Sus Majestades dejan su rúbrica para la posteridad

Don Felipe y Doña Letizia reciben la Llave de Oro y firman en el Libro de Honor de la ciudad

20 jul 2018 / 08:19 H.

Luis Mariano Camacho, “Chiqui” para sus vecinos de Bailén, le entregó la estilográfica con la que Sus Majestades firmaron en el Libro de Honor de la Ciudad. “La verdad es que estaba tan nervioso que ni tan siquiera me di cuenta de lo que escribieron”, confesaba el alcalde bailenense tras despedir a los Reyes. La dedicatoria de Don Felipe y Doña Letizia ya forma parte de la historia de esta ciudad de 18.000 habitantes que ayer vivió uno de sus días más grandes. Como no podía ser de otra manera, la Corporación Municipal rindió al Jefe del Estado los mayores honores posibles. Nada más pisar suelo bailenense, “Chiqui” le hizo una leve reverencia en señal de saludo y, también, de agradecimiento. A continuación, le entregó el bastón de mando. Felipe VI lo portaba cuando descubrió la placa conmemorativa de la visita real, que ya luce en la fachada principal del Ayuntamiento. Posteriormente, el alcalde le entregó la Llave de Oro de Bailén, que el Rey enseñó con orgullo a los centenares de asistentes que abarrotaron la Plaza de la Constitución. Los monarcas fueron saludando, uno a uno, a todos y cada uno de los concejales y se dirigieron al salón de plenos, donde ambos dejaron su dedicatorias para la posteridad. Llenaron de buenos deseos el futuro de un pueblo que lucha por recobrar unos tiempos mejores.

Muy pocos privilegiados tuvieron el honor de presenciar este acto en corazón del Ayuntamiento de Bailén. Entre ellos, estaban los dos mejores estudiantes del pasado curso, Rubén Fernández y Laura Almansa, que compartieron unos minutos con Sus Majestades. Antes, los Reyes habían saludado desde uno de los balcones del Consistorio, lo que hizo que arrecieran los aplausos y los vítores de un pueblo entregado que, como dice su alcalde, entiende el orgullo de ser patriota y español de forma muy sana. Se pudo comprobar perfectamente con el recorrido que hicieron Don Felipe y Doña Letizia para acercarse a los bailenenses que aguardaron durante horas detrás de las vallas para poder tocarlos, hacerse una foto o, incluso, los más atrevidos intentar darles un beso. Fue aquí, en la plaza del Ayuntamiento, donde sus Majestades estuvieron más accesibles y más cercanos. Pasearon a pie por la estrecha calle que lleva hasta la Iglesia de la Encarnación, donde hicieron una visita al panteón del General Castaños. Y durante ese pequeño trayecto, de apenas unos minutos, no dejaron de recibir vítores de los bailenenses en un día para la historia.