San Juan vuelve a vivir su propio “Calvario” por la lluvia

La Cofradía del Santo Sepulcro cancela su salida por segundo año consecutivo

21 abr 2019 / 11:15 H.

Un viaje retrospectivo en el tiempo aguardaba para quienes se introdujeran en las entrañas de uno de los barrios primigenios de la capital del Santo Reino. La esencia misma del origen de Jaén late en el barrio de San Juan, cuya plaza homónima, donde se halla perenne la memoria del poeta jiennense Antonio Almendros Aguilar, comenzaba a albergar a un gentío que allí se personaba. Si bien, el invierno parecía haber tomado el testigo de la primavera. El Viernes Santo quedaba enfundado por una atmósfera lúgubre, mortecina, propia de la tarde que llora desconsoladamente la muerte de Cristo. Algunas gotas de agua, caídas en la hora cercana a la salida de la Congregación del Santo Sepulcro, consiguieron ganarle terreno al optimismo que bullía en el interior de la iglesia de San Juan y San Pedro.

Y es que, la luz tenue que conseguía colarse en el interior del templo, no mostraba indicios de una mejoría del tiempo. La junta de gobierno del Santo Sepulcro decidió reunirse a las siete menos cuarto de la tarde, dada la incertidumbre que sembraba un cielo poco conforme en conceder algunos rayos de sol que alumbrasen la esperanza que siempre hace bien, por poca que sea. Algunos temían quedar por segundo año consecutivo en casa. Veían de cerca la imposibilidad de acompañar al misterio del Calvario, el Santo Sepulcro y a Nuestra Señora de los Dolores en su bello discurrir por el casco antiguo de Jaén. La Congregación del Santo Sepulcro, fundada en 1580, era un cúmulo de sensaciones irradiadas por quienes formaban parte de su comitiva. Algunas denotaban la ilusión candorosa de los más pequeños, quienes siempre se muestran optimistas. Era el caso de Carlos Aponte, quien no pudo contener su emoción ante una salida que iba a compartir, por vez primera, con su primo menor: “Creo que vamos a salir, aunque arriesgándonos un poco. Soy positivo, también porque es la primera salida de mi primo y quiero que la vivamos juntos”. No obstante, la madurez intrínseca de los más veteranos, aludía a un hándicap de peso. “Hay que tener en cuenta que tenemos una salida muy dificultosa y, por tanto, una entrada al templo complicada. Las condiciones no son las adecuadas para poder correr en caso de lluvia”, sostuvo Daniel Quero. Es de recordar los escalones que preceden la puerta de la iglesia de San Juan y San Pedro, que han de solventarse con cuidadosa dedicación y esmero. La dilatada espera de una decisión final estuvo sostenida por alguna que otra presencia en el púlpito que llamó a la calma de los presentes. Finalmente, a las siete y cuarto de la tarde, los miembros de la junta de gobierno, encabezada por la gobernadora Ascensión Cárdenas, hicieron acto de presencia en el presbiterio. Sus mismos gestos presagiaban el lanzamiento de un mensaje que siempre es complicado dar a conocer. “La situación meteorológica ha empeorado y hasta las nueve no aclara. Ahora mismo está lloviendo. No vamos a salir, lo siento mucho”, comunicó la gobernadora de la congregación, en cuyo rostro se reflejaba el pesar de la suspensión de la salida del Santo Sepulcro.

El barrio de San Juan tendría que aguardar, un año más, el transcurrir del sublime grupo escultórico del Calvario, atribuido a Sebastián de Solís, y que data del año 1579. El Santísimo Cristo del Calvario, San Juan Evangelista, Buen Ladrón Dimas y Mal Ladrón Gestas, conforman una estampa única de la Semana Santa jiennense. Sin olvidar la presencia mariana que a los pies de la cruz se halla. María Santísima del Silencio, atribuida a José de Medina, culmina la representación del Calvario de la capital del Santo Reino. Si bien, la joya de San Juan acaparaba todas las miradas de quienes se concentraban en su interior. No es para menos, pues su belleza inigualable roba el sentido. Jaén no podría ser partícipe de la Dolorosa más antigua de entre las Dolorosas jiennenses. Nuestra Señora de los Dolores, también atribuida a Sebastián de Solís y coetánea del grupo escultórico del Calvario, resplandecía entre la tristeza. Algunos parecían pedirle que el siguiente año hubiese más suerte para realizar su estación de penitencia por las calles de Jaén.

En torno a las ocho de la tarde, y tras el rezo del santo Vía Crucis, las puertas de la iglesia de San Juan y San Pedro se abrieron para acoger a los jiennenses que quisieron arropar a la congregación del Santo Sepulcro. La banda almeriense de cornetas y tambores de Nuestra Señora del Carmen interpretó, desde el exterior, “La voluntad de Dios”, dedicado al Santísimo Cristo del Calvario, y “Madre de vida eterna”, a Nuestra Señora de los Dolores. La tarde del Viernes Santo comenzaba con una complicada decisión, muestra de prudencia y sentido común de una congregación que optó por la cautela ante la incertidumbre suscitada por la inestabilidad meteorológica. Y es que, ante todo, ha de velarse por el patrimonio histórico y humano.