El picudo rojo, el enemigo de la flora en Jaén

Este insecto ha afectado al 40% de las palmeras de la capital y sus alrededores

19 nov 2018 / 11:57 H.

U na realidad latente en la ciudad y sus alrededores. Desde hace años, el picudo rojo se ha instalado en las palmeras de la capital llevando, a muchas de ellas, hasta la muerte, algo que todos los jiennenses ven a diario en numerosos barrios de la ciudad. Pero, ¿qué es y cómo actúa este insecto? Bien, se trata de una especie invasora, que llegó a España hace unos años procedente del sudeste asiático, en palmeras de importación. La principal especie a la que afecta es la palmera canaria, pero también son susceptibles las palmeras datileras y, además, se han dado casos en ejemplares de Washintonias así como en palmitos.

La larva del insecto es la que produce los daños en las distintas especies, que son capaces de devorar algunas zonas de las palmeras en apenas seis meses. En el caso de la capital, se sabe que al menos “el 40 por ciento de las palmeras están afectadas por el insecto aunque creemos que pueden ser muchas más, puesto que en muchos casos no se detecta que la planta está afectada hasta que su deterioro es muy avanzado”, asegura María Gloria Hernández, ingeniera agrónoma de Abonos Jaén, que ha realizado un estudio sobre este insecto y su propagación en la flora jiennense. En la capital, se pueden localizar dichas palmeras en zonas como el Museo Íbero, el Poligono del Valle, en el Hospital Neurotramatológico o algunas zonas del barrio del Bulevar, pero hay muchos más lugares que han perdido sus palmeras o que pueden estar siendo atacadas por el picudo rojo, tanto en la propia capital como en barrios colindantes a esta.

Hasta ahora, para reducir las consecuencias del picudo rojo se había combatido a la larva con varias técnicas, como la realización de duchas al cogollo de la palmera o la técnica de endoterapia, esto es, inyecciones al tronco de un producto fitosanitario, que permite proteger la palmera desde dentro aumentando la persistencia del veneno y el efecto repelente y reduciendo la necesidad de duchas, aunque desde hace unos meses “ya no se llevan a cabo este tipo de tratamiento”. Aún así, existen otro tipo de terapias para combatir el problema. “La lucha biológica mediante nematodos y hongos patógenos al insecto puede complementar las técnicas anteriores pero nunca deben de ser usados en solitario y, aún menos en Jaén, donde las temperaturas demasiado frías o cálidas impiden su germinación gran parte del año”, asegura la ingeniera.

Tratamientos que se hacen cada vez más necesarios, puesto que el estudio confirma que el picudo rojo en las palmeras es una de las plagas vegetales más agresivas que hoy día existen en España. De hecho, el ensayo demuestra que el insecto es tan abundante que, literalmente, “la palmera que no se trate es una planta que morirá inexorablemente tarde o temprano”.

Sin embargo, no todo está perdido, y las palmeras podrían salvarse siempre y cuando la yema central de la planta siga intacta o con daños parciales. Para ello, hace falta un adecuado conocimiento del insecto y de los métodos de control que pueda evitar la infección del ejemplar. En el caso de sospecha de contagio, existen algunas técnicas para limpiar las partes afectadas y propiciar su rebrote. Pero, tal y como afirma Hernández, “solo con la colaboración de todos podemos frenar la muerte de estas plantas que tanta belleza y majestuosidad otorgan a nuestros parques y jardines y que, de no ser así, terminarán por verse afectadas en su gran mayoría”.