Esfuerzos en el seno de la Fundación Lolo para contar con nueva sede

La institución requiere de más espacio para un museo

12 abr 2016 / 11:30 H.

Dar a conocer, por todo el mundo, el legado, la vida y la obra del beato linarense Manuel Lozano Garrido. Ese es el principal objetivo de la Fundación Lolo, una institución que trabaja, día a día, con la “ilusión” y el “optimismo” de que se pueda alcanzar la anhelada canonización del periodista y escritor y, por consiguiente, su declaración oficial como santo de la Iglesia católica.

Una intensa labor que se realiza en la sede que el colectivo tiene en un piso alquilado de la céntrica calle Viriato, el que se ha quedado pequeño para poder albergar tanta documentación y objetos con los que cuentan sus fondos y archivos. Por ello, además de en las propias tareas divulgativas, también se trabaja para poder disponer de un local de mayores dimensiones que permitiera acoger una especie de museo en el que mostrar los bienes de “Lolo”.

“Realizamos nuestra labor en esta sede que, aunque es muy digna, tiene ya ciertas limitaciones de espacio. Lo ideal es tener un local digno donde poder enseñar las cosas de Lolo. En eso estamos trabajando, para que la gente tenga más acceso y poder mostrar, con total plenitud, las pertenencias de nuestro querido beato, quien vivió en un estado permanente de sufrimiento y dolor”, señaló José Utrera, miembro patrono de la Fundación Beato Lolo.

Así, entre las últimas pertenencias de Manuel Lozano Garrido que la institución conserva, se encuentran su teléfono, el magnetofón que usaba para realizar sus anotaciones cuando ya no podía escribir, rosarios, publicaciones y documentos escritos de su puño y letra o un pequeño cofre en el que “Lolo” llevaba la sagrada forma para que los enfermos comulgaran durante la Guerra Civil.

“Tanto él como su hermana Lucy eran personas muy humildes, por lo que no tenían cosas de valor, pero sí son objetos considerados como testimonios de una vida entera dedicada a los demás y, sobre todo, a los enfermos. En definitiva, objetos que nos gustaría compartir con todo el que lo desee”, detalló José Utrera.

El proceso de canonización sigue en vías de recepción de documentación

Desde que se produjo la beatificación de Manuel Lozano Garrido, desde la Fundación Beato Lolo se abrió un nuevo periodo de divulgación sobre su obra, con el propósito de que se reconozca un nuevo milagro que le sea atribuido a su intercesión, por parte de la Iglesia católica, a través de la Congregación para las Causas de los Santos. Por ello, Rafael Higueras, el postulador de la causa del periodista linarense, viaja por países de todo el mundo para expandir el mensaje de “Lolo” y darlo así a conocer fuera de las fronteras nacionales.

“El postulador ha estado, recientemente, en Argentina y México en encuentros con periodistas y expertos para hablar sobre Lolo. Tenemos una ilusión muy grande en que Dios manifieste su gloria a través de él y podamos verlo convertido en santo. Estamos recibiendo varias cartas sobre posibles curaciones atribuidas a la intercesión de Lolo, aunque es algo que debe analizarse concienzudamente y tiene que ser demostrado científicamente por El Vaticano”, apuntó José Utrera, miembro patrono.

La beatificación del linarense se produjo a raíz de que el Papa Benedicto XVI aceptara, el 19 de diciembre de 2009, la curación de un niño en estado de gravísima situación, que fue atribuida a la intercesión de Manuel Lozano Garrido, como un hecho milagro que le llevó a los altares.

en detalle

vida y obra. Manuel Lozano Garrido, “Lolo”, nació en Linares en 1920. Fue un escritor y periodista miembro de Acción Católica y, durante buena parte de su vida, sufrió una parálisis que le obligó a permanecer en una silla de ruedas durante más de treinta años, así como ceguera. Falleció, con apenas 51 años, en 1971, encontrándose sus restos mortales en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor. La Iglesia reconoció como heroicas su vida y virtudes, de ahí que fuese beatificado tras declararse como milagrosa la curación de un niño que le fue atribuida. La ceremonia de beatificación se llevó a cabo el 12 de junio de 2010, en el parque multiusos del Pisar de Linares, en una celebración presidida por Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y concelebrada por el Nuncio Renzo Fratini y una veintena de prelados, entre ellos, los cardenales Carlos Amigo Vallejo, Antonio Cañizares y Rouco Varela, el obispo José Luis Redrado Marchite y el arzobispo Justo Mullor García.