Amigo Félix que estás en los cielos

in memoriam. El letrado Manuel Medina recuerda la gran talla humana de Félix Martínez Cantos, cordobés de nacimiento y jiennense de adopción, fallecido el pasado 9 de mayo

21 may 2016 / 20:14 H.

Acabo de leer el JAÉN de cada día y me encuentro con la noticia de tumuerte. No me hagas esto Felix, que tú eras un guerrillero que nadie lograba vencer. Que tú eras un luchador nato, como Pepe Manzaneda, imagen fiel de su padre Antonio y que no sé por qué todos lo llamabamos Fidel y lo aceptaba, también Juan Bailen haciendo licencias como un loco y Manolo Roldan Haciendo cheques para que yo los ingresara en el Banco Central en la cuenta de Icona y al día siguiente tenían Felix y sus ayudantes todas las licencias de la provincia de caza y pesca preparadas para remitirlas a sus destinatarios y siempre la recaudación la ingresaba yo en aquella cuenta del Icona que controlaba Rosendo García Salvador, ingeniero jefe por aquel entonces del Instituto para la Conservación de la Naturaleza, después de haberlo sido Javier Cavanillas y, cuando se estrenó la democracia de los años 70/8O, surgieron las figuras de Juan Antonio Simón y Mariano Melendo, entre otros, y coparon la representatividad que defendieron frente a otros candidatos cuya presencia era obligada por imperativos de los tiempos y que bien controlaba Fernando Jurado, Zabalete, el gobernador civil Enrique Gómez Palmero, Fernando Arenas del Buey y nuestros siempre cercanos Gaspar Zarrías, Leocadio Marín, entre muchos otros militantes provinciales que nos representaban dignamente a los jiennenses de aquella época, no importaba de qué partido fueran, ellos eran nosotros y cuento esta historia para exaltar la figura de Félix Martínez Cantos. Un hombre que no quiso nada que no fuera trabajar y hacer bien su trabajo, sin recibir mención, conformándose con el afecto de sus amigos y el cariño de su familia, percibiendo una paga justa y bien aprovechada, para cubrir todos los huecos. A veces le costaba sangre, dolor y lágrimas llegar a a fin de mes, pero nunca le faltó fuerza para seguir adelante.

Fueron muchos años los que compartimos ideas y amistad y en aquella nuestra casa familiar del Icona, donde casi todas las mañanas nos encontrábamos, se fundían nuestros lazos familiares distintos pero todos ellos dentro del Instituto de la Conservación de la Naturaleza, al que amábamos y en el que compartíamos familia, amigos y buena gente del medio forestal.

Félix Martínez Cantos floreció siempre allí donde se le plantó, juntos recibimos a la UCD de nuestro Adolfo Suarez y el solo continuó defendiendo sus ideas de libertad y de concordia en varias fuerzas políticas, junto aquellos que confiaban en él, mientras continuaba prestando sus servicios al AMA (Agencia del Medio Ambiente). Yo, en la configuración de la mente, pensaba Félix ama a toda la gente, esas siglas representaban la tercera persona del verbo amar y en su forma de ser y vivir acumuló todos sus tiempos. Amó desinteresadamente a todo cuanto le rodeaba y siempre extendió su mano por si alguien la necesitaba... Es triste ver cómo la vida paga con tributo tan despiadado arrasando la vida sin dar otra oportunidad más y las que hicieran falta para poder tener a una persona buena, entrañable e íntegra a nuestro lado.

No solo ha muerto la memoria de la transición, sino que además ha muerto un hombre, como dijera Machado, en el fondo de la palabra, bueno. Ha padecido bastante en sus últimos años, algo que me duele mucho y me ha hecho reflexionar otra vez al comprobar que a veces nos equivocamos en lo que más queremos, como es el caso de mi querido Félix.

No tiene explicación mi silencio, que no queda justificado con mi emocionado recuerdo de hoy. Hay amigos, que, por amigos, los dejas siempre para el final, porque ellos nunca se enfadan, ni te piden nada, aunque necesiten un poco de tu tiempo para recordar tantos momentos compartidos y vividos intensamente. Repito una vez más el pensamiento de Luis Rosales, cuando en su autobiografía reflejaba este sentimiento: “Así ha pasado mi vida, contando los días como el naufrago que cuenta las olas que le faltan para morir... Así ha pasado mi vida, sabiendo que nunca me equivoqué en nada, sino en las cosas que yo mas quería...”

Con este recuerdo quiero llevar a mi querido Félix Martínez Cantos la disculpa de no haber estado más tiempo cerca de él, porque él sí era y es algo de lo que yo mas quería...