Entre pacientes ingleses

Inmaculada López Vilches es una de tantos enfermeros que buscan y encuentran su futuro laboral en los hospitales del Reino Unido. Lleva dos años lejos de su Linares natal, pero cree que aún es pronto para volver

08 ago 2016 / 14:00 H.

Hacer las maletas para no volver, al menos, en unos años, es la tónica que domina el devenir laboral de demasiados jóvenes de la provincia. Hay algunos que no llegan a acabar sus estudios y ya lo tiene claro. Otros, más cautos, tratan de probar fortuna antes de dar el paso definitivo. Así, con la cabeza fría a ratos y el corazón caliente otros tantos, hace un par de años que Inmaculada López Vilches, enfermera del “Gachi”, se decidió, junto con un amigo que se encontraba en la misma situación de incertidumbre, por enviar su currículum vitae a una agencia que buscaba personal sanitario para cubrir puestos en centros hospitalarios británicos.

Aunque la linarense se encontraba aún terminando sus estudios de máster en “Investigacion e Innovacion en Salud, Cuidados y Calidad de Vida”, pasó la prueba enseguida y unas semanas después se incorporó a su puesto en Aylesbury, capital del condado de Buckinghamshire. Como una magdalena al principio, pues Inma afirma que se pasó “la primera semana llorando día sí y día también”. Eso sí, gracias a una conversación crucial con sus padres, su “chip” dio un giro de 360 grados y, echando la vista atrás, sabe que fue la mejor decisión de su vida: “He crecido como persona, como profesional, me he conocido más a mí misma y me he dado cuenta de todo lo que soy capaz de dar”.

Su idea, como la de muchos jóvenes en sus circunstancias, pasaba por no superar el año de estancia en Inglaterra, periodo que aprovecharía para ganar algo de experiencia en su rama laboral y mejorar su nivel de inglés. “Dos años después, aquí sigo”. “Ahora, sé que quiero volverme, pero tal y como está la situación allí —en España—, creo que aún no ha llegado el momento”, reflexiona la linarense. Aunque se siente muy afortunada por tener un puesto de trabajo estable —“algo impensable en España”—, en el que ha ido ganando peso y responsabilidad, Inma considera que “tenemos un país único”. “La comida, el tiempo, la gente... Me adapto un poco a las costumbres británicas, pero soy una española muy española”, comenta entre risas la joven enfermera, que confiesa que, cada vez que viene de visita a la provincia, en su maleta de vuelta “no falta el jamón, el queso, el aceite de oliva y el Cola-cao”.

La adaptación, dura al principio. Sobre todo, recuerda Inma, por el idioma: “Mira que yo llevaba yendo a clases particulares desde pequeña, pero te das cuenta de que allí es donde se aprende de verdad a hablarlo”. Pero no hay mejor manera de adecuarse al medio que con terapia de choque. Después, como es normal, llegan los amigos, las fiestas, los amoríos. Hasta que una parte de ese lugar tan sombrío y distinto se queda clavada en tu corazón. Entre sus momentos favoritos en Inglaterra, destaca los primeros meses, “cuando estábamos todos en las mismas circunstancias y éramos inseparables. Nos dedicábamos a viajar y conocer Londres”. Su familia, que jugó un papel tan importante en su permanencia en Aylesbury, también le trae uno de sus mejores recuerdos allí: “Fue en Año Nuevo de 2014 a 2015, lo pasamos en Londres y fue inolvidable”. La linarense sabe que, después de todo, no se puede quejar, tiene un buen sueldo y las vacaciones necesarias para volver a casa “por Navidad”. ¿Un consejo para otros jóvenes que se piensan el emigrar durante un tiempo? “Que sean valientes, que es ‘ahora o nunca’. Es una experiencia inolvidable de la que se aprende muchísimo y, como me dijo un amigo, todo el mundo debería vivirla”. En su fuero interno, Inma está segura de que volverá. Y, sin duda, más fuerte y sabia: “Me siento muy valiente por el paso que dí y por haber llegado a donde estoy ahora”.

mezcla cultural

Inmaculada López Vilches no es, ni de lejos, la única extranjera que trabaja en su centro hospitalario. En la planta de Traumatología, según la joven enfermera, se dan la mano muchas y muy diferentes culturas. “Una vez nos hicieron una foto, a mis compañeros de esta planta y a mí, para un periódico inglés”. El personal sanitario de Aylesbury, al menos en este hospital, lo componen polacos, irlandeses, filipinos, indios, portugueses, italianos, españoles, etcétera, todos ellos coordinados por lo que allí llaman la “Sister” —la supervisora—. Además, entre calles inglesas, Inma conoció a un joven de origen rumano que hoy es su pareja. La multiculturalidad se extiende en Reino Unido, no solo en hospitales, sino en todos los sectores. Las tasas de inmigración crecen a un ritmo vertiginoso en el país y, como evidencian las cifras, es el destino extranjero favorito de la población española que busca empleo.

El Brexit y la sanidad

La jornada del referéndum que cambió para siempre la relación de la Unión Europea con el Reino Unido, fue una jornada laboral más para Inma. Mucho se ha elucubrado sobre las razones que llevó a la mayoría de la población británica a pedir la salida de la Eurozona. Los más conservadores ven con malos ojos, precisamente, el exceso de población extranjera trabajando su país. Para Inma, en cambio, no es un problema que las cosas cambien en su desarrollo profesional. “Si la vida se encarece y llega un momento en que no me conviene estar aquí, no me va a dar miedo cambiar de lugar”. La joven cree que los británicos no fueron conscientes de su decisión al apoyar el Brexit, al menos, en materia sanitaria. “La mayoría del personal es extranjero, y el día que todos digamos de irnos, ellos verán quién saca el país adelante”.

Salir adelante es más fácil con una familia especial y con visitas de los más queridos
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Si hay algo que esta linarense de pro considera que no le ha faltado en su estancia al sureste de Reino Unido, desde luego es el cariño de los que estaban lejos y el apoyo de quienes tenía más cerca. Superados los primeros baches, Inma no tardó en formar una nueva “familia” en tierras inglesas. “Somos todos españoles, pero nos conocimos aquí. Empezamos juntos y nos apoyamos desde el principio, cuando alguno de nosotros pasaba por un mal momento, ahí estábamos los demás para ayudarnos”. Tan importante como los nuevos amigos para la aclimatación definitiva fueron sus padres, quienes apostaron desde el principio por el nuevo camino que tomaba la joven. Y los amigos de antes, por supuesto, otra baza para mantenerse fuerte y no venirse abajo. En la imagen superior, Inma recuerda un instante de la visita de su mejor amiga. “A veces, la visita de tus seres queridos viene como una ráfaga de aire limpio y fresco”.

Primera fiesta en los pubs ingleses
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Inma compartió una de sus primeras veladas fiesteras, en un pub inglés, con enfermeras recién llegadas de España e Italia. “Todos éramos recién llegados y quedamos para conocernos un poco todos más”. La linarense guarda un muy bonito recuerdo de esos comienzos en Aylesbury.

El apoyo de una de sus compañeras
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Inma conoció a Blanca en el hospital de Aylesbury. Ambas llegaron al centro de la misma forma, aunque Blanca un año antes. Ante el agobio de la linarense en las primeras semanas, por ser “mi primer trabajo y encima en otro idioma”, la enfermera española fue un apoyo constante.

La familia, pilar clave para seguir adelante
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“Esto es algo que recordaremos siempre”, es lo primero que piensa la enfermera al ver esta fotografía. En las navidades de 2014, las primeras que pasaba allí, celebró un Año Nuevo muy especial, en familia, en el London Eye. “Es como si celebras Año Nuvo en la Plaza del Sol en Madrid”, señala.

Se enamoró en el frío sur de Inglaterra
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Inma confiesa que una de las principales razones por las que aún sigue en Aylesbury es por el chico de la imagen, un rumano que también trabaja allí. “En Inglaterra también me ha dado tiempo a enamorarme, pero no de un inglés”, explica entre risas la linarense.