Una buena opción familiar

Los apartamentos del Puente de la Sierra son una estampa mítica del
de la zona residencial. Se levantaron hace ya varias décadas, pero siguen siendo un punto de encuentro para pasar los veranos en la mejor compañía

17 jul 2016 / 11:43 H.

Es difícil hablar del Puente de la Sierra y no pensar en sus famosos apartamentos. Estas moles de hormigón, plantadas en medio de la zona como si un de un elemento paisajístico más se tratase, son un hervidero de familias en verano. La primera de estas zonas residenciales se constuyó hace casi 50 años, aunque resiste el paso del tiempo con la misma elegancia y brillo que cualquier hotel. “Fue de lo primero que hubo por aquí, cuando alrededor solo había huertas y cortijos”, explica el gerente de la Asociación de Vecinos, José Miguel Díaz.

Su éxito fue notable, hasta tal punto que se construyeron cuatro zonas residenciales más, edificios que no tienen nada que envidiar a los que lucen en los paseos marítimos de los municipios costeros. Ni siquiera el precio. “Esto es caro, no nos vamos a engañar, un mes de verano te puede salir por 800 o 900 euros”, explica Gregorio Hermoso, orgulloso propietario de uno de las pisos. El alto coste hace que rija en la zona una especie de endogamia urbanística, pues todo queda en familia. “Aquí siempre somos los mismos, pocos vienen de alquiler. Los padres, normalmente los propietarios, se lo pasan a los hijos cuando estos tienen críos, y así generación tras generación”, aclara Hermoso. Lo mejor de los bloques, el compadreo entre vecinos, que suelen reunirse en las zonas comunes cuando cae el sol para disfrutar en compañía de las frescas noches que regala el Puente de la Sierra, un lujo cuando aprieta el bochorno que azota la ciudad y eleva los termómetros. Lo peor, “que te pones a cascar y te dan las tres de la mañana”, ríe Hermoso, que pese a eso reconoce que le da igual porque ya está jubilado. “Pero para el que trabaja no es tan divertido”, sentencia el vecino.

Los apartamentos son una buena opción en la zona. Los chalés son caros de construir y difíciles de mantener. Por su parte, las viviendas en bloque ofrecen bonitas zonas comunes, compañía agradable y un precio que, aunque alto, resulta más asequible que un cortijo reformado. Y te regala compañía, un bien incalculable en los frescos veranos del Puente de la Sierra.