“Vendía tabaco crudo y no soy responsable de su mal uso”

El empresario acusado de distribuir tabaco de contrabando niega los cargos

03 oct 2017 / 09:59 H.

En 2015, la Guardia Civil asestó el mayor golpe al contrabando de tabaco registrado hasta la fecha en España. Fue la operación “Picado”, que permitió cortar la actividad de una empresa de Madrid que, presuntamente, se dedicaba a vender picadura a través de internet, además de facilitar las máquinas para picar la hoja y entubar los cigarrillos. Ayer, el dueño de esa sociedad, Javier S. M., se sentó en el banquillo de la Audiencia acusado de un cargo de contrabando y dos delitos más contra la Hacienda Pública. La Fiscalía pide para él nueve años y medio de cárcel y multas que suman unos 207 millones de euros, una cifra récord en la provincia. El procesado defendió su inocencia ante el tribunal: “Todo lo que yo hacía era perfectamente legal”, aseguró nada más comenzar a declarar.

Javier S. M. se presentó ante los magistrados como “un bróker”, un intermediario que compraba al por mayor tabaco en rama en Bangladesh o a una empresa estatal y lo revendía a terceros, una actividad por la que, según dijo, pagaba sus impuestos correspondientes. “Nosotros no transformábamos absolutamente nada. Vendíamos a mayoristas e incluso a firmas autorizadas lo mismo que previamente habíamos adquirido”, aclaró el empresario para negar cualquier manipulación de la mercancía: “Lo que nosotros vendíamos era tabaco crudo. No soy responsable del mal uso que pudo hacer la gente de él”, concluyó. Para tratar de ilustrar al tribunal, puso un ejemplo muy metafórico: “Yo compraba leche y, después, vendía leche, no yogur o queso”. Además, el empresario aclaró que incluyó en las bolsas en las que empaquetaba la mercancía una leyenda en la que advertía que ese tabaco no era apto para el consumo humano.

No obstante, uno de los guardias civiles que participó en la operación reiteró ayer en el juicio que toda la actividad de la empresa de Javier S. M. estaba dirigida “al consumo para fumar”. En este punto, el agente aseguró que, a través de la página web, se vendían máquinas domésticas, como entubadoras y picadoras, para que el usuario final pudiera hacer la última manipulación a la picadura de tabaco y conseguir los cigarrillos. “Se podían adquirir hasta distintos aromas para que el tabaco fuera más agradable”, relató. Además, recordó la existencia en la web de la mercantil de un vídeo tutorial en el que se enseñaba como liar un pitillo.

Cuando al empresario le preguntaron por estas cuestiones, trató de echar balones fuera y dijo que las máquinas y los aromas eran para “infusionar” el tabaco y fumar cigarros electrónicos a través de vaporizadores. Y con respecto a las entubadoras, Javier S. M. alegó que las había adquirido para regalarlas a sus clientes en diversas ferias del sector.

El juicio está previsto que continúe hoy en la Audiencia Provincial con la declaración de los peritos de la Agencia Tributaria, que tratarán de determinar si las 41, toneladas de picadura de tabaco intervenidas en la empresa son género estancado y, por lo tanto, sujeto a impuestos especiales.