Huerto terapéutico que cultiva valores y elimina estereotipos

Voluntarios, pacientes y equipo médico trabajan juntos para mejorar habilidades

22 nov 2017 / 08:46 H.

Hemos creado un espacio de respeto mutuo y libertad”, afirma José Ignacio Aznarte, psiquiatra y coordinador del Hospital de Día de Salud Mental San Agustín, en relación con un huerto terapéutico que se enmarca en el amplio catálogo de tareas que desarrollan los profesionales del centro médico, y en el que colaboran voluntarios de la asociación ciudadana “28 de febrero”.

“Atendemos a pacientes hospitalizados graves, por lo que tenemos un programa de actividades terapéuticas”, afirma Aznarte, entre las que, en palabras del coordinador, se encuentran “grupos de deporte, talleres de cocina o de lectura”. Los trabajos, según Inés Fernández, terapeuta ocupacional del hospital, persiguen “fomentar habilidades sociales, de comunicación, físicas y manipulativas”.

La “rehabilitación psicológica” de los pacientes se complementa con “las diferentes ocupaciones” que ofrecen desde el centro médico. De esta manera, hay una parte de terapia “en el arte o el ejercicio físico”, asegura el coordinador de la unidad. “Nos parece útil e interesante tener un grupo de huerto porque, enganchando con esto, tenemos talleres de compra y cocina”, subraya Aznarte, por lo que los pacientes pueden “consumir las hortalizas que producen”, favoreciendo así “un estilo de vida saludable” para ellos.

“El ejercicio físico en contacto con la naturaleza es interesante, así como saber de dónde vienen los alimentos y cómo se crían los vegetales”, asevera Virtudes Liñán, trabajadora social de la Unidad de Salud Mental. La actividad, además, según Liñán, favorece “una relación con el paciente a otros niveles”, ya que, añade Aznarte: “Al ser grupales, mientras trabajan se relacionan entre ellos, una habilidad que algunas personas gravemente afectadas ha perdido”.

CIUDADANÍA. El equipo médico del Hospital de Día de Salud Mental San Agustín, además de la rehabilitación de sus pacientes, contempla, en declaraciones del coordinador, “una relación del centro con la ciudadanía”. “No somos un mundo cerrado, sino que formamos parte de la sociedad de Linares, por lo que abrir el hospital a la participación ciudadana y romper el estigma es algo positivo”, comenta Aznarte. Por esta razón, la unidad llegó a un acuerdo con la asociación “28 de febrero”, cuyos miembros visitan el huerto dos días a la semana para trabajar “codo con codo” con ellos y el equipo médico del centro.

“Los pacientes de Salud Mental no son un grupo a parte ni gente rara, no son peligrosos”, afirma Inma Medina, enfermera del hospital, respecto a la exclusión que considera que sufre este colectivo de personas, que, por otro lado, Aznarte añade: “En un momento dado podemos ser todos, ya que una de cada cuatro personas vamos a tener una enfermedad mental a lo largo de nuestra vida”.

En definitiva, se trata de un huerto terapéutico que persigue romper estereotipos y favorecer relaciones, así como la recuperación de los pacientes y acabar con el típico rol que se establece entre las personas hospitalizadas y los médicos.