Irresistible atractivo verde

Uno de los principales destinos de la provincia es, al mismo tiempo, uno de los pulmones de España. En el día a día de la gestión de este espacio protegido conviven criterios conservacionistas y económicos

21 may 2016 / 20:14 H.

La Iruela cuenta con una población, según el Instituto Nacional de Estadística, de 1.999 almas; sus plazas hoteleras son 2.673. Más del doble de camas para visitantes que vecinos hay, como constata el alcalde, José Antonio Olivares. Es un dato, uno de los muchos guarismos que dan dimensión de lo grande que es el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, donde está enclavado el municipio irolense, a la cabeza de la provincia en capacidad de recibir turistas. ¿Por qué? “Por el entorno que tiene y por la inversión privada recibida”, contesta el regidor, que recuerda que en su pequeño municipio, con núcleos dispersos como ocurre en muchos de esta parte de la provincia, hay cuatro hoteles con cuatro estrellas.

Otra cifra, 160 empresas relacionadas con este sector en La Iruela, como precisa. “La aceituna son dos meses de trabajo, el resto es, sobre todo, el turismo”, reflexiona el máximo responsable municipal que, aún así, cree que hay cosas por hacer. Con perspectiva, analiza la figura del Parque Natural en marcha desde hace, precisamente este año, tres décadas. Destaca sus bondades y también cree necesario que su pueblo tenga la categoría de municipio turístico para, de esta forma, dotarlo de todos los servicios necesarios que demanda los que acuden hasta allí para conocerlo. Y es que Cazorla, Segura y Las Villas es, además de un territorio protegido por su patrimonio medioambiental, un destino indispensable para la provincia, el primero que la situó en el mapa.

En una campaña de promoción, se anunciaba esta reserva medioambiental como “Lo más grande”. En absoluto se exagera, es el principal espacio protegido de España, con 210.000 hectáreas y el segundo mayor del Viejo Continente y eso que está en una provincia, que tiene tierra yerma y linda con desiertos. Desde hace 30 años, la gestión de este patrimonio medioambiental es pública. Depende, actualmente, de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Teresa Moro es la encargada de “apretar el botón” que enciende cada día está máquina que, por principios, tiene que funcionar de forma limpia. Veterinaria de formación, esta funcionaria, tiene el cargo de directora-conservadora. Su papel es el de lograr el difícil equilibrio entre el aprovechamiento económico de uno de los pulmones patrios, sin que enferme para las generaciones venideras. ¿Cómo se logra? “Con el impulso del turismo sostenible, con la adopción de normas de uso y disfrute, con el fomento del senderismo y los recorridos en bicicleta, que es posible sin restricciones, salvo en algunas zonas de reserva”, aclara, por poner un ejemplo. “Hay otras actividades que son más impactantes, que necesitan autorización expresa y una cuota específica de participantes. Tenemos más de 60 empresas de turismo activo que, cada dos años, están obligadas a renovar su autorización, para lo que elabora un informe de su actividad. Cada año tenemos que decidir sobre otras peticiones de particulares para deportes como el senderismo y llegamos a dar hasta 500 permisos”, apunta la gestora de este espacio. Sus decisiones, de forma más o menos directa, tienen implicaciones para los dueños de los cientos de negocios, los alcaldes de los 26 municipios de las tres sierras protegidas; el medio centenar de personas que forman parte de la plantilla directa del Parque Natural, los 150 agentes de medio ambiente que se mueven por este espacio; el personal del Infoca, los empresarios colaboradores con la Administración autonómica. Mucha gente que trabaja para y gracias a este organismo que marca el día a día del este de la provincia jiennense, un territorio tan grande que podría albergar a toda la provincia de Vizcaya. Para que quede más claro, el Gran Sendero Bosques del Sur, que se extiende por estas tierras, tiene 478 kilómetros, casi la misma distancia que hay entre Jaén capital y Salamanca.

Como una especie de vigilante del vigilante, encargada de controlar la gestión de los responsables de este espacio, está la Junta Rectora. La preside, por primera vez, un hombre nacido en estas tierras, David Avilés, de Puente de Génave. Sobre esta parte de la provincia, su conservación y su presencia en los buscadores de alojamientos reflexiona: “Antes la gente de aquí se sentía como de segunda, hoy creo que se sienten orgullosos”.

“No hubiera sido posible en otro lugar”
Rafael Arenas |
Responsable del programa de cría del quebrantahuesos
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Rafael Arenas González, es director del programa de reintroducción del quebrantahuesos de la Junta de Andalucía, una de las más ambiciosas acciones impulsadas por el Gobierno andaluz. “No hubiera sido posible en otros lugares, el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas es un sitio idóneo. Tiene una serie de alturas que impiden que se desarrollen unos hongos patógenos para este ave, lo que permite que algunos de ellos hayan vivido hasta 45 años”, deja claro este experto. A su vez, la presencia del ave en los cielos de esta reserva medioambiental es un síntoma de buena salud del espacio, por lo que ni al Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas le interesa que no esté el quebrantahuesos ni a este “pájaro” le conviene irse de este rincón de la provincia jiennense. “Si tenemos una población viable, es un símbolo de que es un ecosistema limpio de tóxicos, es un bioindicador”, aclara el responsable del programa. La historia de amor entre el quebrantahuesos y su casa en el Sur de Europa comenzó hace treinta años, precisamente, cuando desapareció de unos cielos que eran suyos. “Se toma entonces una decisión fuerte, que es que vuelva a volar. Había que revertir un fracaso para la conservación de esta reserva”, argumenta. Lo primero que se hizo fue abrir el centro de cría, en el Guadalentín, con la reintroducción de aves llegadas de los Alpes austriacos. Actualmente, es el principal criadero de Europa, como sostiene Arenas, que deja claro que el 30% y el 40% de los quebrantahuesos que nacen en cautividad lo hacen en Cazorla. Actualmente, hay unas 15 parejas reproductoras, como aclara y otros 23 animales más por el entorno. Son capaces de realizar vuelos que llegan hasta Gibraltar o a Cataluña, Sierra Morena y a lo largo del valle del Guadalquivir. Lo “mejor que tienen”, desde la perspectiva de los que quieren al Parque Natural, es su filopatría, que es la tendencia que tienen los “quebranta” a volver al lugar en el que nacieron cuando son adultos para reproducirse.