Dos caminos reencontrados

El trazado de los pinceles dirige la vida de Natividad Jiménez y Natividad Sánchez hasta Jaén

18 ene 2019 / 12:02 H.

Una exposición y dos amigas de la infancia. Como punto de partida, la complicidad de un juego a dos y toda una vida para crecer bajo piel de mujer con el dibujo. Los años pasan, y una desde la Arquitectura y otra desde las Bellas Artes van experimentando con ese dibujo, depurándolo y madurando con él, haciéndolo base de todo proyecto y así llegar a la talla en piedra o al estuco, a la forja y la fundición, a la pintura y el grabado.

Natividad Jiménez y Natividad Sánchez, dos torrecampeñas cazadas por la flecha de la Diosa Diana para reflejar la belleza de la naturaleza a través de sus pinceles. Es único, casi místico, que todas las piezas encajen después de tanto tiempo, pero, en palabras de Natividad Jiménez, “lo que funcionó con cuatro años es imposible que no funcione 30 años más tarde”. Esta pintora refleja dudas, texturas y silencios desde el dibujo en su discurso expresivo actual, formado a partir de las inevitables idas, vueltas, interrupciones y celebradas rupturas. Temáticamente hay veces que, incapaz de elegir un camino, los elige todos consciente de que el hecho de hacer una elección anula un todo y que, dejándolo ir, seguro que es el que tuvo que haber sido.

Natividad Sánchez, por su parte, tuvo clara siempre su pasión por la escultura, pero antes de materializar ese sueño pasó por la escuela de Arquitectura. Al finalizar sus estudios de escultura recibió el encargo de realizar un grupo escultórico de Diana cazadora y cinco perros para coronar el edificio situado en la Gran Vía de Madrid, hoy el hotel “Hyatt Centric”.

El trabajo que estos días luce en la Sala de Exposiciones de Caja Granada, ubicado en el Paseo de la Estación de la capital jiennense, es un reencuentro de los diferentes caminos de estas dos artistas después de mucho tiempo separadas. Una “alegría infinita” ver cómo todas las obras se compenetran a la perfección en una exposición que refleja ese encuentro, ya que el trabajo de las dos autoras guarda su propio espacio a modo de reverencia entre ellas mismas. Además, el hecho de traer esta exposición a su tierra, aumenta la nostalgia de aquellos días en Torredelcampo. Aunque Natividad Jiménez asegura “dejarse caer bastante a menudo” por su pueblo, las circunstancias profesionales y personales hicieron que Natividad Sánchez tuviera que dejar el municipio jiennense para estudiar muy pronto y le resulta más complicado volver con asiduidad. Sin embargo, estas obras mantienen la esencia de sus infancias en el pueblo, ya que Torredelcampo fue el punto de partida, su amistad fue la clave y, a día de hoy, estas dos artistas, ya con su vida cada una, continúan jugado a dibujar juntas y llevando su arte a todas las personas que gusten en admirarlo.