Las alergias acechan

La alergia al polen será más intensa esta primavera, con niveles más altos en el centro y suroeste peninsular. En el olivo se espera una intensa polinización, lo cual redundará en mayores problemas en Jaén para las personas alérgicas

    25 mar 2018 / 11:30 H.

    La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) prevé que la primavera será algo más intensa para los alérgicos al polen que la del año anterior, con unos niveles que será más altos en el centro y suroeste peninsular, en virtud del frío y las precipitaciones registrados en invierno.

    “Nunca llueve a gusto de todos, los agricultores estarán muy contentos porque van a tener buena cosecha de cereales, pero los alérgicos a gramíneas no tanto porque va a haber niveles de polen muy importantes”, destaca el presidente del Comité de Aerobiología de esta sociedad científica, Ángel Moral.

    En concreto, la primavera que comienzó el pasado martes va a ser moderada en la zona centro peninsular, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Madrid, con niveles máximos en Toledo, con 4.874 granos por metro cúbico de aire; y moderada alta en el suroeste peninsular, especialmente en Extremadura o Sevilla, donde se esperan niveles superiores a 5.000 granos.

    En cambio, va a ser muy leve en Canarias, con valores máximos de hasta 500 granos por metro cúbico de aire; y leve en el litoral mediterráneo (con un valor máximo en Barcelona de 1.231 granos) y en la cornisa cantábrica (con un valor máximo en Vitoria, de 2.761 granos).

    Esto se debe a que el invierno ha sido muy frío, según Moral, con unas temperaturas medias en febrero por debajo de años anteriores, lo que es muy importante para el enraizamiento de los cereales que se siembran esos meses, como el trigo, la cebada, la avena o el centeno; o para las gramíneas salvajes que crecen solas al borde de los caminos. “Y eso hace que las raíces sean más profundas y favorece un crecimiento más vigoroso”, señala.

    Además, el frío retrasó el crecimiento de todas las plantas, y esto también sucedecon los cipreses y las arizónicas, que retrasaron su polinización, por lo que los alérgicos a estas plantas también van a tener síntomas cuando se retiren las lluvias. Este representante de Seaic admite que las predicciones son similares a las que hicieron el año pasado, con la diferencia de que luego los meses de abril y mayo fueron muy calurosos y poco lluviosos, lo que “hizo que las gramíneas se secaran rápido, aunque empezaron mucho antes, pero en general fue muy benigna para los alérgicos”.

    “Lo peor para los alérgicos es que las temperaturas sean suaves y no llueva, porque las lluvias en primavera hacen que el polen se humedezca y caiga al suelo. Y cuando la temperatura es muy alta se secan las gramíneas, pero de lo contrario la polinización puede durar dos meses y dar más problemas. Lo ideal para los alérgicos es que llueva todos los días y haga calor para que lo poco que crezca, se seque”, destaca. Ante esta situación, Moral, aconseja a los pacientes alérgicos usar mascarillas para que el polen no entre en las vías respiratorias, lavarse la cara o cambiarse de ropa al llegar a casa y usar purificadores de aire en los interiores. De igual modo, esta sociedad científica destaca el aumento de alérgicos al polen en los últimos años, que en el caso de las gramíneas pasó del 35 al 74 por ciento, y calcula que en 2030 uno de cada cuatro españoles serán alérgicos al polen, como consecuencia de la contaminación y el cambio climático.

    La emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y los motores diésel son muy irritantes para las vías respiratorias pero también afectan a las plantas, alterando la estructura del polen y propiciando que genera proteínas de estrés como mecanismo de defensa, lo que hace que aumente su capacidad para inducir una respuesta alérgica a personas susceptibles. “Esto explica que en las ciudades haya más alergias que en zonas rurales, pese a haber más plantas y más concentraciones”.

    Acebuche (Olea europaea sylvestris)
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    Acebuche es la variedad silvestre y originaria del olivo y su antecesor. Se diferencia del olivo por su aspecto de arbusto, hojas mas redondeadas y aceitunas (acebuchinas) pequeñas. Forma parte de la vegetación del bosque mediterráneo y se adapta a todo tipo de suelos. Soporta el calor, pero es muy sensible a las heladas. Hoy día se cultiva para producir un aceite ecológico de primera calidad. El acebuche también se usa como patrón (por injerto) para todas las variedades de olivo cultivado.