El Rayal, sierra de Quesada

Soberbia montaña de 1.834 metros de altura y que forma parte de la sierra de Quesada. En concreto, en la zona de transición entre la de Cazorla y la del Pozo. Conforma una imponente cordillera

19 may 2019 / 11:40 H.

Soberbia montaña de 1.834 metros perteneciente a la sierra de Quesada, en la zona de transición entre las sierras de Cazorla y del Pozo. Forma parte de la imponente y provocadora cordillera de los Agrios, junto al Picón del Guante (1.933 metros) y el cerro de Villalta o Aguilón del Loco (1.954 metros).

Cordillera esta, eminentemente caliza, donde son muy abundantes los fenómenos cársticos con aparición de muchas cuevas, simas y torcas. La muy acusada pendiente a salvar, junto a la roca viva desnuda que compone el recorrido y la verticalidad de las cimas, hacen de esta una de las rutas más desafiantes, hermosas y salvajes de todo el parque natural. La decisión más adecuada para afrontar este desafío es hacer la cordillera por partes, en varias ocasiones y cuando tengamos la seguridad de poder realizarla, plantearnos el cresteo completo y la vuelta —pues tras coronar los tres picos, ¡hay que volver!—.

Resulta evidente que para su realización es necesario tener una muy buena forma física, notables conocimientos de montaña y estar dispuesto a padecer, sufrir casi hasta el agotamiento y ser capaces de rehacerse ante la fatiga, el cansancio, el dolor muscular, los calambres y el vértigo. Si algún ingrediente falta, es la carencia de agua durante el recorrido, por lo que en esta época es necesario portear con al menos tres litros de líquido para sortear con suficiencia el temible cresteo. Hoy vamos a plantearnos un primer paso y es la subida al impresionante y exigente Rayal. Iniciamos nuestra apuesta en el Torreón de Don Enrique, en el puerto de Tíscar. Sin piedad, iniciamos una exigente subida campo a través sin sendero y con un suelo de piedra suelta, resbaladiza e inestable. Comenzamos a 1.000 metros de altura y en apenas 2,5 kilómetros llegaremos a los 1.834. El comienzo de este “subidón” es el llamado Pecho de las Ardillas —recordaremos su nombre...—. Para hacer un poquito menos gravosa la ascensión, nos acercaremos a la cueva homónima para hacer una alto en el camino. Merece la pena acercarse y penetrar en esta profunda y fresca cueva, que es accesible sin necesidad de cuerdas, aunque sí es requerido un frontal.

Retomando nuestro camino seguiremos cresteando por el filo de la cara norte hasta llegar al vértice geodésico que marca el primer reto de los Agrios, la cima del Rayal. Volveremos por el mismo lugar.