Navas derrocha solidaridad

PRESIDENTA

17 feb 2019 / 12:37 H.

El sacerdote Antonio Montijano estaba al frente de la parroquia de San Juan Bautista de Navas de San Juan, allá por 1998, cuando la ONG comenzó su actividad en este precioso municipio de la comarca del Condado. Desde entonces hasta hoy, este colectivo ha arraigado, paso a paso, entre la población navera, entre la que se hace presente a través de las numerosas iniciativas que, a lo largo del año, celebra con el objetivo de ayudar a quienes lo necesitan con un grano de arena que, a fuerza de solidaridad, crece y crece hasta convertirse en toda una montaña a cuyo socaire encuentran auxilio quien más lo precisan. e

Capitaneados por su presidenta local, Luisa María Ballesteros, los catorce componentes de Manos Unidas de Navas de San Juan desarrollan un calendario intensísimo para alcanzar sus fines, como explica la propia dirigente de la entidad benéfica: “Abrimos la campaña con la colecta, que este año se hizo los pasados 9 y 10 de febrero, en la parroquia de San Juan Bautista, y después presentamos el proyecto que se nos asigna cada año”, aclara Ballesteros. A partir de ahí, la actividad es incansable para estos naveros altruistas a los que los empuja la ilusión por construir un mundo mejor: “Ya hemos empezado a trabajar en la venta de papeletas para una rifa que se celebrará el próximo día 28 de febrero, con una serie de regalos que han aportado diferentes comercios del pueblo”, añade la presidenta. Y es que la ayuda de los vecinos del municipio, además de imprescindible, es una de las certezas que anima a los miembros de la ONG a seguir, a no desfallecer a la hora de organizar nuevas citas con las que arrimar el hombro: “Continuamos con la cena del hambre, cuya entrada tiene un precio simbólico y que consiste en pan, aceite y —por aquello de que se celebra en Cuaresma—, bacalao”. Un encuentro en el que, además, establecimientos comerciales de Navas de San Juan cooperan, nuevamente, con la aportación de obsequios que hacen las delicias de sus ganadores.

Y como el “glamour” ni el estilo están reñidos con los buenos corazones, Manos Unidas planta su pasarela anual, en marzo, para que la moda flamenca desfile por el pueblo y, a la vez que maravilla al público, propicie una taquilla que sumar a la caja de Manos Unidas, destinada siempre para el prójimo.

Cierra el almanaque solidario, ya en verano, la verbena de la Cruz, en la Plaza del Ayuntamiento, donde el teatro y la diversión campan a sus anchas por las calles de un pueblo que se vuelca en uno de los más nobles valores: la caridad.