchos momentos más vividos y compartidos intensamente contigo, ahora eres una estrella en el cielo, esa luz que nos toca y ese cometa que siempre veremos volar...