Nadie se marcha de Noalejo sin probar sus conocidos embutidos

El municipio noalejeño comprende los núcleos de población de Noalejo y Hoya del Salobral. Su alargado término municipal, de más de 30 kilómetros de longitud, le hace extenderse entre provincias. Su condición de pueblo fronterizo es tan destacable, que incluso en su escudo de armas aparece una llave como símbolo de “puerta” de Jaén y Granada.

Destaca por ser el único de la mitad sur provincial con menor incidencia del olivar en su término municipal, ya que sólo ocupa una sexta parte de la superficie total. Sin embargo, son muy abundantes las explotaciones olivareras en los términos municipales vecinos de Jaén y Granada. La actividad económica de la localidad gira en torno al olivo y a su industria transformadora, y a los transformados cárnicos del cerdo.

La gastronomía de Noalejo está basada principalmente en los productos derivados de la matanza del cerdo, embutidos y chacinas caseras cuya fama ha traspasado los límites de su municipio desde que los empresarios, hace algunas décadas y desde la Sierra de Noalejo, lugar que por su altitud es idóneo para el curado en bodega de jamones —el propio casco urbano de Noalejo supera los 1.000 metros sobre el nivel del mar—, comercializan en las provincias limítrofes unos muy apreciados “chorizos”, una “butifarra” realizada con la cabeza del cerdo y el hígado molido con especias, embutida en tripas y cocida, o una exquisita “morcilla de cebolla” y chacinas elaboradas con recetas tradicionales, que son denominadas genéricamente como “embutidos caseros”.

Además, los noalejeños viven con mucha intensidad otra de las fiestas más conocidas de la provincia. El último domingo de abril, ya en el ciclo festivo de la primavera, tiene lugar una romería en la ermita de la Hoya del Salobral en honor de la Virgen de la Cabeza. En Noalejo tienen lugar dos grandes celebraciones relacionadas con la Virgen, la romería y las fiestas que conmemoran la aparición de la misma.