Del Cabezo al monte Olimpo

La deportista de élite de Andújar Laura Blanco fue la ganadora de la prueba

07 ene 2018 / 11:21 H.

Si es difícil brillar —pero de verdad, en los podios mundiales— en una disciplina deportiva, más complejo aún resulta hacerlo no en una, sino en dos, alcanzar la élite y pasar a la historia como una figura del atletismo que, campo a través, cambió las zancadas por el pedaleo para convertirse, incluso, en olímpica. Un tránsito reservado solo a los grandes, entre los que la iliturgitana Laura Blanco Guerrero se ha ganado un hueco inamovible a base de esfuerzo y amor por el deporte.

Destacó, y mucho, en aquella década de los 80 del pasado siglo que, entre otros acontecimientos, vio nacer la Carrera de San Antón, cuya primera edición corrió la protagonista de esta página, que en la fotografía que la preside recibe, en Almería, uno de los innumerables trofeos que ha cosechado a lo largo de su intensa historia competitiva. Empezó como atleta, práctica en la que atesoró éxitos incontestables que una lesión de espalda le impidió ampliar, pero su sitio estaba sobre el sillín, que le reportó, si cabe, mayores satisfacciones, hasta el punto de participar en los Juegos Olímpicos de Atlanta, allá por 1996, todo un hito que pocos jiennenses pueden contar. Y siempre con su patria chica en los labios: “Yo soy de Andújar, que nadie se confunda”, decía y sigue diciendo Laura Blanco, un referente para los deportistas actuales cuya voz reivindica “reconocimiento para el deporte femenino” y que, desde la distancia, mantiene intacto el amor a su tierra y vuelve a ella con la frecuencia de quien la añora diariamente. No en vano, cambió el mar de olivos muy pronto por la cercanía de las olas; primero en la provincia granadina, donde se licenció en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y luego por la Costa del Sol, donde vive y ejerce la docencia en un instituto cuyos alumnos gozan el privilegio de recibir clases de manos de quien ha sido toda una figura del deporte internacional que viaja, lee, hace surf, se rodea de naturaleza y, sobre todo, disfruta de su hijo, Javier, de doce años, al que, en sus palabras, le dedica todo el tiempo que puede. Una ganadora que, a día de hoy, está más que satisfecha con su vida: ¿hay mejor meta?

atlanta, 1996
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“A lomos” de su bicicleta, Laura Blanco Guerrero participó en los Juegos Olímpicos, en los que obtuvo un dignísimo vigésimo puesto, a pesar del tremendo calor que soportaron las participantes y del altísimo nivel de las pruebas.

referente deportivo
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El Ayuntamiento de su pueblo la homenajeó por su trayectoria, al igual que la Universidad, que en 2008 rindió tributo a los olímpicos jiennenses, como muestra la foto, en la que Blanco —tercera por la izquierda— posa con Pancorbo y Cacho, entre otros.

la mejor “medalla”
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Javier es también un enamorado del deporte, hasta el punto de que pertenece a un club de atletismo. Laura Blanco, sin embargo, espera que su hijo no se dedique a la competición: “Es muy duro”, asegura la deportista olímpica.