Urbanismo rechaza el acuerdo para salvar “El Lagarto”

La escultura corre otra vez peligro de ser derribada si no hay solución

30 nov 2016 / 12:14 H.

La escultura de “El Lagarto”, creada por José Ríos y el grafitero Belin, vuelve a estar en peligro. En octubre de 2015, el TSJA dictó una sentencia que obligaba a la Junta de Andalucía a derribar el muro de contención donde está colgada esta obra de arte, porque esta pared se levantó por error en esa ubicación y dejó sin acceso una parcela de propiedad privada. Tres meses después de aquella resolución judicial y tras unas laboriosas negociaciones, el propietario de la finca y la Delegación de Fomento alcanzaron un acuerdo para evitar la demolición del muro de contención y, de forma indirecta, “El Lagarto”. La solución alcanzada era facilitar un acceso alternativo a los terrenos del demandante. Se construiría por el lateral más cercano a la fábrica de galletas y sobre un suelo que es propiedad de la propia Junta pero que, en su día, le fue expropiado al dueño para construir el Distribuidor Norte. Era una solución en la que todas ganaban. Sin embargo, quedaba un trámite por cumplir: el visto bueno del Ayuntamiento.

Y ese paso no se ha completado. La Gerencia de Urbanismo no ha validado la solución. Todo lo contrario: la rechaza y la ve inviable porque, según explican las fuentes consultadas, se vulneraría la normativa sobre planeamiento urbanístico. Hasta el momento, todos los intentos por desbloquear la situación han sido inútiles. Se han producido, incluso, conversaciones entre el alcalde, Javier Márquez, y el delegado territorial de Fomento, Rafael Valdivielso. Unas conversaciones que, hasta la fecha, ha resultado infructuosas.

Con el panorama existente tras la negativa municipal, todas las partes implicadas —el propietario de los terrenos, la Junta y el Ayuntamiento— volvieron a retomar las conversaciones para tratar de buscar una solución a este enquistado conflicto. A pesar de las sucesivas intentonas, las “dificultades técnicas” impidieron desbloquear la situación. Así que el demandante —la sociedad López Contreras Patrimonial— dio orden a su abogado para empezar a preparar la documentación necesaria para ejecutar la sentencia. Es decir, para poner en marcha la maquinaria judicial y aplicar la resolución que obligaba a la Junta a derribar el muro de contención y, por consiguiente, la escultura de “El Lagarto”. “Esperemos que no sea necesario, porque es voluntad de todos salvar esta obra de arte. Sin embargo, llevamos ya mucho tiempo esperando una salida que no llega”, sostienen fuentes cercanas al propietario de los terrenos. En concreto, el acuerdo con Fomento se cerró hace ya más de un año sin que, en ese tiempo, se haya conseguido que el Ayuntamiento le diera luz verde.

La Junta de Andalucía siempre se ha mostrado buena predisposición para tratar de salvar la escultura. Eso sí, Rafael Valdivielso lo dijo muy claro en su día: “Lo que no voy a hacer es cerrar un acuerdo que sea perjudicial para la Administración. Si no queda más remedio, habrá que cumplir lo que dice la sentencia y derribar el muro”.

Ayer mismo, se produjo una nueva reunión para tratar de solucionar el problema creado con “El Lagarto”. Sobre la mesa hay una nueva propuesta que, ahora, debe ser estudiada por el propietario de los terrenos. En principio, la califican de “satisfactoria” y explican que supone “un avance” con lo que había hasta ahora. No obstante, advierten de que no hay nada cerrado y que hay que seguir trabajando para dar por cerrado un acuerdo que permita que la escultura no sea demolida.

Movilización con recogida de firmas para no derribar “una obra de arte”

La sentencia del TSJA que obliga a la Junta a derribar el muro de contención en el que se ubica “El Lagarto de la Malena” cayó como un jarro de agua fría en la sociedad jiennense, que temía perder uno de sus símbolos de identidad. Los primeros en alzar la voz fueron sus dos creadores, el escultor orcereño José Ríos y el grafitero linarense Belin. Los artistas no querían ni imaginar que su creación quedaría reducida a un montón de escombros y pidieron que se preservara. Belin fue especialmente crítico con la posible demolición: “Es una burrada. No me canso de decir que es vergonzoso. Si lo tiran, no vuelvo a trabajar más en la provincia”, dijo, hace un año, en declaraciones a Diario JAÉN.

Los artistas no están solos en esta cruzada y han encontrado el apoyo popular. De hecho, a principios de noviembre de 2015, una ciudadana puso en marcha una campaña de recogida de firmas a través de la plataforma digital “Change.org”. La iniciativa, que estaba dirigida “a la autoridad competente” y que se titulaba “Que no se derribe el Lagarto de Jaén”, recabó centenares de apoyos en muy pocos días. Tras el acuerdo alcanzado entre las partes, la movilización social se enfrió. Ese pacto, ahora, está en entredicho y la escultura peligra otra vez.