Caridad, culto y cultura

Con cinco siglos de historia, la institución religiosa, vinculada a la Inmaculada, continúa con sus principios instaurados por el fundador Gutierre González Doncel, pero adaptada a las necesidades de los nuevos tiempos

14 may 2016 / 21:30 H.

Herederos de una fundación cristiana, los doscientos miembros de la Santa Capilla de San Andrés celebran los cinco siglos desde que el creador de la noble cofradía, Gutierre González Doncel, estableció las reglas de una de las organizaciones religiosas que, aún hoy en día, conservan todos sus bienes. Propiedades que permiten a sus cofrades mantener sus responsabilidades, siempre en virtud de los demás.

Sustentada en las tres ces —cultura, culto y caridad—, la institución sigue la estela de su fundador y sus cofrades continúan fieles a los principales fines. “Mi intención y deseo es que, en los casamientos de las doncellas, vestir de pobres, enseñar de niños y en el culto divino no haya falta alguna”. El actual gobernador, Juan Carlos Escobedo, lee con detenimiento las palabras de Gutierre González para interpretarlas. “Hace 500 años, su interés era la caridad. Entre las personas más necesitadas, entonces, estaban las doncellas, que sin dote no se podían casar. También había que vestir a los pobres, que era una realidad, pues no existía la seguridad social tal como la conocemos ahora”, explica.

Otro de los pilares de la existencia de la Santa Capilla de San Andrés es la formación. De hecho, el colegio que colinda con las dependencias de la fundación es de su propiedad. “Sin embargo, no lo gestionamos directamente, sino que tenemos un convenio con la Junta de Andalucía”, señala Escobedo, quien añade otras actividades culturales, como los ciclos de conferencias, las visitas grupales a las dependencias, así como los recitales que organizan.

A pesar de su dilatada historia y el arraigo que tiene en la ciudad del Santo Reino, son muchos los que desconocen la existencia de esta institución religiosa que no se vio afectada por la desamortización. El motivo lo explica el gobernador: “Gracias a que los estatutos estuvieron redactados en un sentido muy amplio de atención a las necesidades genéricas de la cultura y de la formación no sufrió la desamortización. Por eso existe, pues si no, habría pasado a las manos de los poderosos, como ocurrió con otras propiedades eclesiásticas”. De hecho, Escobedo señala que es de las pocas organizaciones religiosas que mantiene sus propiedades, junto con la Cofradía sacramental de San Ildefonso, que también tiene cuatro fincas y se dedica al culto y la caridad.

Gracias a las posesiones que conservan, los miembros de la noble cofradía pueden “autoabastecerse” para cumplir con sus máximas. “La fundación se ha mantenido porque Gutierre González, como beneficiario que era, tenía una serie de posesiones y de casas, así como los patronatos que constituyeron la institución. Y, aunque no queden muchas, se obtienen suficientes beneficios de los alquileres de esas propiedades, tanto en zonas rurales como en las urbanas”, indica el gobernador. De esta manera, gracias a esos recursos económicos, se atienden las necesidades de la cofradía, como el mantenimiento del templo y las obras de caridad y culturales. “Se da lo que se tiene y no se almacena nada”, remarca Juan Carlos Escobedo.

Aunque los estatutos fueron escritos 500 años atrás y los cofrades respetan muchas de las tradiciones de la fundación, también se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos. Así, en el ámbito cultural, continúan vinculados con el colegio aledaño. De hecho, en la celebración del 500 aniversario realizaron una importante labor de divulgación.

En la parte caritativa, si bien no es visible de cara al exterior, su labor es extraordinaria y constante, basada en la discreción y el anonimato. Entre los colectivos a los que atienden se encuentran las religiosas. “Las hermanas de muchos conventos viven en una gran austeridad, por lo que necesitan ayuda”, dice. Asimismo, la fundación colabora en las acciones de Cáritas. Incluso, participó en la creación de la casa de personas sin hogar en Santa Clara. “También costeamos alimentos o ayudamos en las parroquias donde haya necesidad. La relación es directa, sin escritos”. En cuanto a los cultos, destacan sus celebraciones de Semana Santa, la Octava del Corpus, la fiesta de la Inmaculada y la santa misa de los domingos y festivos.

“Es un premio justo y muy merecido”
Rafael López-Sidro |
Director de Cáritas Diocesana
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Vinculado por la labor caritativa y de ayuda al prójimo, el director de Cáritas Diocesana, Rafael López-Sidro, manifiesta su satisfacción y alegría por el Jiennense del Año para la Santa Capilla de San Andrés. “Es un reconocimiento justo y merecido. Ya era hora de que se le concediera. La Santa Capilla de San Andrés es una institución en Jaén de enorme arraigo y de muchísima solera y tradición”, expresa López-Sidro. Así, destaca la labor que realiza en la ayuda para tramitar acciones de carácter social. “Eso tiene muchísimo valor, por eso es merecidísimo que Diario JAÉN se lo reconozca, así que me adhiero, pues considero que es totalmente justo”, indica. Además, el representante de Cáritas Diocesana califica de “fenomenal” el trabajo que realiza ayudando a las familias necesitadas e, incluso, a organizaciones como la misma Cáritas. “Por lo tanto, la labor que realizan no es pura y simplemente cultural o histórica, sino que están con los pies en el suelo y conocen la realidad de este tiempo”, expresó Rafael López-Sidro. Por otra parte, subraya su actividad dedicada al culto y al mantenimiento de la capilla. “Tiene un enorme valor, desde el punto de vista religioso para lo que es la Diócesis de Jaén, como desde el punto de vista histórico y cultural. Es muy apreciada y así lo considero desde todos los aspectos”. Sobre el desconocimiento que muchos ciudadanos tienen de la fundación, López-Sidro explica que, pese al arraigo histórico que tiene, los jiennenses, en general, la conocen poco. “Es lamentable, como tantas otras cosas. La gente tampoco ha mostrado interés por conocer la Capilla por dentro y por saber las labores que desarrollan y eso hace que parezca que no existe”, critica. Asimismo, considera que este déficit es una deuda que le tiene el pueblo de Jaén a la fundación. “Tal vez este sea un momento idóneo para hacer que los ciudadanos se identifiquen con la Capilla y la vivan más cerca e, incluso, contribuyan y colaboren a que se expanda su actividad en la ciudad”, concluye.