Un solar cobija a un indigente entre una “montaña” de basura

Vecinos de la calle Josefa Segovia sienten miedo y piden la intervención social

30 mar 2018 / 11:21 H.

No le gusta hablar con los vecinos. Sale por la mañana temprano y, antes de que caiga la noche, se mete en el solar. Y allí vive. Dentro solo quedan las ruinas de un imponente proyecto de construcción que empezó hace 13 años y que se cayó cuando llegó la crisis del ladrillo. Conllevó la compra y la demolición de tres casas, pero ahora no es más que un solar abandonado que trae de cabeza a los vecinos de la calle Josefa Segovia. Hace unos años, los residentes recogieron firmas y las llevaron al Ayuntamiento para pedir que se hiciera una valla de obra y que se limpiara ese solar. “Nos dijeron que eso le correspondía a los propietarios. No sabemos quiénes son y así siguen”, narra una vecina. Sin embargo, desde hace tres meses, ese solar tiene morador. “Es un hombre que se ha metido allí. Lo vemos venir cargado de cosas todas las tardes. No para de acumular basura. Vive dentro. Durante el invierno, hacía hogueras para calentarse. Han tenido que venir los Bomberos, al menos, tres veces porque hemos avisado al ver fuego”, cuenta otra residente.

Los vecinos tienen sentimientos encontrados respecto a este nuevo inquilino. Por un lado, creen que hace falta una intervención social. Consideran que un hombre no puede estar almacenando basura dentro de este solar abandonado, encendiendo fogatas y malviviendo, por lo que creen que existen recursos públicos que se han de poner en marcha. En cambio, también miran por ellos mismos y dicen que tienen miedo. “Una vez, mi marido le dijo que no se podía meter ahí. Que se fuera a otro lado y se puso muy agresivo. Sacó una especie de hierro y se puso a gritar”, describen. A esta particularidad se une el tradicional malestar de buena parte de los vecinos que tienen solares cerca, que se quejan de suciedad, malos olores y de la presencia de roedores. “Ahora tenemos ratas y también gatos que vienen a intentar cazarlas”, afirman los residentes.

La estructura de hormigón que sigue en pie —los chatarreros ya han pasado por allí para llevarse todo lo que pudieron— hace que sea un lugar aceptable para la infravivienda. Allí, un colchón y unas sábanas hacen de improvisado hogar para una persona que, desde hace unos meses, se ha convertido en un vecino más de la calle Josefa Segovia, aunque sus condiciones de vida son bastante diferentes. Por eso, los residentes piden que se intervenga para mantener el solar en unas condiciones dignas y para evaluar la situación de la persona por si necesita ayuda social o atención médica de manera urgente.