Una jornada lluviosa con recuerdos de Jueves Santo

Marchas procesionales desde los balcones ambientan la tarde

10 abr 2020 / 16:18 H.
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Melancólico Jueves Santo. El tiempo tampoco fue propicio en la tarde de ayer, pero la tristeza ya venía de antes. La inusual Semana Santa no ha dejado ver ni una sola procesión por las calles de Linares, una ciudad en la que la devoción es muy grande y la Semana Mayor se vive de una forma muy especial. El Jueves Santo habría empezado con la procesión de la Hermandad del Rescate. Es costumbre que su banda de cabecera comienza a mediodía su pasacalles y recorra numerosas calles hasta llegar a la Basílica de Santa María, a la espera de ver salir a Nuestro Padre Jesús del Rescate. Este año se completó el barniz de su paso y el titular estrenaba túnica blanca y escapulario de plata, en el que luce la cruz trinitaria, símbolo de la hermandad que también se refleja en las túnicas de los penitentes. Tras él siempre va la esplendorosa María Santísima de los Dolores, con nueva parihuela para hacer más sencilla la salida por la puerta de la Basílica.

La Parroquia de San Agustín también se quedó sin vivir sus especiales momentos de cada Jueves Santo. El templo anhela este año los momentos en los que el Señor del Prendimiento y Nuestra Señora del Rosario salen a la Plaza de San Juan Bosco, que recibe a ambas imágenes, muy veneradas por el municipio. La Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Rosario acompaña cada año este paso de misterio, muy completo y bañado en pan de oro. Los cuatro evangelistas, uno en cada esquina del paso, escoltan al señor prendido. Habrá que esperar un año más para estrenar las potencias del Cristo y la parihuela.

El último en salir, el más tardío, siempre es Nuestro Padre Jesús de la Columna. Las puertas de Santa María se habrían abierto de nuevo para dejar salir esta hermosa talla. Los sayones que le hubieran acompañado este año habrían estrenado vestimenta. Nuestra Señora de la Amargura luce junto a San Juan en su palio. Es una salida complicada que luego se compensa con su andar por las calles del casco antiguo.

Muchas personas han llevado ramos de flores a las puertas de los templos para, así, rendir homenaje a sus imágenes y demostrar que, aunque no hayan podido salir a la calle, están con ellos. Desde los balcones se escucharon marchas procesionales que hacían que el ambiente cofrade no cesara. Además, muchos linarenses colocaron pequeños altares en sus casas en recuerdo de los días grandes de Pasión vividos. El mal tiempo dio algo de consuelo, ya que, casi a la misma hora que tendría que haber salido la primera hermandad, comenzó a chispear. La lluvia ganó en intensidad y, en torno a las ocho, se registraron fuertes precipitaciones. Así, al menos la rabia de no poder ver a los titulares de las tres hermandades en la calle se vio algo calmada al comprobar que en otra situación el Jueves Santo tampoco habría sido normal.

Linares