“Joyas” con las que se escribe la historia

Una real provisión de los Reyes Católicos para la creación de un arca con tres llaves en la que conservar las escrituras y leyes del fuero en 1499 es el origen “oficial” del Archivo Municipal y, a la vez, uno de sus grandes tesoros

13 nov 2016 / 11:41 H.

Un arca, cerrada con tres llaves, que guardaban tres personas diferentes. En agosto de 1499 llegó a la ciudad de Jaén, desde Granada, una real provisión en la que los Reyes Católicos ordenan al Concejo de Jaén, “dado el descuido de su archivo”, que haga una arca donde se guarden las escrituras, siete partidas, leyes del fuero y ordenamientos y que confeccione dos libros, uno donde se copien las provisiones y otro donde se recojan las del concejo. “Esta se puede considerar la fundación oficial del Archivo de Jaén”, dice Juan Cuevas Mata, responsable del área municipal de Archivos y Bibliotecas, aunque, apunta, la necesidad de guardar los documentos para el gobierno de una ciudad surge desde su misma fundación.

Esta real provisión es uno de los documentos más antiguos y significativos, una de las “joyas” del Archivo Histórico Municipal, hoy todavía a media mudanza al Antiguo Banco de España, en el edificio de Moneo. Otros de sus tesoros son el archivo más antiguo, de 1456, la concesión de privilegios a la ciudad de Jaén conseguida por el Condestable Iranzo; un libro de actas capitulares de 1476; una bula papal con sello de plomo y los estatutos de la cofradía de Santa María Magdalena fechados en 1514.

“Aquí está recogida la vida de la ciudad a través de actos administrativos. Muchas veces pensamos que la gestión administrativa deja la historia escrita pero no es así. Recogen información necesaria para la vida de una ciudad, desde un padrón a permisos de obras, y los tenemos recogidos y descritos conformen son generados, después tienen que venir los historiadores para seleccionar y reconstruir con ellos el aspecto que estudien”, reflexiona Juan Cuevas.

La historia de los archivos municipales avanza y crece conforme el entramado administrativo se vuelve más complejo: “Con la creación del estado moderno, surgen otras necesidades. Se producen más documentos y empiezan a guardarse todos los derivados del funcionamiento ordinario”. De ahí que existan la diferenciación entre archivos administrativos y los históricos. “Todos los documentos son administrativos en un primer momento. Con el tiempo, se valora su interés histórico, porque reflejan la sociedad de su tiempo o recogen disposiciones que permiten conocer cómo es la vida en otros tiempos. Normalmente es a partir de los 30 años, pero con ciertas matizaciones, no es una frontera infranqueable”, explica. Así, las edades de un archivo se pueden determinar como la administrativa, cuya vigencia suele ser de hasta 5 años —por ejemplo, el tiempo en el que prescribe una multa—en el que se mantienen “a mano” en el uso diario de una oficina. “De ahí hasta los 30 años, están en una etapa de standby, ya conservados en un archivo y tienen un uso todavía, más o menos habitual. A partir de ahí, pueden pasar al Archivo Histórico si se considera interesante y valioso su contenido”, destaca.

¿Y cuántos archivos se considera que han pasado esta criba “histórica” en Jaén? “No hablamos por cifras, sino los medimos por metros lineales, lo que sería un papel colocado detrás de otro”, aclara Cuevas. “Actualmente el Archivo Histórico de Jaén tiene en torno a mil metros lineales, un kilómetro, y el Administrativo, otros 2.000, 2 kilómetros”, resalta. Muchos de estos últimos, en algún momento, pasarán al Histórico. “Como piezas documentales consideramos desde un solo papel a un tomo, como por ejemplo un proyecto de obra de un edificio importante o un Proyecto General de Ordenación Urbana”, especifica.

Este kilómetro de archivos—una hilera de documentos colocados en fila desde este Antiguo Banco de España hasta lo más alto del Paseo de la Estación — está en un proceso de catalogación y digitalización con sistemas actuales. “Lo más antiguo está en fichas tradicionales, escritas a mano. Este es un trabajo que se está realizando para incluirlas en el catálogo. Por ahora nos quedan 150 metros de este kilómetro, 150 cajas normalizadas de diez centímetros descritas en antiguos inventarios, pero no catalogados como se hace en la actualidad”, explica. Calcula que en un año de trabajo, dependiendo del personal y circunstancias, podría estar terminado. En la actualidad, están todavía en fase de traslado, que comenzaron en marzo de 2015 desde el Ayuntamiento y Arco de los Dolores. A este intenso y minucioso trabajo se dedica diariamente el equipo que dirige, formado por los archiveros Rosa Machado, Miguel Félix Gómez Trillo y Alejandro Romero. Ellos, además, son los responsables de atender a los investigadores, los que hacen visible el trabajo entre archivos y la importancia de lo que conservan. “Son servicios públicos y todo el mundo puede tener acceso, eso sí, se exigen una motivación, no se puede dejar manipular los archivos a cualquiera. Son necesarias garantías porque hablamos de patrimonio documental, tan importante como cualquier otro”, defiende.

“El edificio de Moneo es el perfecto Archivo”
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La divulgación del patrimonio documental es una de las tareas pendientes en el futuro de este Archivo Histórico. “Todavía estamos en unas condiciones muy precarias, ni siquiera hemos podido completar el catálogo. Pero sí colaboramos con iniciativas como la exposición que se organizó en torno a la figura del Condestable Iranzo y, cuando se inauguró el edificio del Banco de España, se mostraron los documentos más visualmente atractivos”, dice el responsable del área, Juan Cuevas. Queda mucho trabajo por delante y los proyectos están sobre la mesa: “Cuando terminemos el traslado, cataloguemos y, sobre todo, se pueda utilizar este edificio de una forma provechosa, se organizarán días de puertas de abiertas y jornadas divulgativas”. Este traslado al edificio del Banco de España comenzó en marzo de 2015 y está todavía sin concluir, pero el planteamiento desde Cultura es de hacer de este edificio un espacio más allá de un lugar de almacenamiento, sino un centro de trabajo e investigación completado con una biblioteca pública necesaria en la zona de Expansión Norte: “Recuerdo que, cuando todavía funcionaba el Banco de España, en 2002, pero ya se hablaba de que se iba a cerrar, lo visité junto con Cristina Nestares, concejal en ese momento. Ahí ya pensamos que sería el espacio perfecto para el Archivo Municipal. Después, ha estado este edificio diez años sin uso”. “Un banco y un archivo cumplen la misma misión: un lugar para guardar cosas muy valiosas, muy seguro. Este es el lugar perfecto para el Archivo Histórico pero para crear un sistema de archivo eficaz, necesitaría unos espacios que, actualmente, no se aprovechan, sería necesaria una reforma”, comenta. “Tenemos un proyecto de utilización del antiguo Banco de España como un centro cultural que incluye el Archivo Histórico Municipal completo, una Biblioteca Municipal, una sala de exposiciones y espacios para el desarrollo de talleres culturales”, destaca.