Una romería de tradición y fervor

Con un espléndido sol como principal espectador, el Cristo de Charcales, más conocido como el Cristo del Arroz por los jiennenses, fue el protagonista de una de las romerías más antiguas de la capital. Miles de personas se acercaron hasta la ermita del crucificado para festejar uno de los días más grandes de su Señor, la romería.

Los romeros no solo disfrutaron de un día perfecto para convivir unos con otros, sino que, además, esta festividad se acompaña de una gran cantidad de actos para venerar a su Señor. De hecho, la agenda de los devotos del Cristo de Charcales comenzó a las diez de la mañana con el tradicional Pasacalles de estandartes y banderas de la Cofradía del Santísimo Cristo de Charcales, que recorrió la principales calles del barrio La Glorieta y el centro de la capital y anunció el inicio de una de las fiestas más ancestrales de la ciudad. “Es la romería más antigua de Jaén y, por ello, la gente le tiene un cariño muy especial al Cristo del Arroz”, señaló Enrique Fernández Jiménez, de la junta directiva de la cofradía. Tras esto, sobre las doce, se ofició la misa en honor del Cristo. Una eucaristía “sencilla”, dada por el párroco Manuel Ángel Castillo Quintero, en la que reinó un respeto absoluto a pesar de haber reunido a más de 500 personas, según dijo Fernández. “Este año hubo más gente que nunca en la misa. La gente se volcó para participar en todos los cultos”, comentó.

En el entorno inigualable de Fuente de la Peña, los romeros se reunieron para disfrutar de una jornada “tranquila”, rodeados de naturaleza. “Hubo muchísima gente. Además, la ubicación de la misa, que el año pasado se cambió a otro espacio (20 metros más arriba) garantizó el éxito, porque cupo mucha más gente y fue más cómodo. Además, así se deja más terreno para la romería, que estuvo abarrotada”, dijo el cofrade, quien manifestó que, al menos, habría unas dos mil personas presentes.

Para finalizar este día, qué mejor forma que con la procesión del Cristo del Arroz. Sobre las seis y media salió de su ermita rumbo a La Glorieta y, en su camino, realizó una parada especial en la Residencia Fuente de la Peña, a la que la cofradía obsequió con un precioso ramo de flores.