La ciudad sagrada de India

La tosiriana Alicia Torrevejano lleva diez años viviendo en Benarés, la ciudad donde todos los hindúes quieren morir. El amor le hizo cruzar el mundo y emprender una nueva vida allí. Destaca la hospitalidad de la gente

17 ene 2016 / 10:43 H.

Hace diez años que Alicia Torrevejano Villegas vio por primera vez la ciudad sagrada de la India. Cambió los vaqueros por el “sari”, la prenda tradicional que visten las mujeres hindúes, y en su frente luce con orgullo el “tika” o “hindi”, ese punto de color rojo que representa la sangre, la fuente de vida y energía. Esta tosiriana de 40 años se embarcó por amor “en la aventura más maravillosa” de su vida, como ella misma la denomina. Conoció a su marido, Chiku Parvathi, en Granada. Él había venido a España para aprender el idioma. Una hermana de Alicia los presentó y no tardó mucho en surgir el amor. Poco después, decidieron casarse.

Desde entonces, viven seis meses en Benarés, la segunda ciudad más grande del país, donde su esposo regenta un importante hotel; y el otro medio año lo pasan en Torredonjimeno. El niño que tienen en común, Shivansh, de seis años, es hijo de las dos culturas.

Alicia reconoce que sus primeros meses en India fueron muy difíciles. “Lo pasé un poco mal. No sabía inglés y mucho menos indi y me costaba comunicarme. La ciudad, además, es un caos, con mucha suciedad y desorden. Ir por la calle era como jugar a la ‘play’. La comida es increíblemente picante. Todo era completamente distinto, como si me hubieran soltado en otro planeta”, explica.

Alicia afirma que ahora está “completamente adaptada e integrada” en Benarés. “Estoy contentísima”, señala con orgullo. Destaca la naturalidad de las gentes y una extraordinaria hospitalidad. “Aquí vivimos siempre con las puertas de las casas abiertas, tal y como pasaba antiguamente en España”. Y eso que la ciudad sagrada de India viven más de tres millones de personas. “Es el lugar al que todo hindú quiere venir a morir para que arrojen su cuerpo al río Ganges. Es una ciudad muy turística, llena de bellos templos. Cerca de aquí, en Sarnat, Buda dio su primer discurso y eso atrae a miles de visitantes. Para mí es una ciudad llena de contrastes, de sabores, de olores de colores... Tiene magia”, resume.

Su trabajo en el hotel familiar le llena buena parte del tiempo. “Es una labor muy gratificante para nosotros. Nos da la oportunidad de conocer a muchísima gente que suele repetir año tras año y que se han convertido en nuestros amigos”. Parte de su tiempo libre lo dedica a la ONG Semilla para el Cambio, fundada por María Bodelón, una española a la que Alicia Torrevejano llama “hermana”. “Es una extraordinaria persona, mi gran amiga, mi mejor apoyo aquí”, destaca. Se trata de una institución que nació con el objetivo de brindar un futuro digno para a los niños hindúes que viven sin infancia. Apuesta por una educación de calidad como medio para romper la espiral de pobreza y lograr su pleno desarrollo. Gracias a esta labor altruista, Alicia se siente muy útil en una sociedad que la ha acogido con los brazos abiertos. “Me ha ayudado mucho a mejorar. También el hecho de la naturalidad con la que los hindués viven el hecho de la muerte. Es completamente distinto al nuestro y es algo en lo que nos podemos fijar”.

En Benarés, Alicia también entabló relación con un grupo de españoles que reside allí por temporadas, tal y como lo hace esta tosiriana con espíritu aventurero. “Son gente muy maja. Siempre es bonito compartir buenos momentos con la gente de tu tierra y recordar España, ya que estamos tan lejos”. Con su familia, esta tosiriana ha hecho más de un viaje por India: “Cuando estamos aquí, casi todo es trabajar. Sin embargo, he conocido ciudades tan bonitas como Delhi, Puskar, Jaipur o Agra”. Un mundo diferente para los ojos occidentales.

cambio de nombre

En la India, Alicia Torrevejano no es Alicia. A todos los efectos, se llama Parvati Tripathi. Se trata de un nombre típicamente hindú. De hecho, Parvati es la denominación de la esposa de Shiva, una de las divinidades de la religión hinduísta. El apellido es el de su marido. “Cuando nos casamos tuve que cambiarme de nombre. Así me lo pidieron y yo no tuve ningún problema en hacerlo. Es una tradición aquí y toda mi familia política me conoce como Parvati. En España soy Alicia. Yo lo llevo con total normalidad”, explica. La del nombre es solo uno de las muchas adaptaciones que ha tenido que hacer esta tosiriana desde que está en la India. De hecho, suele vestir las prendas típicas del país y ya ha empezado a acostumbrarse a la comida: “La ropa me encanta, aunque el picante todavía lo llevo un poco mal”, ironiza Alicia Torrevejano. “Es lo que más echo de menos de España”, concluye.

el viaje dura un día

Si se trazara una imaginaria línea recta desde Torredonjimeno hasta Benarés, en el norte de India, mediría más de ocho mil kilómetros. Es es la distancia existente entre el mar de olivos y la ciudad sagrada de los hindúes, donde fluye el río Ganges. El viaje, por lo tanto, es larguísimo. “Tardamos más de 24 horas en llegar”, explica Alicia Torrevejano. Normalmente, la familia coge un avión en Madrid o en París, desde donde hay vuelos directos hasta Delhi, la capital. Es la parte más cómoda del desplazamiento, pese a que suele durar unas siete horas. Después, queda lo más duro: un viaje en tren para llegar hasta Benarés, en el norte del país y muy cerca de la frontera con Nepal. Como hace muchas escalas y paradas, suele durar casi 14 horas: “Llegamos exhaustos”, explica esta vecina de Torredonjimeno. “Es lo que peor llevo”, concluye.

El río Ganges, donde todos los hindúes quieren ir para acabar sus días terrenales
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En la actualidad, los hinduistas consideran Benarés o Venarasi como una de las principales ciudades de peregrinación. La categoría de sagrada proviene de la creencia de que una de las cuatro cabezas del dios Brahmá consiguió descansar al llegar a esta población. Según el hinduismo, todo aquel que muera en Benarés (o a menos de sesenta kilómetros de la ciudad), queda liberado del ciclo de las reencarnaciones. Los baños en el río Ganges se consideran purificadores de los pecados. La ley no escrita dice que todo hinduista debe visitarla al menos una vez en la vida. Todas estas creencias han convertido la ciudad en el destino de enfermos y ancianos, que quieren pasar sus últimos días en la ciudad sagrada. A lo largo del Ganges se alinean numerosas residencias destinadas a albergar a los moribundos. La orilla del río es también el centro de los crematorios de la ciudad.

Una boda de tres días
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Alicia Torrevejano y Chiku Parvathi se casaron el 1 de marzo de 2008 en un preciosa ceremonia celebrada en Benarés. “Es una fiesta llena de rituales. Me sorprendió muchísimo”, explica esta tosiriana. Como no podía ser de otra manera, acudieron sus padres, Francisco y Patrocinio, para compartir uno de los días más felices de su hija.

Labor altruista
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Alicia Torrevejano colabora activamente con la Organización No Gubernamental Semilla para el Cambio, fundada y dirigida por la española María Bodelón. “India es un país que tiene muchos problemas. Trabajamos para que los niños reciban una educación digna”, explica. En la fotografía, escolares celebran “la Fiesta del Melón”.

Bailes típicos
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En la fotografía que ilustra este pie de foto se puede aprecia cómo Alicia Torrevejano baila lo que parece una danza tradicional hindú con otra joven. “Lo que estábamos bailando son sevillanas”, se ríe la jiennense. De forma frecuente, la comunidad española residente en Benarés suele reunirse para compartir y confraternizar.

la sagrada benarés
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El escritor estadounidense Mark Twain escribió: “Benarés es más antigua que la Historia, más antigua que las tradiciones, más vieja incluso que las leyendas, y parece el doble de antigua que todas juntas”. Los arqueólogos dicen que tiene más de 4.000 años de antigüedad y siempre con el río Ganges como fuente de vida.