La capital desborda Caridad

El misterio estrena paso, aunque todavía se encuentra en una fase de carpintería

16 abr 2019 / 13:23 H.

Un espléndido Domingo de Ramos inauguró la semana grande para los cristianos. Cuatro focos de pasión se aunaron para dar vida a un inicio de oro, aquel que año tras año es esperado con imperecedera ilusión. La siguiente jornada la realzó con creces, avivándose un sentimiento que dio comienzo en el Jaén contemporáneo.

Un palpitar frenético se intuía desde la periferia en la temprana tarde del Lunes Santo. La inminente salida de Jesús de la Caridad suscitaba los nervios de un barrio que estrenó, el pasado año, el sentir de una hermandad que comienza a evangelizar desde sus entrañas. Las Fuentezuelas volvió a arropar a Caridad y Salud, en virtud de dotarle fe y entereza, para afrontar el recorrido más prolongado de la Semana Santa jiennense.

Palabras de ánimo y aliento se sucedieron en el seno de Santa María Madre de la Iglesia, coqueta parroquia, en la que aguardaría el regreso de su Hijo la imagen mariana dotada de delicada belleza cordobesa. María Santísima de la Salud aún queda inmersa en la espera de un Lunes Santo en el que pueda acompañar a Jesús en su caminar. Entre tanto, ora porque las fuerzas no aminoren en una extensa tarde que emana de Las Fuentezuelas. Se repite la tónica que el pasado Domingo de Ramos presentaba. Contrastes de zonas, de enclaves cofrades con los que darse encuentro, predominaron en el radiante inicio de la semana grande. La imagen de la zona nueva de Jaén, sin apenas raíces y apetencias de surgimiento de hermandades, rompe también en la tarde de un Lunes Santo cuya primera cita se desarrollaba en la parroquia de Santa María Madre de Dios.

Apertura de puertas y centuria romana presta. El azul plomizo inundó las miradas de quienes se agolpaban en la plaza de la parroquia. El redoble de campanas anunció la salida de Jesús de la Caridad. Eso sí, habiendo recibido el calor de una Madre instantes previos a encarar las puertas que inauguran el Lunes Santo. Sones marteños de Monte Calvario despuntaron cuando Jesús de la Caridad quedaba ante quienes fueron a su encuentro. Una de las miradas caía sobre Él como punzadas. El Sumo Sacerdote Caifás mantenía un sempiterno juicio sobre el Rey de los Judíos. Parecía no conocer final.

Un barrio entero se fundía en un sinfín de sentimientos compartidos entre los vecinos. La primera hermandad del Lunes Santo no dio lugar a la indiferencia. Su discurrir destacó por el que será uno de los pasos majestuosos de la Semana Santa jiennense. Aún en fase de carpintería, Jesús de la Caridad ante Caifás estrenó el paso, en estilo barroco, que irá nutriéndose de detalles variopintos que rematarán su revestimiento de elegancia. También se incorporarán, con el transcurso del tiempo, imágenes que completarán y avivarán su mensaje. El sol apretaba en su caminar por el barrio de Santa Isabel, donde los espontáneos que se acercaban a su paso recogían unas primeras impresiones del Lunes Santo. Cierto era que la hora temprana dificultaba que un mayor número de espectadores se congregasen en torno a Caridad y Salud. Quizás hubiese algo de público ausente, algo que quedó completamente compensado en su llegada a Millán de Priego. Hermosas revirás regaló Caridad y Salud, portado por una cuadrilla de costaleros, hombres y mujeres. A ellas mismas se les dedicó una emotiva levantá, en la que fue puesto en valor el papel de la mujer costalera, cada vez más presente.

Puntualidad manifiesta en petición de venia. Primera hermandad en salir a las calles y primera en discurrir por Bernabé Soriano. Una poblada Carrera Oficial fue conocedora de su estreno para este año 2019. Seguramente, muchos de los presentes anhelasen ser partícipes de la gracia de María Santísima de la Salud por las calles de la capital del Santo Reino. Los presentes quedaron inmersos en un momento sobrecogedor, marcado por una larga chicotá que hacía las delicias de rostros reverberadores de devoción. Manos espontáneas se afanaban en acariciar los faldones sobre los que Jesús de la Caridad, ante Caifás, se hacía con todas las miradas de Bernabé Soriano. ¡Vivan los costaleros!, vitorearon algunas voces que no pudieron reprimir su emoción. Ardua tarea consistiría que cayese en el olvido tan sublime estampa. Muchos disfrutarían de su camino de vuelta, íntimo y especial, que la hermandad de Caridad y Salud encara tras su paso solemne por el Jaén alto, donde su marcha dejó una estela de ineludible pasión cofrade.