“A un marteño ejemplar”

08 ene 2018 / 08:00 H.

S iquiera sea por sus cualidades como persona, por su fino sentido del humor recogido en su libro “Humor Marteño” del siglo XX, por la simpatía y humanidad que irradiaba,por su declarado “me gusta trabajar para los demás porque así trabajo para mí “, Juan Rizquez, fallecido días atrás en Torre Pacheco a los noventa años de edad. Merecería un lugar destacado en la nómina extensa de personajes populares de la ciudad del olivo y de la Peña. Pero junto a todas esas riquezas vitales que lo adornabam como persona singular fué su faceta de servidor público la que definitivamente lo puso en los altares del afecto de los marteños. Corrían los años sesenta y Martos se desangraba en su propia precariedad como pueblo sin horizontes y por entonces hasta denostado por la política de intereses contraria al aceite de oliva. La emigración en esos años y en la década anterior dejaron a Martos por debajo de veinte mil habitantes. Cinco mil menos que ahora. Un alcalde visionario,adelantado a su tiempo. Y un equipo de hombres a su alrededor entendieron que el futuro pasaba por industrializar la población y se formó aquel llamado Patronato Proindustrializacion que inició con la colaboración económica de muchos la compra de terrenos para poner en marcha, el polígono industrial. Poco a poco pequeñas empresas locales y alguna foránea empezaron a darle vida. Pero faltaba la guinda de una gran empresa que avisará la incipiente actividad y entonces ocurrió el milagro en el que nuestro protagonista luctuoso, de hoy tuvo mucho que ver al tener la dicha de estar el día preciso a la hora exacta y en el sitio justo en Almería en la que un cliente de su modesta fábrica de cemento conversaba con un señor francés que iba a establecer una fábrica de faros de automóvil posiblemente en La Carolina. Entrado en la conversación Rizquez le tanteó la posibilidad de instalarse en Martos.Qué me ofrecen indagó el gabacho.Lo que necesiten. Usted tiene autoridad para hacerme esa oferta.Soy concejal del Ayuntamiento pero espere y le habla el alcalde. Y A Carrasco el alcalde del milagro le faltó tiempo para coger lo preciso y viajar hasta Almería. Casi cincuenta años después Martos de la tiniebla ha pasado a tener luz propia y a iluminar las carreteras de medio mundo.Alrededor de cinco mil personas laboran en el polígono marteño. Más de la mitad en Valeo. En Martos desde entonces toca la lotería todos los meses.Fué posible porque hombres por encima de ideologías que hoy tanto se exhiben le supieron abrir la puerta al futuro. Juan Rizquez fué uno de ellos. Por eso en el 97 la corporación que presidía el independiente García Pulido lo nombró Hijo Predilecto. Y hace poco la del popular Delgado le dió su nombre a una avenida del nuevo polígono. Y me da pena que la web oficial del Ayuntamiento actual no haya hecho una sola mención asu fallecimiento. Aunque tal vez sean mejor los miles de testimonios de gratitud en las redes sociales. Los hombres grandes no quieren mayor reconocimiento que esos abrazos de gratitud que allá, donde esté recibe desde lo más, hondo del corazón de sus paisanos.