Los Reyes conquistan el corazón de los bailenenses

Don Felipe y Doña Letizia reciben el entusiasmo y los vítores de miles de personas en los festejos por el 210 aniversario de la histórica batalla

20 jul 2018 / 08:19 H.

Aquel 19 de julio de 1808, Bailén no se rindió. Sus valerosas gentes ayudaron a vencer al Ejército del general Dupont. Aquello fue una gesta: la primera derrota que sufrieron las tropas de Napoleón en campo abierto. Ayer, 210 años de aquel histórico acontecimiento, los bailenenses sí que fueron “sometidos”. Más bien se dejaron invadir por los Reyes de España. Don Felipe y Doña Letizia conquistaron el corazón de un pueblo que ha sufrido mucho en los últimos años, pero que se permitió darse un baño de alegría y de autoestima gracias a la visita real. Miles de personas desafiaron el sofocante calor para rendir honores a los monarcas.

Desde primera hora de la mañana, los bailenenses se apostaron tras las vallas instaladas en la Plaza de la Constitución y en los alrededores. La comitiva real llegó puntual, a las once menos cuarto. Los Reyes fueron recibidos por el alcalde, Luis Mariano Camacho, quien les entregó el bastón de mando del municipio con varios testigos de excepción: la presidenta de la Junta, Susana Díaz; el delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y la ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto. Don Felipe y Doña Letizia respondieron con cariñosos saludos y sonrisas los vítores y aplausos de los bailenenses.

Enseguida, Sus Majestades saludaron a todos los miembros de la Corporación, que se encontraban a las puertas del Ayuntamiento, y descubrieron una placa conmemorativa de la visita. Después, accedieron al salón de plenos, firmaron en el libro de honor de Bailén y recibieron la Llave de Oro de la Ciudad. Los Reyes saludaron a la multitud desde uno de los balcones del edificio. Don Felipe se llevó la mano en varias ocasiones al pecho, en señal de agradecimiento. A continuación, y antes de bajar de nuevo a la calle, compartieron unos minutos con los dos alumnos del municipio que han obtenido los mejores expedientes de Bachillerato y Formación Profesional de este curso, Rubén Fernández Jurado y Laura Almansa, respectivamente.

Ya en el exterior, Felipe VI y doña Letizia dieron la mano a los más madrugadores, los que habían conseguido situarse en primera fila. “Todavía no me lo creo”, decía Isabel Godino que, a sus 81 años, había aguantado desde las ocho de la mañana guardando su sitio frente al Ayuntamiento. Había alrededor de dos mil personas agolpadas en el recinto acotado para la gente tras el vallado. Al otro lado, solo guardias civiles cuidando de la seguridad del dispositivo y las autoridades y el personal de la Casa Real que acompañaban a los Reyes. Don Felipe y Doña Letizia fueron recibidos con aplausos y piropos. También con muchos teléfonos móviles apuntándoles. Todos querían tener la foto o el vídeo de la visita real, tanto los que le daban una mano mientras con la otra sacaban la foto como los que prefirieron tomar las mejores imágenes desde las ventanas y los balcones de la plaza.

Sus Majestades se dirigieron a pie a la cercana iglesia de la Encarnación, donde fueron recibidos por el director de la Curia Pastoral de las tres parroquias de Bailén, Juan Ignacio Damas, y por el párroco del templo, Manuel Sánchez. En su interior, con una interpretación musical a cargo de la orquesta infantil y juvenil “Allegro”, los Reyes de España se situaron ante el mausoleo del General Castaños, el que lideró a las tropas españolas que derrotaron al Ejército de Napoleón hace 210 años. Don Felipe depositó una corona de flores y, junto a la Reina, saludaron a varias monjas de la Congregación de las Hijas de la Caridad.

Todavía quedaba un tercer acto: la visita en el Museo de la Batalla de Bailén. Sus Majestades fueron recibidos por una salva de fusilería de un pelotón compuesto por vecinos “recreadores de la batalla”, ataviados con uniformes de época. Seguidamente, recorrieron la exposición permanente, que muestra desde los inicios y las causas de la Guerra de la Independencia hasta sus consecuencias, haciendo un recorrido por los ejércitos enfrentados, su armamento, la organización política, los personajes más reseñables y el papel crucial y decisivo que Bailén y sus gentes desempeñaron en tan rememorado enfrentamiento. Para finalizar la visita, los Reyes mantuvieron un encuentro con las autoridades civiles y militares asistentes al acto y con representantes de asociaciones profesionales y culturales e invitados. Sobre la una menos veinte, se marchaban en el coche oficial en dirección al campo de fútbol, donde había aterrizado el helicóptero. De este modo, pusieron fin a una visita real que no se producía en Bailén desde el año 1862, cuando Isabel II, la madre del tatarabuelo del actual Rey, estuvo en la ciudad. En aquella ocasión, la Reina regaló a los bailenenses regaló al pueblo una estatua de una diosa romana que hoy está levantada en el llamado popularmente Paseo y que, durante muchos años, se le identificó erróneamente con María Bellido, la heroína local de la batalla. Una réplica de su escultura fue el presente que el pueblo de Bailén regaló a sus Majestades como símbolo de agradecimiento por otro 19 de julio histórico para la ciudad.