Antonio Campaña Expósito

exhibe la obra de un veterano
pintor afincado en nuestra tierra

13 nov 2016 / 11:41 H.

Hay quien dice de Jaén” es una manera de expresión popular, llena de contenido y refuerzo sentimental. Lo cantaba el pueblo con el orgullo de su tierra en medio del estéril desierto cultural. Pero, si ahondamos en nuestra historia y nuestro presente, Jaén ha sido una provincia que contribuyó en muchos aspectos del desarrollo cultural, socioeconómico de nuestro país. Y no hay que tender al simple centro como elemento definidor, sino que desde el Adelantado de Cazorla a la Abadía de Alcalá la Real o desde Sierra Morena a Sierra Mágina sobran hitos y personas importantes. En esta tierra nacieron los escultores Primo en el siglo XVIII, y en el XVI Martínez Montañés y Pablo de Rojas. Zabaleta y Sebastián Martínez. Y, en la actualidad, predominan por doquier importantes artistas de todas las ramas. En el Aula Magna del exconvento capuchino de Alcalá la Real se exhibe la obra de un veterano pintor afincado en nuestra tierra, Antonio Campaña Expósito. Natural de Castil de Campos, se inició en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, donde tuvo la fortuna de topar con famosos profesores, entre ellos Antonio Povedano, Dionisio Ortiz y Francisco Torralba. Tras ser becado por la Diputación cordobesa, alcanzó el título de profesor de enseñanza media. Su profesionalidad le hizo valedor de ser un gran enseñante y se ejercita en su dedicación artística siempre que ha presentado sus obras pictóricas o escultóricas.

Afincado en la ciudad de la Mota desde hace casi cuarenta años, seleccionó para manifestación pública un elenco de cuarenta obras, en las que recoge el último periodo de su versión artística, donde el paisaje, los bodegones y el retrato han sido expuestos en anteriores convocatorias. Jubilado y excatedrático de Dibujo del Instituto Alfonso X de Alcalá la Real, recorrió con su docencia diversos centros educativos de enseñanza secundaria y compaginó sus estudios con la enseñanza de modo que su huella se hizo patente en muchos pintores de la Sierra Sur formando el grupo ARPA. Son muchos rincones de España, donde está presente o ha sido exhibida su obra. Como la define el propio autor, por encima de cualquier otra connotación adyacente, sus cuadros denotan, por encima de todo, arte. La composición, la armonía, el color y el encuadre muestran el dominio de las técnicas de un pintor ya consagrado y acicalado por los años, la docencia y el oficio. Parte del axioma estético y, haciéndonos eco de sus palabras “un cuadro es ordenar, componer formas, al margen de que las formas sean realistas en la interpretación naturalista o geométrica o en lo irreconocible, pero siempre pesan en su obra la armonía y la estética”. Su verbo sintético conduce perfectamente a estas tres maneras de acercarse a la producción artística. Claro y contundente como se manifiesta en Sueños y Arquetipos, título de la exposición que se ofrece en el exconvento de Capuchinos.

No es aventurarse afirmar con María Luisa Ceballos que “nuestro artista-pintor con sus sensibilidad por sus calidades pictóricas y su sinfonía inusual, nos muestra en todas y en cada una de sus obras un conjunto armonioso, una explosión de fuerza y un gran colorido de forma variada y vigorosa”. En Campaña se asiste a este proceso del arte como liberador de la naturaleza, que arguía André Gide y se pasa de los retratos realistas, como los cuadros de El sombrerero, Mi nieta Marta, Mi nieto César o El Papa Francisco, o las reproducciones de la Virgen del Rosario, al adanismo con el estudio del desnudo, una serie de lecciones de auténtico erotismo que discurre a lo de la mayoría de sus composiciones como elemento fundamental, pasando por los elementos del surrealismo y la fantasía, en la que, con incrustaciones complementarias y enigmáticas, se incorporan todo tipo de sentimientos, vivencias y su visión del mundo sirviéndose de los objetos presenciales que le rodean y de símbolos de la mitología y la tradición paradisíaca. Adanismo, no en la forma de partir de cero, sino que un gran elenco de pintores han dejado su huella en su concepción creadora, desde Dalí a Picasso, desde Povedano a Velázquez pasando por el Bosco Giorgio de Chirico o Paul Delvaux. No obstante, cada una de sus producciones se concibe un alumbramiento que ofrece diversos ángulos para su interpretación y su recreación refinada en la que predominan la interpretación onírica y los arquetipos del inconsciente colectivo.

Sus cuadros son, esencialmente, esencia estética, pero tienen la independencia de lo plástico en medio de un visión ilusionista, al mismo tiempo que también denuncian, cuestionan y crean una interrogación permanente a la hora de su contemplación. No dejan al espectador desapercibido ni insensible ante la contemplación de su obra. Atraen por el estudiado colorido e imantan hasta desentrañar el enigma de su razón de ser: desde la reinterpretación de Su Santidad la Mona Lisa hasta el Naufragio Mental. Temas candentes, como la droga, el mal en sentido genérico, la censura, la pasión, la autorrepresión, entre otros, se dejan entrever y se subliman en el rincón más insospechado de su obra. Te introducen al mundo inconsciente, donde el surrealismo, lo onírico freudiano y lo daliniano dejan su huella, pero siempre con la impronta sublimada de un artista que eleva a categoría artística su discurso bajo la paleta siempre del dominio del color y la composición. Símbolos son los bíblicos del Génesis, los mitos de los pegasos desbocados y de Europa, las formas geométricas que se contemplan por doquier, y, sobre todo, las manifestaciones oníricas, son el vestíbulo para pasar del inconsciente al mundo consciente, de lo desconocido a lo conocido. Y, los dos instintos freudianos siempre presentes, el eros y el thanatos. Por eso, es muy ilustrativo su autoretrato, a la manera velazquiana, contemplando su venus al desnudo y con los atributos de la serpiente, la manzana y el torso para el espectador y la parte frontal para mirada circunspecta del artista. Al fondo, el paisaje lleno de doloridos aporta una luz de la gente de la Sierra Sur y de la Subbética. Una parte de aquel Jaén exclamativo y que actualmente se abre paso con la presencia de un artista como Antonio Campaña.