Un “erasmus” en Lituania

Eufrasio Liébana Cámara disfruta de una oportunidad única en Vilna, donde cursa un grado de Finanzas y Contabilidad. Vive con emoción la posibilidad de adentrarse en una parte de Europa que reconoce que le era muy desconocida

10 dic 2017 / 11:28 H.

Eufrasio Liébana Cámara, de 25 años, es de Jamilena. Estudia un grado de Finanzas y Contabilidad en la Universidad de Jaén y este año lo pasará en la Universidad de Vilna, la capital de Lituania. “Esta es mi segunda carrera, antes estudié Magisterio, tras acabar los estudios de trompeta en el Conservatorio Profesional de Música de la capital. Entonces me di cuenta de que, lo que de verdad me llamaba la atención, eran las finanzas y la contabilidad, quizás gran parte de culpa la tenga mi padre, ya que desde pequeño siempre lo he visto en la oficina y como, para cualquier hijo, mi mayor referente es él”, deja claro. También confiesa que tenía la “espinita” de no haber disfrutado de una de las experiencia que brinda la Beca Erasmus. “Por eso, tenía bastante claro que si había la oportunidad, me iría sin dudarlo. Y, dado que el inglés es tan importante, marchame al extranjero supondría una oportunidad para mejorar idiomas y conocer de primera mano otra cultura”, recuerda, para añadir: “Tuve la oportunidad de elegir entre muchos países, como Eslovenia, Reino Unido, pero elegí Lituania, por su situación geográfica, ya que lo veo como uno de los destinos menos frecuentes para los españoles y también porque en los Países Bálticos, el nivel de vida es mucho más barato”, aclara.

“En cuanto a mi experiencia aquí, aunque mucha gente piensa que con la Beca Erasmus solo te dedicas a salir e ir de fiesta, están totalmente equivocada. Para mí es uno de los mejores programas culturales que existen. Sales de fiesta, sí, pero no todo se basa en ello. Vives un año fuera de casa, a muchos kilómetros de lo que siempre ha sido tu vida, tu familia, tus amigos, el barrio donde has crecido. De repente te encuentras en otro país, otro idioma, otra gente, otra forma de ser y es ahí cuando empieza la verdadera aventura”, reflexiona.

Llegó a Vilna el 29 de agosto, recuerda perfectamente que eran las diez de la noche, y que, al poco, ya conocía a muchos españoles, alojados en la misma residencia, a los que considera su familia en el extranjero. “Al día siguiente tocaba papeleo, porque gran parte de la beca se basa en rellenar impresos y más impresos. En cuanto a la residencia, pintaba bien. Habitaciones de dos o tres personas y baño compartido por dos habitaciones. Pagamos 96 euros al mes, al principio era fea, pequeña, vieja, pero después de unas dos semanas, ya la sientes como tu casa y no cambiarías esa residencia por nada del mundo”, deja claro. “Son demasiadas las historias que podría contar, pero me quedo con lo más destacable, dentro de esas paredes he conocido a personas que jamás habría imaginado y con las que te entiendes, puesto que pasas con ellas por lo menos 25 horas al día”, aclara. En el grupo hay amigos y amigas de Turquía, Italia, Alemania y Francia y está muy satisfecho de vivir justo enfrente de la facultad. “Es mucho más sencillo ir a clase, ya que solo tienes que cruzar la calle y, en invierno, con el frío que hace aquí, es de ayuda saber que en un minuto vuelves a estar en un sitio con calefacción”, confiesa.

“Al principio vas a clase y no te enteras de nada, todo es en inglés y los españoles somos famosos por nuestro bajo nivel en este idioma, pero, a medida que pasa el tiempo, las cosas van cambiando, empiezas a hacer trabajos, a estudiar, a ir a clase diariamente y llega el momento, sin que realmente llegues a enterarte de la evolución, en el que te defiendes perfectamente en otra lengua. Es lo que yo llamaría aprender para sobrevivir”, comenta este “intrépido” jiennense que se busca la vida lejos de su casa, convencido de lo bueno de la experiencia.

un poco cerrados

Los lituanos, en opinión del jiennense Eufrasio Liébanas Cámaras, “tienen una mentalidad mucho más cerrada que nosotros”. “A veces puedes tener problemas a la hora de comunicarte en inglés”, deja claro el joven jamilenense. “Lo que más echas de menos es a la familia y a los amigos principalmente. Y las tapas, muchísimo. Eso sí, en un principio pensé que extrañaría mucho más la gastronomía española, pero puedes encontrar prácticamente de todo aquí”, comenta. “También es cierto que los paquetes de comida que he recibido por parte de mi familia, han ayudado bastante a que no haya tenido tiempo de echar en falta la comida española. Lo más importante, el aceite de oliva, ya que aquí suelen cocinar todo con mantequilla”, sostiene como buen defensor de la cultura de la tierra del mar de olivos, en la que ha pasado toda su vida.

vivencia sin igual

“En el ámbito lingüístico he notado una gran mejoría al haber estado en contacto con gente extranjera las veinticuatro horas del día, también, en el ámbito personal creces, al tener que hacer frente a problemas que solventas por ti mismo”, deja claro este estudiante de la Universidad de Jaén, que disfruta de una de las Becas Erasmus. “Esta no es la primera vez que vivo fuera, también estuve un mes en Malta, para aprender Inglés y, el año pasado, estuve en China, de gira con una orquesta”, explica. “En cuanto a mis paisanos, animaría a cualquiera que se le presente la oportunidad a que participe en el programa Erasmus o a que se marche una temporada al extranjero. Nadie vuelve igual de una experiencia como tal, creo que para bien. Sin dudarlo, es una oportunidad única y enriquecedora”, argumenta el joven de Jamilena.

Una gran oportunidad para viajar y descubrir todos los secretos del país
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Obviamente, como deja claro el jamilenudo, no todo es estudiar cuando se disfruta de una beca Erasmus. “Mi día a día aquí en Lituania nunca es igual, hay viajes, fiestas, conciertos, clases y los horarios en la Universidad son bastante más flexibles aquí que en España, por lo que nos deja muchísimo tiempo libre”, aclara. “Son excursiones esos viajes improvisadas, en el último momento, en el que te pierdes, como mínimo, dos veces, y me parecen pocas, en los que buscas el hostal con mejor pinta y más barato”, explica Eufrasio Liébana Cámara. “Duermes poco, quieres verlo todo, disfrutar cada instante lo máximo posible”, precisa el jiennense que recuerda que tiene la oportunidad de descubrir países que, en sus palabras, “tienen una gran y triste historia a sus espaldas”, en referencia a Letonia y Lituania”. “Ves lo que años atrás habías estudiado en historia cuando estabas en el colegio y las sensaciones que sientes por dentro no se pueden describir con palabras”, sostiene este entusiasta estudiante universitario.

en una fortaleza en la antigua capital del territorio lituano
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En la imagen está en el castillo de Kaunas. El nombre de la ciudad y la fortaleza, recuerda, son mencionados por primera vez en el año 1361, un recinto militar construido en la confluencia de dos ríos.

en la costa del mar báltico, que da nombre a la región
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En la imagen está en Klaipeda, en el Báltico. Se trata de un mar interior, de agua salobre del norte de Europa, que se abre al Mar del Norte y, finalmente, al Atlántico a través de los estrechos de Kattegat y Skagerrak.

Sorprendido por la primera nevada, en el mes de octubre
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Eufrasio Liébana Cámara, acostumbrado a los calores jiennenses, no pudo resistirse a una foto cuando cayó la primera nevada que en Vilna, el día 28 de octubre.

un bonito recorrido turístico en compañía de sus familiares
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En Kadrioru Park, en Tallín, capital de Estonia, otro de los países bálticos. Es esta zona verde se encuentra el Palacio Kadriorg, que mandó construir el zar Pedro el Grande de Rusia, fundador de San Petersburgo.