Una Iglesia comprometida

El obispo emérito de Jaén, Ramón del Hoyo, tuvo la oportunidad de visitar, el pasado mes de junio, la región afectada por el terremoto del 16 de abril. La Diócesis de Jaén tiene estrechos vínculos con la zona

    17 jul 2016 / 11:43 H.

    El pasado mes de junio, nuestro delegado episcopal de Misiones, Manuel Alfonso Pérez, y el obispo emérito, Ramón del Hoyo visitaron la región afectada en Ecuador por el terremoto del 16 de abril, que tuvo el epicentro en Pedernales (Manabí) y que afectó al sur del Vicariato Apostólico de Esmeraldas (Esmeraldas) y a la Archidiócesis de Portoviejo (Manabí), donde hubo y hay presencia de nuestros misioneros de Jaén:

    “Es conocida por todos la relación que existe entre las diócesis de Portoviejo y la de Jaén, pues, durante más de un decenio, diferentes sacerdotes de Jaén llevamos la dirección del Seminario Mayor San Pedro, donde se forman los que un día serán ordenados presbíteros. El actual rector, padre Marcelo García, fue alumno nuestro. Llegamos a Quito y fuimos recibidos por un amigo, el doctor Miguel López Torres, quien, como siempre, hizo gala de la hospitalidad y dedicación para con los misioneros de Jaén, acompañándonos hasta la casa sacerdotal, donde pasamos la noche.

    Al día siguiente, tras celebrar la Eucaristía, hicimos un pequeño recorrido por la ciudad y ese mismo día volamos a Esmeraldas, donde nos esperaba el sacerdote de Jaén Luis Fernando Criado, que lleva 8 años prestando servicios en el Vicariato Apostólico de Esmeraldas, aunque también estuvo como profesor en el Seminario de Portoviejo. Ya en Esmeraldas tuvimos un encuentro con su Vicario Apostólico, el comboniano navarro monseñor Eugenio Arellano. Un encuentro muy ilustrativo, pues él nos habló con pasión y dolor de Muisne, Chamanga y Mompinche, las poblaciones esmeraldeñas más afectadas por el terremoto, y de cómo están trabajando para ayudar a que los más pobres.

    Viajamos a Manta (provincia de Manabí), donde nos encontramos con el Padre Walter J. Coronel Macías, coordinador de las ayudas a la Archidiócesis tras el terremoto. En el aeropuerto manteño nos esperaba monseñor Lorenzo Voltolini Esti, arzobispo de Portoviejo. El día 10 iniciamos la jornada de visita a las parroquias más afectadas: Rocafuerte, Bahía de Caraquez, Canoa, Jama, Canuto, Ricaurte y Calceta. Cada una de ellas presentaba un panorama desolador. No llegamos a Pedernales, donde la destrucción del terremoto fue casi total. Habría que destacar, sin lugar a dudas, Jama. Su párroco, el padre Leonel Zapata, misionero colombiano, nos recibió con mucha atención y cariño. Él desconocía nuestra visita, pero nos atendió desde la pobreza como si fuésemos el mismo presidente de la República. El templo parroquial tuvo que ser derruido. Tanto el párroco como las religiosas duermen en tiendas de campaña. En Manta es peor si cabe. Varias clínicas y hospitales están muy afectados y el 50 % de las iglesias tienen daños considerables. El colegio de los salesianos ha tenido que ser demolido entero, así como el de las Oblatas de San Francisco de Sales. La iglesia de la Dolorosa está siendo seguida para ver el alcance del patente desplazamiento.

    Verdaderamente son muchos los frentes abiertos por el terremoto del 16 de abril y las réplicas que le siguen, frentes que habrá que ir afrontando con la ayuda de todos”.

    Silencio en portoviejo
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    Fuimos acompañados por monseñor Lorenzo Voltolini y por el P. Walter Coronel a la Zona 0 de Portoviejo. No hay palabras para decir lo que contemplamos. Hay silencio donde el bullicio era lo común. Ver los grandes edificios quebrados y los solares vacíos es una imagen terrible.

    el templo
    de canoa
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    Templo de Canoa, visto desde el solar donde estaba la casa parroquial.

    trabajos de demolición
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    Trabajos de demolición en la zona 0 de Portoviejo, antes del 16 de abril centro comercial de la capital de la provincia de Manabí.

    escuela de rocafuerte
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    Ramón del Hoyo, en el Colegio Fiscomisional de Rocafuerte junto a una de las profesoras, el rector y el padre Luis Fernando.