De las cadenas de montaje de Santana a la chatarrería

Concluye la subasta de los equipos de la antigua automovilística

10 abr 2019 / 16:30 H.

Fue una noticia triste para Linares cuando el pasado mes de febrero se anunció el comienzo de la subasta virtual de maquinaria procedente de la antigua Santana. El proceso comenzó pocos meses después de que la Junta de Andalucía declarase la extinción por liquidación de Santana, una empresa que tras ser gestionada por la empresa japonesa Suzuki, adquirió la Administración regional para evitar su cierre. Aun así, la quiebra fue inevitable, aunque con el compromiso por parte del Gobierno andaluz de generar empleo en este lugar, una vez asignadas las prejubilaciones a los trabajadores.

La agencia IDEA fue la encargada de delegar a la Sociedad para la Promoción y Reconversión Económica de Andalucía (Soprea) la venta de todo este material. Se hicieron una serie de lotes, alrededor de 140, compuestos por maquinaria correspondiente a cadenas de montaje, pintura o soldadura. Estos elementos correspondían a los modelos de Suzuki Massif, Vitara y Jimny. Se desconoce la cantidad total que ha podido adquirir la Junta de Andalucía tras esta subasta, pero lo que sí afirma Francisco Checa, expresidente del comité de empresa de Santana, es que se trata de una cantidad muy baja para la maquinaria de la que se trata. Aun así, es material que se encuentra obsoleto y, afirma, hubiera sido incluso más rentable venderlo como “chatarra”. En cuanto a la salida que se le pueda dar a los equipos por parte de los compradores, Checa afirma que ya es muy difícil que puedan seguir usándose como tal. La mayoría de los lotes se han adquirido para aprovechar determinadas piezas que son de buena calidad, como compresores o motores, que pueden ser usados para otros trabajos en la industria. Muchos de esos lotes, directamente se han comprado para venderlos en el desguace, sostiene.

“El cambio de moneda con la japonesa, el yen, era de lo que se beneficiaba la última empresa, que realmente se llevaba ganancia, pero no producía un rendimiento en España. Al hacerse cargo la Junta de Andalucía, no supieron delegar esta gestión en alguien que tuviera conocimiento de esta industria, motivo por el que finalmente la Administración decidió cerrar”, relata el exsantanero Francisco Checa.

NAVES . Tras años de inactividad de la planta, Juan Manuel Moreno llegó al Gobierno andaluz con la promesa de que daría un giro a las instalaciones. El objetivo es que nuevas empresas puedan instalarse en el lugar y generar el empleo que se perdió en su día. Para ello, se quiere reducir el coste del alquiler de las naves. Pero esta medida no es tan sencilla como parece, afirma Checa, ya que no se puede hacer una competencia desleal y no sería justo cobrar un menor importe de alquiler, para que otras empresas que estén fuera del parque tengan un coste de suelo más caro. Además, el estado de las naves es muy deficiente, hasta el punto de que, dice, “es más rentable tirarlas abajo y realizar nuevas”. “Si se quiere tener un punto de atracción para las empresas, las instalaciones tienen que estar en buenas condiciones si se quiere avanzar”, juzga. Una de las pocas empresas que sigue en pie es JPG, que ha retomado la actividad en cuanto a lo que vehículos se refiere. En este caso, se dedica a la fabricación de un vehículo solar, que no necesita permisos de circulación ni seguro, ya que es de categoría similar a una bicicleta eléctrica. Una vez comenzada su fabricación, son más de 100 las reservas que se han realizado y que se comienzan a distribuir.

Tristeza por parte de extrabajadores, que tanto lucharon por la empresa

Los trabajadores sienten muy decepcionados con la medida de la subasta, ya que quieren ver soluciones. “No nos sirve de nada que Juan Manuel Moreno visite Linares, necesitamos que vengan empresas y que se recupere la actividad”, aseguran.

En ocasiones se culpó a los trabajadores de la quiebra de la empresa, algo que niega Francisco Checa, como trabajador y actual presidente de la Asociación Promoción Social 28F. “El absentismo laboral no estaba por encima de la media en el sector, muchos hemos ido a trabajar incluso enfermos. Estábamos muy comprometidos con la empresa”, deja claro. Son declaraciones de un trabajador que comenzó en uno de los puestos más básicos y estuvo 36 años trabajando en Santana y superó una serie de promociones internas para subir de categoría. Para muchos, ha sido toda una vida en esta industria. “Se dice que algunos se daban de baja para ir a la aceituna, pero eso era una irresponsabilidad por parte del médico que lo hacía, no por culpa de los trabajadores. Eran casos muy concretos y normalmente no pasaba”, afirma este exsantanero. “Nunca podrían pensar que se llegase a la situación que se ha vivido, ya que la empresa siempre había sido solvente”, dice.