Un reto nuevo el que se avecina

Experiencia y buen hacer avalan desde hace años a Quesada Solidaria en toda Centroamérica

21 sep 2018 / 12:00 H.

Esta noche hemos podido dormir, pues el plan principal era volver a Guatemala con tiempo para poder visitar o hacer otra cosa, así que Alfredo, apenas nos propuso, conocer la capital, San Salvador, que pillaba de paso. Las nueve de la mañana fue la hora elegida para estar listos: desayunados y las pocas maletas hechas. De la capital esbozamos un atisbo; la Catedral y un par de sus plazas vemos con rapidez y deseo. En una de ellas, no había pasado aún un día completo, de que el presidente salvadoreño hubiera pronunciado un discurso rememorando los casi dos centenarios de la fecha de independencia. Parece que ya se han acabado los desfiles y podremos volver tranquilos y sin atascos. Antes de ponernos en marcha, debido a la hora, pero sobre todo para no tener que volver a parar, decidimos salir comidos, con un almuerzo, como dirían los ingleses, pues hasta la cena, no tendremos nada.

Ya dentro de la furgoneta, se habla de la viabilidad del proyecto, aunque no son más que meras impresiones de lo percibido, pues no hay nada en firme. También el cine ocupa algo de las seis horas de viaje. Los coches adelantan, los pueblos pasan y cruzamos la frontera. Esta vez la elección es mejor: San Cristóbal, meramente para turismos. Los veinte minutos de cola para sellar el pasaporte, compensan la hora que tardamos en cruzar la anterior. Atravesamos los departamentos de Jutiapa, Santa Rosa, Guatemala y finalmente, Sacatepéquez, que es donde está Antigua. En todo este rato he venido dándole vueltas a un concepto: el de ayudar a más gente. El eterno dilema, supongo, si es mejor concentrar las semillas para asegurarse el crecimiento o esparcirlas para que lleguen a más sitios. Aunque pueda parecer obvia la primera, el mayor número de semillas no asegura la eficacia, sólo es un mayor volumen de números que, estadísticamente, y no olvidemos la ciencia mentirosa, propone una mayor viabilidad. De este hilo sigo tirando, hasta llegar a si está bien, negarle la ayuda a esta gente que ha venido solicitándola a tu puerta. Bonito reto el que se le plantea a la oenegé, gente que ha pasado por Guatemala, Nicaragua o Santo Domingo. La experiencia y el buen hacer la avalan, ya sólo queda esperar qué tal se integra el proyecto en conjunto con los demás, porque es evidente, que no todos pueden ser abandonados y requieren de continuidad y supervisión. Veremos.

Llegamos a la Quinta de las Flores y por fin nos despedimos, después de tres intensos días, del Hyundai P268 626, que ha sido quien nos ha movido por todo el país: medio de transporte para nosotros, vehículo de ilusión para ellos. Se propone descansar un poco antes de la cena, donde Alfredo y Rafa, conocerán al resto de la expedición. También se unirá Carlos, el antiguo alcalde de Quesada, que planea presentarse de nuevo a las elecciones en su municipio. La noche cierra limpia, sin tormentas ni nubes, y la gente se va retirando a dormir, pues el fin de semana se acaba, y, la segunda semana de quirófanos, empieza antes de las ocho de la mañana. Me queda por ver, el departamento de Escuintla, al suroeste del país y a la espalda del Volcán de Fuego, donde la ONG tiene dos proyectos activos: uno en la Zona Cero donde el volcán dejó a su paso parte del poder que aún sigue teniendo dentro; el otro en la lotificación de San Gabriel. Me han avisado que ambos son para verlos, duros, de esos que te dan un baño de realidad y te hacen plantearte, aunque sea un momento, si de verdad necesitas ese quinto par de zapatos. Quizás aún no sea momento de hacer balance, por lo que aún queda por ver, pero sí que puedo decir, que debiera haber cosas obligatorias en nuestra enseñanza, como el carné de conducir o el ser cooperante. Venir aquí, y decir, pongo lo qué sé hacer al servicio de lo que haga falta, para, entre todos, construir algo mejor cada vez.

En el puerto y no haciendo el bien
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Desde la ONG, como a mitad de julio, el dieciséis, día festivo en el mar, se mandó para Guatemala un contenedor cargado de material sanitario, equipo para los quirófanos, algo de ropa y sueros, que no están considerados como medicamentos, y unas pocas medicinas que entraron desde el Servicio Andaluz de Salud (SAS). El contenedor salió de Mancha Real, embarcó en Algeciras y, tras cruzar el Atlántico, arribó al amarre de Puerto Barrios. Sería bonito decir que nos estaba esperando a la llegada listo para distribuirlo, ¿verdad? Pues bien, resulta que el nuevo ministro de Sanidad, Carlos Soto, ha decidido alargar los controles y la burocracia, lo que implica que lleva parado desde entonces, esperando ser revisado. Quiere decir, que ni entra, ni se repatria, a lo Tom Hanks en “La Terminal”: está en tierra de nadie. Lo que pasa es que a ciento sesenta dólares cada día que el contenedor está en puerto, podéis hacer las cuentas vosotros mismos de lo caro que sale no tener bandera.