La vida de las mujeres rurales experimenta un gran cambio

Las políticas de género han ido calando, pero aún queda camino para avanzar

15 dic 2018 / 11:13 H.

La vida de las mujeres en las zonas rurales ha experimentado un cambio muy significativo en las últimas décadas. En la actualidad cuentan con niveles formativos nunca antes alcanzados y cada vez son más las que ocupan puestos, en todos los órdenes, que antes les estaban vetados.

El medio rural, receptor de importantes apoyos por parte de las diferentes administraciones, sufrió una enorme transformación que ha permitido la aparición de actividades económicas alternativas al sector agroalimentario, haciendo emerger actividades empresariales lideradas por emprendedoras. Al mismo tiempo, se ha ido consolidando un movimiento asociativo de mujeres rurales que está siendo clave en los procesos de participación social. En paralelo a estas transformaciones socioeconómicas, el concepto de género e igualdad entre mujeres y hombres ha ido evolucionando, reflejándose en las diferentes formas de actuar e intervenir.

De este modo, las políticas de género, a lo largo de estas dos últimas décadas, han ido calando también en la metodología participativa que caracteriza al modelo de desarrollo rural Leader, con medidas dirigidas, inicialmente, a las mujeres, hasta llegar a trabajar, sobre todo, en este nuevo marco, con un concepto más amplio: la igualdad de género.

La mitad. En el medio rural andaluz viven 1,85 millones de mujeres, que suponen el 49,8% de la población rural. Otro dato significativo es que en todos los tramos de edad, hay más hombres que mujeres, salvo en la cohorte de “65 años y más”. Este dato confirma la tendencia que se viene observando desde hace unos años: la masculinización de la población rural, que junto al envejecimiento general y, especialmente de la conocida como “generación soporte”
—la población entre 30 y 45 años—, obstaculiza el necesario relevo generacional. Por lo tanto las situaciones sociodemográficas que tienen que ver con la falta de oportunidades que encuentran las mujeres para desarrollarse personal y profesionalmente son: El envejecimiento, la masculinización y el éxodo rural femenino.

La escasez de oportunidades laborales, la presión social asociada a los roles tradicionales y la sobrecarga laboral son elementos que animan a las mujeres a emigrar hacia las áreas urbanas. Una tendencia que las políticas públicas tienen el deber y la responsabilidad de revertir.

Para la planificación de la Medida 19 del Plan de Desarrollo Rural de Andalucía 2014-2020, desde la Consejería de Agricultura se apuesta por continuar con el proceso de cambio cultural de roles y estereotipos sexistas y por mejorar aquellos aspectos que no hayan sido todo lo satisfactorios que cabía esperar.

Si bien los avances en igualdad han sido lentos, se puede afirmar que también ha habido logros importantes que han ido consolidando cambios a lo largo de estos años. Cambios que han ido en dos líneas. Una, en la cultura de trabajo en este tipo de programas, ya que se ha ido afianzando la importancia y la necesidad de diseñar los distintos programas con perspectiva de género. La otra, en la necesaria participación de las mujeres en los procesos que afectan a su territorio, en tanto que son la mitad de la población y están presentes en distintos sectores del ámbito local, tales como el asociativo, político, cultural, económico o privado. Pero aún tienen poca presencia y participación en la toma de decisiones con respecto a la participación masculina.

En el diseño de las Estrategias de Desarrollo Local Leader se ha garantizado la participación de las mujeres en todas sus fases, lo que ha supuesto una participación de 7.214 mujeres, un 45,6 % de las personas consultadas. En cada Estrategia de Desarrollo Local Leader se ha incorporado un criterio de priorización de las necesidades detectadas y un objetivo vinculado con la igualdad de género.

En el diseño del plan de acción, al menos el 20% del presupuesto de la estrategia debe ir destinado a actuaciones con impacto de género. Todo ello debía reflejarse en un apartado referido al Impacto de Género de la estrategia.

Se ha instado a los Grupos de Desarrollo Rural a la formulación de medidas de igualdad en su funcionamiento, entre ellas deben existir las que contribuyan a la paridad en las juntas directivas y a la interacción del Grupo de Desarrollo Rural con otras entidades de igualdad de género de su territorio en la búsqueda de sinergias y efectos multiplicadores de las intervenciones. Se ha incluido el diseño de una metodología de seguimiento y evaluación del impacto de género de la estrategia en su territorio. Se trata, en definitiva, de una nueva forma de trabajar, un nueva cultura del trabajo en el que tanto el equipo técnico y las entidades sociales del Grupo de Desarrollo Rural, la estrategia y la población rural trabajan juntas para incrementar el alcance de los resultados alcanzados.

La Dirección General, a finales de 2012, inició una serie de reuniones de trabajo con los Grupos de Desarrollo Rural para analizar la situación de la participación de las mujeres en sus órganos de decisión. En estas reuniones se constató que, a pesar de haber dispuesto mecanismos, fórmulas y proyectos para que las mujeres estén presentes y participen, la realidad demuestra que no se consiguen los resultados esperados y que existen factores endógenos y exógenos, vinculados a los roles tradicionales de género, que impiden a las mujeres tener el papel que por justicia social les corresponde. Una vez detectados los obstáculos y con el objetivo de alcanzar una presencia y participación activa de las mujeres del medio rural, la Dirección General pone en marcha un proceso de trabajo destinado a las Asociaciones de Mujeres pertenecientes a los Grupos de Desarrollo Rural de Andalucía y a la Red de Mujeres Rurales y Urbanas, con el objetivo de dotarlas de herramientas con las que trasladar sus demandas presentes y futuras desde la perspectiva de género.

Se trata de un proceso formativo presencial y participativo, que se desarrolló en las zonas rurales andaluzas a lo largo de 4 fases durante el primer semestre de 2013.

Una vez finalizada la primera fase de trabajo, y al estar en la puesta en marcha del marco 2014-2020, la Dirección General no cejó en su empeño de alcanzar una mayor participación y protagonismo de las mujeres en las Estrategias de Desarrollo Local Leader que se empezaban a diseñar. De este modo, se puso en marcha una segunda fase de trabajo con las mujeres con el fin de impulsar su participación y su papel protagonista en las mismas, en definitiva, en el futuro de sus comarcas. Actualmente se desarrolla la Fase 3, en la que se trabaja con las mujeres para que se consolide su presencia en la ejecución, así como en el seguimiento de las Estrategias de sus comarcas.