Concha y Lucrecia, ¿viva o muerta?

El Cervantes acoge la representación de “El Funeral” una obra de Manuel Velasco

31 ago 2018 / 12:32 H.

Fabulosa, inconmensurable y a la altura de una actriz de la talla de Concha Velasco. “El Funeral” triunfó sobre las tablas del Cervantes en una noche mágica donde el noble arte del teatro se hizo voz y carne de la mano de un equipo de profesionales encabezados por la gran Concha Velasco, que, lejos de defraudar, hizo que el público se deshiciera en aplausos tras una ejecución al nivel de muy pocos.

La vallisoletana transmitió a los asistentes las preocupaciones de Lucrecia, su personaje, una gran dama de la interpretación que ha fallecido. ¿El escenario? Un teatro donde el Ministerio de Cultura ha organizado su velatorio para que el público que tanto la admiraba en vida pueda darle un último adiós. La trama comienza cuando su fantasma, con algunos asuntos que resolver en el mundo terrenal, sale del cuerpo de Lucrecia. Así, deja encerrados en el teatro a todos los asistentes para hacer una despedida como a ella realmente le hubiese gustado, “a lo grande”. Nadie da crédito a lo que sucede, el fantasma, ya que uno de los temas pendientes de la actriz está relacionado con su representante, Alberto Luján, que trata casi sin éxito contener a la prensa que se encuentra fuera del recinto. Los medios de comunicación están dando la noticia e intentan hacer conexiones en directo con lo que queda de Lucrecia. Todo es un gran disparate, ya que, al no haber precedentes de un suceso así, Lucrecia aprovecha al máximo el momento para que todos le presten la atención que merece para solucionar, viva o muerta, todos sus problemas profesionales y personales, que van desde aceptar una serie de televisión en la que hace de muerta hasta dejar que le hagan un muñeco de cera. Todo esto mientras está pendiente de que el público “no pase hambre” en ese rato de encierro y ofreciéndoles un show.

Así fue la actuación de Concha Velasco, muy fresca y en la que había una continua relación con los asistentes, que quedaron perplejos ante una obra de teatro que, sin duda, estarían dispuestos a volver a ver cientos de veces. Asimismo, esta cita cultural se enmarca en la programación festiva de la Real Feria y Fiestas de San Agustín, que, además de otro tipo de actividades, también muestra un ferviente compromiso con el fomento de la cultura y, en esta ocasión, resultó todo un acierto.