Ricas y dulces tentaciones

La provincia de Jaén ofrece auténticas exquisiteces en repostería navideña tradicional. Algunos municipios ofrecen productos genuinos que le dan fama y renombre dentro y fuera de la provincia

24 dic 2017 / 11:14 H.

Cada Navidad se culmina un año de visicitudes que la propia vida lleva parejas. Muchas personas, ya que es moda generalizada, hacen esfuerzos todo el año o parte de él, por mantenerse en forma, cuidar la línea y seguir una dieta. Y quizá les resulte más difícil sustraerse al reto que se les plantea de “sobrevivir” a la Navidad, la época más idónea de todas para disfrutar de una cena, que suele ser especial y suculenta, y de unos dulces tradicionales en familia. Tampoco hay que pasarse, pero a nadie le amarga un dulce cuando la tentación vive arriba, enfrente, tres calles más abajo, en el pueblo de al lado que están los titos o en la casa de los abuelos.

Todo suelen ser atenciones estos días y mucho prueba esto y un poquito de aquello. Lo habitual es que para sobrevivir a esta aventura, uno haga de su capa un sayo, se líe la manta a la cabeza y se zambulla en tantas delicias como te ofrezcan, con la moderación que sea capaz de contener. Mañana será otro día para que te quiten lo bailado.

Todos los pueblos de la provincia de Jaén, los 97 con sus aledaños y pedanías, tienen algún dulce navideño tradicional y típico. Y son muchas las personas de todas las edades que disfrutan saboreándolos, por lo que muchos hornos obradores se vuelcan con la campaña de Navidad en respuesta a la fidelidad de sus clientes. Lo grandioso de ellos es que no sólo elaboran los dulces tradicionales, mantecados, polvorones, roscos, mazapanes... con su toque diferencial, sino que incluyen dulces con sus propias recetas que causan las delicias de la clientela. La calidad de estos productos jiennenses es tal que muchas personas los compran para regalo, con el convencimiento de que quedarán fenomenalmente bien.

Uno de estos establecimientos emblemáticos es el Horno de Torrequebradilla, situado en la calle Maestra, 5, de este pueblo perteneciente al municipio de Villatorres. Lo llevan Adela Aguilar y su marido Manuel Díaz Muñoz. Ninguno de los dos procede de una familia de panaderos ni dulceros. De hecho Manuel Díaz hizo la carrera de Magisterio y toda su ilusión era dedicarse a la enseñanza. Pero se presentó la oportunidad de comprar el horno y en 1981 lo adquirió junto con su hermano Valentín. Más tarde, en 2007, el matrimonio formado por Manuel y Adela se hizo cargo en su totalidad del horno. “Nuestro objetivo no era dedicarnos a la panadería, que era algo transitorio, pero ahora estamos muy contentos. Hemos llegado a amar la panadería y mis hijos también. Uno estudió INEF, pero decidió trabajar con nosotros. La otra hizo Magisterio y nos ayuda cuando puede, como ahora en esta época”, subraya Adela Aguilar. El Horno de Torrequebradilla es conocido por sus exquisitos roscos de vino, roscos de anís, empanadillas de cabello de ángel, manchegos, hojaldrados, mantecados de aceite de oliva, mantecados de huevo... además de pestiños, magdalenas y “frutos de sartén”. “Hemos querido innovar un poco y también hacemos ‘panettone’, que es un dulce típico italiano y mi hijo ha querido hacerlo”, precisa Adela Aguilar. Sus dulces tradicionales se venden en Torrequebradilla y las demás entidades que conforman Villatorres, como Vados de Torralba y Villargordo donde tienen un despacho. También atienden pedidos en otros lugares. Incluso venden por internet a Barcelona, Pamplona y otras ciudades españolas. “Más que dulces navideños, que también, lo que más nos piden es el bizcocho típico nuestro, que se diferencia de otros porque sube de una forma natural, los únicos ingredientes son huevo, harina y azúcar”, añade.

Para la campaña de Navidad, en el Horno de Torrequebradilla trabajan cinco personas, más la dependienta del despacho de Villargordo.

En general, para elaborar sus dulces emplean ingredientes de máxima calidad como harina, azúcar, manteca, aceite de oliva, huevo, anís, almendras... “Para estar en esta profesión hay que quererla. Tiene, de alguna forma, relación con la hostelería, porque cuando la gente sale o se divierte, nosotros trabajamos”. Otro obrador de dulces navideños, en este caso de la capital, es el Horno de Puente Tablas, cuyo origen está en un horno de leña árabe y que hoy tiene varios establecimientos distribuidos por Jaén capital y por la provincia, en municipios como Martos o Andújar. Además del pan nuestro de cada día, también elabora productos tanto dulces como salados para la campaña navideña. El responsable de sus exquisiteces es el maestro pastelero Jesús Pachón de la Torre, que lleva trabajando 35 años en Jaén.

Degusta Jaén. Los dulces tradicionales del Horno Puente Tablas lucen la marca “Degusta Jaén” y, precisamente, la calidad es el distintivo y el buque insignia que tiene a gala este establecimiento: “Todas las materias primas que utilizamos son de la máxima calidad. Los ingredientes básicos son azúcar, harina, aceite de oliva virgen extra, zumos naturales, manteca, anís, almendras...”.

Tanto en el obrador, que está más arriba de la ITV del Polígono de Los Olivares, en la misma acera, como en los diferentes despachos, se pueden adquirir estos días mantecados de huevo, estrella de Navidad, manchegos, hojaldrines, alfajores, turrones, mantecados hojaldrados, rosquillas de anís y de vino, polvorones... Sus productos navideños se caracterizan por ser de un tamaño más pequeño que el habitual: “El tamaño más pequeño permite que sea más fácil llevártelos a la boca y también probar varios en el mismo momento, porque no llenan tanto como un dulce grande”. De todos ellos, uno de estos productos es exclusivo del Horno de Puente Tablas, la estrella de Navidad, que tiene mucho éxito entre la clientela. El maestro pastelero está convencido de que las modas por adelgazar no afectarán a la producción de este tipo de golosinas: “Los dulces artesanos es una tradición que se mantiene desde hace muchos años. El mantecado es un producto estrella de la Navidad que nunca va a desaparecer. La gente se olvida estos días de que puede engordar. Eso es así todos los años. Y en Navidad toca comer y disfrutar. En esto no hay gente mayor o niños. Es un punto de encuentro de las familias que, por el ritmo y estilo de vida que llevamos, no se consigue en otro momento del año. Los niños lo disfrutan y los mayores lo han disfrutado toda la vida. Es azúcar, azúcar y más azúcar”. Jesús Pachón conoce bien de lo que habla. La prueba es que la producción prevista para la campaña se ha tenido que aumentar por la demanda: “A Dios gracias, estamos un poco desbordados, porque la clientela lo pide y seguimos necesitando tener productos disponibles”.

Recomendaciones. Para que todo el mundo pueda disfrutar de los dulces navideños de la mejor manera posible, organizaciones de consumidores como la OCU, hacen una serie de recomendaciones a tener en cuenta, pero se refieren, sobre todo, a productos de marcas comerciales. Por ejemplo, la OCU recomienda que cuando se adquiera una caja de estos dulces se mire la fecha de consumo preferente. Si esta es muy próxima, podría tratarse, dice, de un excedente de la campaña anterior. En esos casos sugiere no comprarla, ya que puede que no se haya conservado convenientemente y el contenido sepa a rancio. Para la OCU las navidades suelen ser de excesos en lo gastronómico. Sobre todo con algo tan tradicional como son los turrones, mazapanes, mantecados, polvorones... Cada vez hay una más amplia variedad de texturas y sabores que son un deleite para los sentidos.

Un experto en nutrición dirá que estos dulces no son alimentos muy equilibrados para una dieta, la cuestión es que están muy ricos. Y, aunque cada vez hay más variedad donde elegir, la gente, en general, sigue prefiriendo los de toda la vida. En turrones, el de chocolate es el más vendido, pero hay quien prefiere, si tiene buenos dientes, el tradicional duro, otros prefieren el blando.

Los productos con Denominación de Origen Protegida o Indicación Geográfica Protegida como el turrón de Alicante o de Jijona, según la OCU, están muy vigilados, ya que la receta exacta y sus características están fijadas por sus consejos reguladores. Y hablando de turrones y de dietas, el mercado también ofrece la posibilidad de comprar turrones “sin azúcar añadido”.

Se podría pensar que son menos calóricos e incluso que tiene un contenido más bajo en grasas, pero no es verdad. Los turrones sin azúcar tienen una media de un 4,5% más de grasa que los azucarados. Esa circunstancia también se da con otros dulces navideños.