Lituania, oportunidad laboral

El andujareño José María González Díaz decidió emigrar al norte del Viejo Continente para mejorar sus conocimientos de idiomas y alejarse de la precariedad laboral de Andalucía. Trabaja en el sector del márquetin

14 may 2016 / 21:26 H.

Cuando una persona tiene las ideas claras, es difícil convencerle de que no haga algo que tiene en mente desde hace mucho tiempo. Le ocurrió a José María González, un iliturgitano que siempre barajó la posibilidad de marcharse al extranjero y ampliar su experiencia profesional. Su propósito ya se ha convertido en realidad y desde hace unos meses reside en Lituania.

José María González estudió en el colegio Inmaculada Concepción La Salle de Andújar. Después de Primaria y ESO, cursó Bachillerato por la rama Científico-Tecnológica. Sin embargo, al final se decantó por estudiar algo para lo que no estaba enfocada esa rama, Periodismo. En 2011 se matriculó en la Universidad de Sevilla, carrera que terminó en junio de 2015. “A pesar de que tenía trabajo, en mi mente estaba la posibilidad de viajar fuera de España. La mala situación laboral de Andalucía me llevó a buscar una válvula de escape en Europa y por medio de Virginia Cano, quién me ayudó en los trámites al solicitar una beca del programa Erasmus for Young Entrepreneurs, lo conseguí”, relata desde las frías tierras lituanas. Así, en diciembre del año pasado, ya tenía empresa donde trabajar y se compró su billete de avión para trasladarse hasta el norte del Viejo Continente.

Aterrizó el pasado 18 de enero, una fecha que no olvidará nunca, aunque empezó a trabajar el 8 de febrero. “Llegué con unas semanas de antelación para encontrar piso y conocer, en persona, a mi tutor en la empresa”, explica. Concretamente, está empleado en lo que se conoce como una en una “startup” —una compañía incipiente—. Está en el departamento de Marketing y Ventas. “A pesar de que estudié Periodismo, no fue posible encontrar empresa alguna que estuviese más orientada a mi profesión por mi escaso nivel de inglés cuando solicité la beca”, reconoce. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga y su estancia en Lituania le sirve para tomar ventaja y mejorar, con creces, como el mismo reconoce, sus conocimientos. “Aunque el país solo tiene un idioma oficial, que es el lituano, que no lo estoy aprendiendo, el de inglés es tan alto, que con este idioma puedes desenvolverte en la mayoría de ámbitos”, relata, desde la lejanía. Su proceso de adaptación no ha supuesto excesivo problema. “Después de encontrar piso, me acostumbré muy rápido a la ciudad”, confiesa.

Preguntado sobre por qué eligió Lituania, el andujareño tiene más que clara la respuesta. “Siempre había querido viajar a otro país, en general, y del norte de Europa, en particular, para experimentar qué era eso de nevar en un lugar que no fuera Sierra Nevada. Vilnius, la capital de Lituania, era perfecta”, argumenta. Pero es que, además, se encontró con otras ventajas que, a día de hoy, le reafirman en su decisión. En este sentido, explica que es un país más barato que España en todo salvo en las cafeterías y en la vida de noche, sectores que tienen los mismos precios. Por otro lado, está contento con el hecho de que los lituanos sean “muy sociables”. “No se cumple el estereotipo de que la gente del norte es menos amistosa que la del sur”, advierte. La multiculturalidad también está la orden del día, y buena parte de la población es turca o ucraniana. “También me he dado cuenta, al vivir aquí y conocer a azerbayanos, armenios y kazajos, que el mundo no son solo los cuatro grandes países de los que nos llegan noticias”, reflexiona José María González. Y es que, gracias a su aventura emigrante, se empapa de la cultura de otros países porque, su día a día, tal y como relata, está íntimamente relacionada con lituanos, americanos, portugueses, franceses y españoles.

romper con los mitos

Viajar es una forma de romper con estereotipo y aclarar dudas en la mente. En este caso, José María González ha aprendido una valiosa lección. “Igual que un siciliano se enfada si le hablas de la mafia, los lituanos se enojan cuando les dices que son Rusia o si das por hecho que saben hablar el idioma”. El andujareño recuerda que Lituania fue el primero de los 15 países que se crearon como consecuencia de la disolución de la Unión Soviética y tiene su motivo. “Históricamente, es un país que se han repartido, según el momento, alemanes, polacos y rusos. Los últimos fueron los rusos y, por eso, no es raro encontrarte con lituanos que no quieren que les hables de Rusia para nada”, relata. Explica que los lituanos están tan orgullosos de su país, que tienen dos días de la independencia, una contra los alemanes en la Primera Guerra Mundial y otro en referencia a cuando se disolvió la Unión Soviética.

Virgen de la cabeza

Uno de los aspectos que preocupaba a este iliturgitano era no poder estar presente en una de las citas más importantes del año para los andujareños, la Romería de la Virgen de la Cabeza. “Afortunadamente, en abril mi jefe me permitió volver a España para asistir y eso tiene muchísima importancia para mí”, confiesa José María González. Además de mostrar su fe ante la Madre Santísima, como hace todos los años, le permitió alejarse, por unos días, de las bajas temperaturas. “Ahora, en mayo, es cuando empiezo a dejar el abrigo en casa durante el día y a vestir la ropa que me traje de Andújar”, relata. Explica que en verano las temperaturas en Lituania suelen oscilar entre los 20 y los 35 grados, con días muy largos. “Aquí amanece a las cinco de la mañana y el sol se pone a las once de la noche”, anuncia, con ironía.

Un país por descubrir y con costumbres que sorprenden al que lo visita por primera vez
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Lituania es el más meridional y a la vez el más extenso y poblado de los tres estados bálticos. El país es predominantemente llano, con unas cuantas colinas bajas al oeste y altiplanicies al este. Los bosques cubren algo más del 30 % de la superficie. Los sectores más importantes de la economía lituana son el comercio mayorista y minorista, el transporte y la hostelería (32,7 %), la industria (23,6 %), y la administración pública, la defensa, la educación y la salud y los servicios sociales (13,9%). Sus principales socios de exportación son Rusia, Letonia y Polonia, mientras que sus principales socios de importación son Rusia, Alemania y Polonia. Una de las cosas que sorprendió a José María González es que en los supermercados tienen cajas registradoras con preferencias para las mujeres con hijos y embarazadas, para cobrarles antes. “Lituania es un país que ha ido perdiendo población desde hace varios años y supongo que esta será solo la más pequeña de tantas otras medidas que tendrán para incentivar más nacimientos”, explica el iliturgitano.

naturaleza
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Naturaleza y cultura se unen en los parques nacionales lituanos. A pesar de ser un territorio muy pequeño, cuenta con cinco parques nacionales: Dzūkija, Aukštaitija, Curlandia, Samogitia y la reserva histórica de Trakai. Son enclaves que, por sí solos, hacen que merezca la pena el viaje hasta el norte del Viejo Continente.

Gruto Parkas
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Se trata de un parque con una exposición permanente de estatuas y herramientas de propaganda de la Unión Soviética que estuvieron ubicadas en las plazas y espacios públicos de Lituania. Es uno de los atractivos turísticos que visitó primero José María González y quedó encantado con las obras expuestas en la naturaleza.

frío polar
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Los inviernos en Lituania son muy intensos. Las temperaturas prácticamente nunca superan los 0 grados centígrados. El mes más gélido suele ser enero, con unas temperaturas medias de 9 grados bajo cero. Para un emigrante del sur de Europa como José María González, acostumbrarse no ha sido nada sencillo.

Vilnius
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Dicen que es una de las ciudades más bonitas del Báltico, ya sea en verano o en invierno, como se vé en la imagen. El entramado de las calles barrocas que conforma uno de los cascos antiguos más grandes de Europa son dignos de visitar. Cuenta con el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.