Canuto del Boquerón

Es uno de los parajes ocultos y virginales de Sierra Mágina. Supone un arduo reto solo asumible para los más experimentados

20 nov 2016 / 11:34 H.

“Sierra Mágina es esquiva, difícil, cruel y despiadada con sus
visitantes; espartana y agria en sus paisajes; hosca y deforme en su insólita belleza. Tan sobria, tan ácida y desalmada, que atrae con una inusitada fuerza”

“Áspera, dura y exigente; jamás defrauda la indómita Mágina”

Este es otro de los parajes ocultos, virginales e ignotos de Sierra Mágina. La acusadísima pendiente, su verticalidad, la angostura de sus pasos, el riesgo de desprendimientos, presencia de hielo, junto al peligro de caídas, de que fallen las fuerzas o la confianza en sí mismo, hacen de este paraje un arduo reto. Para afrontarlo es necesario tener una muy buena forma física, estar acostumbrado a trepar, carecer de vértigo y poseer cierto grado de osadía. Aunque no es necesario el uso de cuerdas y material de escalada.

Un canuto se le llama a una angostura prolongada o estrechez con bordes elevados; suele tener mucha pendiente al formarse en ladera de montaña. Para realizarla hay que dirigirse al paraje del Gargantón en Bélmez de la Moraleda y para hacerla circular se deja el vehículo en la pista que viene de Cabritas, en el mismo arranque de la senda de la Cuerda del Milagro, caminando después por el carril hasta el río. El comienzo, siempre amable, del sendero que dirige al nacimiento del Gargantón a primeras horas sirve para ir entrando en calor.

Tras barajar varias opciones, la mejor es seguir la senda “oficial”, que sube a la Fuentezuela y Miramundos. Abandonamos el sendero a la altura de una gran rastra (en ascenso, la mayor y más prolongada de esta ladera izquierda), justo en la vertiente contraria al arranque del barranco del Sabinar.

Antes de atacar el Canuto, y para ir calentando la musculatura, se puede localizar la fuente del Boquerón. Hay una manguera que encauza este nacimiento y recorre durante bastantes metros el margen derecho del Gargantón, por lo que no es excesivamente difícil su localización, salvo por la propias características del terreno (piedra suelta y móvil) y la pendiente tan acusada del mismo.

Tras el nacimiento, ya sí buscamos la boca del Canuto. Aunque al acercarse puede intimidar al parecernos inaccesible, conforme se va entrado en su seno, van abriéndose y lo que parece irrealizable, va tornándose en pasos factibles.

A semejanza de la entrepierna femenina, visto desde lejos, en su entrada, se aprecia un triángulo invertido, oscuro y con vello (léase vegetación). El deseo de penetrarlo se incrementa a cada paso, las pulsaciones enloquecen y el pálpito sobre la piel nos desborda, dando estímulo e ímpetu para acometer su conquista.

El tramo más dificultoso es el primer tercio; bastante encajonado, con algunas trepadas exigentes y un par de puntos bastante más complicados. El desnivel llega a ser tremendo, rozando la vertical en algunos tramos.

Tras esta primera parte, el resto, aunque no es que sea fácil, pero desaparece el estrechamiento inicial, el terreno se abre un poco y se asciende con relativa sencillez.

Llama la atención la presencia en el interior del Canuto de tejos y muchas especies de rompepiedras (Chaenorrinum, potentillas, saxífragas, teucrium,..) y diferentes especies de helechos, fruto todo ello del elevado grado de humedad de estas paredes. También es común la presencia de Viola cazorlensis. La mayor sorpresa ha sido localizar una especie desconocida para mí y bastante rara: la Armeria bourgaei, un endemismo andaluz, incluido en la lista roja de especies amenazadas y que solo se encuentra en las Sierras de Mágina y Sierra de María.

Tras este riguroso Canuto recorremos, con placidez —¡al fin!—, toda la Cuerda del Milagro. Esta cuerda y la ladera de umbría de su cara norte es el único lugar de Mágina donde aparece un pinar de Salgareño (Pinus nigra) de gran densidad y belleza.

Hay que descender después por el barranco de la Choza y alcanzar la llamada Cueva Palacios. Este es un gran abrigo de piedra blanca, que a modo de mármol recuerda las paredes de una gran mansión.

Después volvemos a coger el sendero hasta la fuente del Milagro (que da nombre al paraje) y descendemos hasta el coche por la pandera de Peñalisa, serpenteando por la senda de la Cuerda, finalizando así esta sensacional ruta en Mágina, tan exigente y tan añorada.

Antes de realizar una ruta de estas características, valora tu forma física, recaba abundante información sobre la montaña que vas a acometer; utiliza ropa adecuada, pantalón largo y botas de senderismo con caña alta y actúa con prudencia en todo momento, no excediendo tu capacidad.