Arquitectura civil

20 nov 2016 / 11:34 H.

En la Siguiendo la estela de la Revista “Almenas” del Colegio Oficial de Arquitectos de Jaén, número 1, septiembre de 2002, en la que se publicó el trabajo “La Casa de Diego Martínez Vadillos”, Arquitectura Palaciega del siglo XVII en Mancha Real, iniciamos la primera parte de esta nuestra colaboración indicando que de dicho trabajo son autores Noelia Martínez Martínez, arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, máster en Arquitectura y Patrimonio Histórico, y Alfonso L. Montejo Ráez, licenciado en Humanidades por la Universidad de Jaén.

La Casa de Diego Martínez Vadillos, desde hace muchos años, se ha conocido aquí como la “Casa de Doña Paz”, la cual, junto con sus dos hijas, la habitaría en régimen de usufructo hasta su muerte. Las herederas dividieron la parcela en dos, quedando la primera con el número 44 de la calle Maestra, del que conservaría su imagen histórica. La mitad occidental será altamente restituida. Pocos años pasaron desde que falleció Doña Paz y la venta de la parte que quedaba del Palacio a quien la compró después, Manuel Díez Linares, de Mancha Real.

Esta última venta provocó importantes reformas: patio, fuente, baldosas, vegetación... desapareciendo todo a excepción de las palmeras del siglo XIX. Dentro de las últimas obras estuvo la construcción de una piscina y algunas modificaciones más.

Sin lugar a dudas, “La Casa de Diego Martínez Vadillo” conocida aquí mucho más con el nombre de Casa de Doña Paz, tiene una interesante historia arquitectónica y no se debe olvidar los valores de autenticidad necesarios para adjudicar la catalogación de la que fue “un complejo e interesante monumento”.

Dicha casa presentaba la fachada de rejería barroca, arquillos de medio punto en la planta superior, hechos en su mayoría de forma desordenada, excepto el situado sobre la Portada.

De especial interés es esa portada de piedra y frontón recto partido, dividido en su base por un escudo con motivos vegetales que escogió la imagen de la Inmaculada Concepción. La puerta enmarcada bajo arco de medio punto entre dos pilastras estriadas apoyadas en elevado basamento que coronan bajo el frontón. Una doble moldura, jambas y arquitrabe, quedando en la zona superior a la altura de las enjutas, en las que se enmarcaban dos puertas de diamante.

Destacaba la portada por su conjunción del proyecto de la edificación, encajando perfectamente con la noble imagen creada por la galería de arcas, rejería barroca de los espacios interiores formando parte de un mismo diálogo del que es imposible descontextualizar.

En la planta baja y primera crujía estaba el zaguán, el vestíbulo y la estancia. En la segunda crujía, salida al patio y a la escalera, y en la tercera, había entradas desde el patio y vestíbulo, dando paso a estancias de servicio y cocina, mirador, escalera de servicio, muros de carga de tapial, vigas de madera, rollizas encubiertas, cielo raso de cañizo y sistema de cubicación con teja árabe, vegetación y esbeltas palmeras.

La historia de los Martínez Vadillos data del año 1539, año de fundación de “La Mancha”. Diego Martínez Vadillos era un labrador de Cazalilla. En 1970 fue la venta de una propiedad de un nuevo Diego Martínez Vadillos, familiar del Santo Oficio de Córdoba.

Abundantísimos datos y detalles, “Dimes y diretes”, provocan luchas, aunque en tono civilizado, entre la Delegación Provincial de Cultura y otras entidades con el último propietario y diversas personas interesadas en el tema y añadir que la Casa de Doña Paz tiene el estado actual de un solar cerrado.

Y que nos faltaba decir que el arquitecto anterior del proyecto de tal edificación fue Eufrasio López de Rojas, quien intervino en otras edificaciones y, además, fue partícipe en las obras de construcción de la iglesia de San Juan Evangelista, Monumento Histórico Artístico Nacional.

En próximas oportunidades escribiremos sobre la actual Casa de Juan Castro Fernández, en la calle Francisco Solís, y de la familia Jiménez Jiménez en la calle Maestra.