Villancicos

18 dic 2016 / 11:14 H.

Siguiendo el orden en el que vamos tratando los diversos palos del flamenco no corresponde en esta entrega hablar de los Villancicos, aunque espero que comprendan este cambio de orden, pues dadas las fechas en las que nos encontramos, pienso que será comprendida esta alteración de programa.

La verdad es que no me veía escribiendo sobre los villancicos en pleno verano, pues, aunque alguien no lo crea, yo necesito “estar en sintonía,” cuando escribo de cualquier palo, y no podía ser menos cuando el palo a tratar está tan íntimamente unido a estas fechas.

He escrito la palabra “palo” para introducir los Villancicos, pero si tengo que ajustarme a la teoría del Flamenco, tendremos que decir que los Villancicos, nombrados genéricamente, no son un palo. Me explicaré. He dicho en varias ocasiones que el flamenco se formó y se surtió de canciones folclóricas que se fueron “aflamencando” con el transcurso del tiempo y las aportaciones de los artistas flamencos.

En el caso de los villancicos, tenemos un precedente claro en nuestra literatura, así que veamos una definición del término a la vez que recordamos algo de la métrica española. El Villancico es una forma musical y poética en castellano y portugués, tradicional de España, Latinoamérica y Portugal, muy popular entre los siglos XV y XVII. Los villancicos, emparentados literariamente con las Jarchas y las Cantigas, eran originariamente canciones profanas con estribillo y temática muy diversa como pueden ser las Albas —que cuentan el encuentro o la despedida de los amantes al amanecer—, las Mayas —que celebran la llegada del mes de mayo—, los Villancicos de Vela, de Trabajo, de Serranas, las Quejas de la Malcasada...

La estrofa de un villancico se atenía al siguiente esquema literario: Estribillo ¡Ay, amor, a quántos tienes cativados que no te son obligados!// Mudanza Cativas el coraçón, ques razón que no catives; no te goviernas ni bives por derecho ni razón;// Vuelta tiene muchos tu afición (verso de enlace) cativados que no te son obligados. // Mudanza Cativaste mi querer do mi fe recibe engaño y no miras quanto daño se me puede recrecer. // Vuelta ¡Quántos tiene tu poder (verso de enlace) cativados que no te son obligados! La letra que precede pertenece a Juan del Encina (1468 –1529) y como vemos es un tema de amor profano que nada tiene que ver con la Navidad. Que los villancicos se unieran tan íntimamente a estas fiestas es debido a la Iglesia, que en el siglo XVI promovió las canciones en la lengua popular para así acercarse más al pueblo quedando de esta manera íntimamente ligados los villancicos y la religión.

He aquí un ejemplo antiguo de villancico con tema sacro atribuido a Mateos Flecha “El Viejo” (1481–1553). Si usted conoce villancicos de nuestra provincia, intente cantarlo al estilo de su pueblo y verá que se puede interpretar con los sones que les son más familiares, pero si usted canta, o tararea algún palo flamenco festivo, entonces comprenderá mejor eso del “proceso de aflamencamiento”. “Riu, riu, chiu,/ La guarda ribera,/ Dios guardó el lobo / de nuestra cordera.// El lobo rabioso / La quiso morder, / Mas Dios poderoso / La supo defender, // Quizole hazer que / No pudiesse pecar, / Ni aun original / Esta virgen no tuviera. // Riu, riu, chiu, / La guarda ribera, / Dios guarde el lobo / de nuestra cordera.”

Una vez recordadas las raíces de los Villancicos, volvemos al tema principal. ¿Son los Villancicos un Palo Flamenco? Si para denominar un palo nos atenemos a sus letras, entonces tenemos que afirmar de forma tajante que sí son un palo más del flamenco, más si para definir y diferenciar los palos nos basamos en el compás musical, nos encontramos que hay Villancicos a compás de tangos, (compás de 4/4) compás de Bulerías, (6/8) y si lo que vamos a tener en cuenta es su melodía, entonces este abanico se abre aún más y podemos encontrar Villancicos con aires de Alegrías, Colombianas, Soleá por Bulerías... Una forma de Villancico que está cayendo en desuso son los populares romances que a compás de cuatro por cuatro se han interpretado desde siempre en nuestros hogares y que más de un grupo flamenco interpretan como reliquias de la tradición de las Navidades en nuestra tierra.“Camina la Virgen Pura – camina para Belén / y en mitad del camino – pide el niño de beber. / ¿Cómo te la daré hijo – cómo yo te lo daré?/ Los arroyos bajan turbios – no bajan para beber. / Un poquito más adelante – halló el huerto de un rey, / que lo cuida un pobre ciego – ciego que gota no ve. / Ciego, dame una naranja – para al niño quitar sed. / Entre, entre señora – coja las que ha de menester. / Cogía de una en una – nacían de dos en tres, / las hojas que se caían – volvían a florecer. / Los troncos que se quebraban – volvían a entronquecer / Ya camina la Señora – y empezó el ciego a ver. / ¿Quién será aquella Señora – que me hizo tal merced./ La Madre de Dios sería – que otra no podía ser./ Válgame Nuestra Señora – vágame Santa Isabel.”

Puede que lo conozca con ciertas variaciones pues los romances, al pertenecer a nuestra tradición oral, eran modificados constantemente, aunque, eso sí, conservando su esencia.

Si este artículo les ha servido para algo más que para pasar un rato leyendo, si ha aprendido algo sobre los Villancicos, o en el mejor de los casos, le ha evocado dulces recuerdos de su infancia, entonces me sentiré muy satisfecho. Felices fiestas y no dejen de cantar Villancicos.