Especies que viven en “el filo”

El cambio climático y la agricultura son varios de los factores que más afectan a la biodiversidad en Jaén

24 mar 2019 / 10:59 H.

Un total de 732 especies de flora y fauna están incluidas en el “Listado y Catálogo de flora y fauna silvestre amenazada, con presencia regular, en paso u ocasional en Andalucía”, y la provincia de Jaén acoge a muchos de estos animales que viven “al filo” de la extinción. Entre ellos, están grandes especímenes como el lince ibérico, el recuperado quebrantahuesos o el escaso alimoche. Sin embargo, hay muchos otros que, poco a poco, están desapareciendo de las tierras jienennses debido a la pérdida de sus hábitats naturales, las explotaciones agrícolas o el cambio climático.

Generalmente, existen muchos factores que influyen en una especie para que a esta sea considerada como “en peligro de extinción”, lo que se traduciría en una inminente desaparición de la especie si dichas causas prosiguen. Y, en Jaén, algunas de ellas luchan cada día por “mantenerse a flote”. Una de ellas es la cigüeña negra, la cual, además de ser muy escasa, raramente se deja ver por la provincia. Javier Moreno, biólogo y gerente de Geocam, explica que esta ave suele ser algo más abundante en el occidente de España (Extremadura, Salamanca o las zonas de los ríos Tajo, Duero o Guadiana). Calificada en el catálogo andaluz como “en peligro”, la cigüeña negra es un animal “muy tímido” y que no cría cerca del hombre, sino que prefiere crear sus nidos en acantilados rocosos o en árboles muy altos. Sin embargo, se enfrenta a varios problemas, uno de ellos es la escasez de ejemplares, y otro que, debido a que son “muy discretos”, el resto de aves —como buitres o águilas imperiales— llegan a robarles sus nidos cuando estas vuelven de hibernar. “Son poquitas y, encima todo, los que pueden les quitan los nidos”, ironiza Moreno. Además, dentro del reino de las aves, el experto hace una puntualización. El sisón, una especie de avutarda pequeña, no está marcada como “en peligro de extinción”, pero asegura que es “muy probable” que dentro de muy poco se le marque como tal. “En los últimos 2 años su población se ha visto reducida en más de un 70% y los científicos han comenzado a dar la voz de alarma”, insiste.

De los reptiles, Jaén cuenta con la presencia de un ejemplar muy poco común a nivel internacional. Tanto, que se encuentra dentro de la lista de especies “en peligro de extinción” de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esta es la lagartija de Valverde, un reptil endémico que tiene su “centro neurálgico en la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, que es donde está el 90% de esta especie”. Este es el principal motivo por el que, a nivel mundial, se considera en peligro, mientras que, en Andalucía, solo está marcado como “vulnerable”. “Dentro de lo que cabe, la especie está bien. El problema es que vive en un área muy pequeñita del mundo”, recalca Javier Moreno. De hecho, solo está en la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, en la Sierra de Alcaraz (Albacete), en la Sierra de Castril (Granada) y en las sierras que hay en Murcia. “No hay más en el planeta”, asevera.

Como curiosidad, este es uno de los últimos vertebrados que se descubrieron en España y Europa. De hecho, el hallazgo ocurrió, en los años 50 del siglo XX, a manos del biólogo José Antonio Valverde, en las proximidades del río Aguamula, en la Sierra de Segura. El día que se topó con esta lagartija, cogió varios ejemplares y los metió en formol para analizarlos más detenidamente en Almería. El mismo día que llegó a su despacho con ellos abrió una carta de la Fundación March, en la que le decían que le fue concedida una beca para investigar y proteger Doñana. Este momento fue tan significativo para él que le puso el nombre científico de Algyroides Marchi, que significa “la lagartija de March”. Paradójicamente, siempre se le ha considerado a la especie como su lagartija, aunque su nombre es el de la fundación que le dio el dinero para cumplir su sueño. Años más tarde, 1969, José Antonio Valverde se convirtió en el primer director del Parque nacional de Doñana.

Y, aunque no está en situación crítica, el topillo de Cabrera es otro de los mamíferos incluidos en el catálogo andaluz de especies amenazadas. Lo que lo hace distinto es que apenas se tienen datos sobre su distribución o situación de la especie en sí misma. Tanto es así, que este esquivo topillo apenas se dejó ver cuando, al construir la presa de Siles, se buscaron ejemplares para su redistribución. Viven sobre todo en prados húmedos, cerca de arroyos que se encharquen y en los que salga mucha hierba y, según Javier Moreno, su principal amenaza es el cambio climático y la contaminación de los acuíferos. “Cada vez se secan más fuentes y, en Jaén, se chupa mucha agua para la agricultura”, comenta.

La avutarda común, al borde de la desaparición en la provincia a consecuencia del cultivo del olivar
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Inminente. Así define Javier Moreno, biólogo y gerente de Geocam, lo cerca que está la desaparición de la avutarda común en la provincia. Además, alerta: “Es muy evidente que va a desaparecer, porque la cosa está realmente mal”. El experto señala que en la provincia de Jaén quedan muy pocas en la actualidad y recuerda que, hace una década, solo quedaban aproximadamente 8 machos reproductores. La avutarda común es el ave voladora más pesada que existe en el mundo y suele vivir en llanuras de zonas agrícolas. En relación a esto, los expertos se han dado cuenta que el gran reto para la conservación de la naturaleza no está en las montañas ni en los bosques, sino en las zonas agrarias. “Es ahí donde estamos perdiendo el mayor porcentaje de biodiversidad y en la campiña de Jaén es muy evidente la situación de la avutarda común, que ha sido acorralada por el cultivo del olivar”, manifiesta. Con esto, Moreno explica que la avutarda común necesita vivir en zonas de cultivos herbáceos, principalmente de cereal y leguminoso. Y, en los meses de julio a septiembre —su época de cría—, debe disponer de linderos con vegetación natural (arbustos y plantas) que no estén tratados con fitosanitarios para que los pollos puedan comer, ya que solo se alimentan con insectos. “Si no hay insectos o estos están envenenados, los pollos se mueren. Este es uno de los grandes problemas que tiene la avutarda, que no les queda sitio para vivir, pues todo está lleno de olivares, no quedan a penas zonas de cereales o leguminosas y se siguen utilizando fitosanitarios”, se lamenta el biólogo. De hecho, expone que, de 4 a 5 huevos que puede poner una hembra, a final de temporada solo sobrevive 1.

Así, aclara que la especie “va para abajo” y que en la actualidad solo están presentes en zonas muy contadas de la provincia de Jaén y los principales municipios son los que están entre Porcuna e Higuera de Calatrava. Sin embargo, indica que, hace unos días, se plantaron nuevos olivos en un área donde aún quedan avutardas y alerta: “Su desaparición es inminente”. Por ello, junto a otros compañeros, ha creado la Plataforma Conservación de Aves Esteparias y sus Hábitats en Andalucía, con el objetivo de concienciar y ayudar a evitar que este animal desaparezca de las llanuras jiennenses.

En Andalucía aún quedan algunas poblaciones, como en la campiña de Córdoba o en la de Osuna, en Écija, y Los Pedroches, de avutardas comunes, y Moreno añade que España es el país que más cantidad de ellas tiene en Europa. Para comprobar el estado de la especie, se está realizando un censo de la misma (entre el 1 y el 20 de marzo, en la mitad sur peninsular y, del 15 de marzo al 5 de abril, en la mitad norte), detallan desde SEO Birdlife. El objetivo de este censo es cuantificar la población de avutarda común en época reproductiva y conocer sus parámetros reproductivos.