mes de flores y romerías

El calor llega y con él también el color, las calles de la ciudad y toda la provincia se engalanan por las tradicionales cruces

12 may 2019 / 11:46 H.

Si recordamos el refrán, “marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso”, estamos en días de perfumes florales por la riqueza de la floración; cuando las Rosas, Tulipanes, Margaritas, Orquídeas y flor de Lis entre otras, nos invitan a cumplir lo que comienza a decir aquella canción de “Venid y vamos todos con flores a porfía/ con flores a María, que Madre nuestra es”.

Mes que tras superar el frío y lluvioso invierno, la primavera se ha abierto camino para alcanzar su plenitud. Es entonces cuando el césped destaca por su vivo color verde y los prados se llenan de intensos olores, siendo los paseos por jardines o parques, las vías más frecuentadas por la sociedad admirando la multitud de plantas y especies que hacen la vida más hermosa cuando resurgen en los pétales de narcisos, jancitos, tulipanes y un sinfín de vegetales.

Caminos urbanos en Jaén que son calles que aún guardan las huella de la Virgen María en su Descenso a esta Ciudad la noche del 10 al 11 de junio de 1430 en blanco cortejo y desde entonces los jaeneros durante todo el mes de mayo le hacen en la Basílica menor, iglesia parroquial de San Ildefonso, Santuario de la Virgen de la Capilla, ofrendas de flores salidas de sus campos cercanos.

Y cuando llega el segundo domingo de este mes glorioso y de signo de pasión también, las calles del barrio de la Glorieta se hacen caminos escoltados por olivos que son como guirnaldas mirando a la Fuente de la Peña donde una pequeña Ermita es relicario del Cristo de Charcales.

Por antiguas veredas hoy carreteras, ese domingo de mayo cada año van peregrinos como hemos anunciado desde 1987 los pregoneros de esta Romería jaenera, la primera de la provincia jiennense; exaltando por mi voz en 1995 lo que emana de mi corazón desde un paisaje natural cercano a la Capital con mi pregón y Rufino Cevidanes Mena hará el sábado día 4 de mayo cuando lo presente Francisco Jiménez Delgado, el pregonero del año anterior.

Fiesta popular que se celebra entre el paraje de la Fuente de la Peña y el barrio de La Glorieta, siempre mirando por el “Cristo del Arroz” a la Ermita que cuentan las crónicas existe desde el siglo XIX pero con los antecedentes de la Virgen de la Peña; festividad principal con solemne Misa y procesión del Cristo de Charcales, acompañada de los romeros, los miembros de la Cofradía y representantes de otras instituciones de gloria y de pasión.

Mayo jaenero, de flores y romería. Y durante un fin de semana de procesiones infantiles; una tipología de ritual festivo, muy común en toda Andalucía; cruces de mayo, la tradición cristiana que se remonte a la época de Constantino I el Grande y su madre Santa Elena, la cual se comenta, encontró la verdadera Cruz de Jesucristo (Vera Cruz) en Jerusalén, allá por el año 326.

En Jaén y parte de su provincia, se trata de una fiesta con un fuerte contenido lúdico, donde los espacios públicos, calles y plazas cobran un gran protagonismo. Y los significados de las fiestas están fuertemente relacionados con la exaltación de la primavera a pesar del protagonismo formal del símbolo cristiano por excelencia.

Cruces decoradas con flores y macetas, tiestos de barro, cerámica y cobre; mantones de Manila, paños, alhajas y encajes antiguos se funden con el protagonismo de los niños organizados por Cofradías, Hermandades, Asociaciones, Colegios e instituciones para procesionar pequeñas imágenes en tronos que son casi reproducciones de los de Semana Santa llevados por ellos en forma de costaleros.

Día santo vivido por niños convertidos en mayores por un día, recreando la Semana Santa donde se ven a niñas de Mantilla y pequeños portando los tronos de sus cristos y vírgenes en miniatura.

Mes de mayo jaenero, cuando sus monumentos resaltan en las vías urbanas llenas de historia donde los jardines, los balcones y ventanas de la blancas fachadas de las casas, llenas de flores nacidas del campo, de la tierra de María Santísima nos hacen vivir días luminosos de ofrendas, oraciones, romería, caminar como peregrinos y procesiones infantiles, encontrando la paz y la tranquilidad en la Capital del santo reino.