Sáhara occidental: La lucha por la supervivencia

Frente Polisario y Marruecos nunca han estado tan cerca de volver a las armas desde que en 1991 firmaron la paz. La juventud se pregunta si no sería mejor

16 abr 2016 / 19:15 H.

Hace 25 años los saharauis confiaron en la comunidad internacional para la resolución de sus justas aspiraciones a decidir de forma libre su destino a través de un referéndum de autodeterminación. Hoy la juventud de ese pueblo se pregunta si no sería mejor volver a coger las armas y dejar de ser masacrados por Marruecos en los territorios ocupados o malvivir en el desierto sin expectativas de futuro. Por ello, el Frente Polisario y Marruecos nunca han estado tan cerca de volver a las armas desde que en 1991 firmaron la paz.

Tras la expulsión de 84 funcionarios de la Minurso, Rabat pidió recientemente a la ONU el nombre de sus 28 funcionarios que aún permanecen sobre el terreno y ordenaron el cierre de la oficina militar desde la que la ONU supervisa el alto el fuego. Al poner fin a la Minurso, Marruecos “induce al retorno al enfrentamiento bélico”, según los dirigentes saharauis. Mientras, el Gobierno español mira hacia otro lado y evade su responsabilidad como potencia administradora del último territorio africano pendiente de descolonización.

En todo este escenario, el 1 de marzo de 2016, se pusieron en huelga de hambre indefinida los presos políticos saharauis de la intifada de Gdeim Izik, encarcelados injusta e ilegalmente en la cárcel de Salé, en Marruecos. Condenados a penas que van desde los 20 años de reclusión a la cadena perpetua, por su militancia política y participación pacífica en el campamento de Gdeim Izik, conocido también como el campamento de la dignidad. El campamento de Gdeim Izik, en el que miles de mujeres y hombres saharauis se concentraron en las inmediaciones de El Aaiún para exigir sus derechos, supuso en 2010 el inicio de las revueltas en el mundo árabe. Una vez más, el Pueblo Saharaui, demostró su compromiso con la lucha pacífica y con la exigencia del respeto de los Derechos Humanos en el Sáhara y en el mundo entero, en un paso más de su incesante lucha por la autodeterminación, por la recuperación de su territorio, hoy ocupado ilegalmente por Marruecos. El 8 de noviembre de 2010 las fuerzas de seguridad marroquíes trataron de desmantelar el campamento y expulsar por la fuerza a sus ocupantes. Durante el estallido de violencia murieron once miembros de las fuerzas de seguridad y dos saharauis. En el juicio celebrado contra 24 civiles saharauis ante un tribunal militar, la mayoría de los acusados aseguró haber sido sometidos a tortura en sus dos años de detención. Algunos manifestaron haber sido coaccionados para firmar declaraciones. Juzgar a civiles en tribunales militares viola las normas internacionales de derechos humanos, dijeron las organizaciones.

La fiscalía no presentó testigos ni pruebas materiales que vincularan de manera convincente a los acusados con las muertes. La acusación mostró a la corte las armas que la policía supuestamente incautó en el campamento, pero no hay evidencias que las ligaran a los acusados a excepción de sus propias declaraciones.

Pero la máquina de poder marroquí no se para y, estas personas, estos luchadores por los derechos humanos que se sienten condenados injustamente, alejados de su familia, y con su patria secuestrada, se encuentran en huelga de hambre para pedir una verdadera justicia para ellos y para su pueblo. El Sahara, con Palestina, son dos grandes conflictos olvidados por la comunidad internacional que se dedica a mirar hacia otro lado. Pero, en el caso del Sahara Occidental, España tiene una especial responsabilidad. ¿ Vamos a ser capaces de asumirla?